Doscientos cuarenta y cuatro años hace del día en que la primera colonia en América enfiló sus pasos hacia la libertad.
Fue el ejemplo que encendió la chispa por todo el continente, cuando este todavía se encontraba bajo el dominio de las naciones europeas que se servían a gusto de las riquezas de estas tierras.
España, Portugal, Holanda, Inglaterra y Francia fueron los protagonistas que, a fuerza de espada y machete, surcaron las tupidas selvas, conquistaron las altas montañas y atravesaron los rabiosos ríos.
Sembraron con esas mismas armas la sangre confundida y temblorosa de los pobladores que siglos atrás buscaron en estas tierras el abrigo que busca cada ser humano, algo que ha hecho constante, con ahínco. Esa paz que parece nunca posarse aquí en la tierra.
Buscando esa paz, llegaron los peregrinos ingleses en el 1620 a la costa este del territorio norte de las nuevas tierras descubiertas en 1492 por Cristóbal Colón.
Los padres peregrinos huían de Inglaterra ya que su forma de profesar la fe cristiana era más ortodoxa que la tradicional. Esta se basaba en el sistema teológico protestante establecido por la rama de Juan Calvino quien decía, “la autoridad de Dios sobre todas las cosas.”
Desde Georgia hasta Massachusetts, se establecieron 13 colonias con sus respectivos gobernadores.
Desde 1637 hasta 1733, su población creció en más de dos millones de habitantes. No solo había ingleses entre ellos, también había irlandeses, escoceses, franceses y hasta alemanes.
Podríamos afirmar que el antecedente que ocasionó la independencia de los Estados Unidos fue la guerra entre Francia e Inglaterra por el dominio de los territorios más al norte de las colonias, lo que hoy es Canadá.
Siete años duró esa guerra (1756-1763) que perdió Francia. El Tratado de París selló definitivamente las intenciones del dominio francés en el norte del continente, al tiempo que pudo mantener en el Caribe varias islas, entre ellas a Saint Domingue, con la capital en Puerto Príncipe.
Es bueno remarcar aquí que toda la isla, que hoy se dividen las naciones de Haití y República dominicana, pertenecía a Francia desde la firma en el año 1795 del Tratado de Basilea, mediante el cual España cedió la parte Este de la isla. Ya la parte occidental pertenecía a Francia desde el año 1697 de acuerdo con el Tratado de Ryswick.
Haití fue la segunda colonia de América en conseguir su independencia (1804). Lo irónico con respecto de esto es que los ingleses contribuyeron con ese triunfo.
Debido a la guerra con Francia, Inglaterra exigió a las trece colonias del norte pagar los gastos del ejército inglés en su territorio, más un incremento de impuestos.
Esto ocasionó el descontento de los colonos quienes protestaron apoyándose en el argumento de “que no existe impuesto sin la aprobación de aquellos que van a pagarlos”.
George Washington, John Adams, Robert Morris, Thomas Jefferson, Benjamín Franklin, entre otros denominados “delegados” de las colonias decidieron en mayo del 1775, “asumir” como gobierno nacional y ordenaron “invadir” a Canadá.
Esta fue la primera de las docenas de invasiones que los Estados Unidos ha realizado por todo el mundo en sus dos siglos de existencia.
El ejército de colonos liderado por George Washington, estaba conformado por campesinos, cazadores y bravucones poco entrenados, al punto que este dijo en una ocasión, “hemos reclutado un ejército de generales. . . no obedecen a nadie”.
El 19 de abril del 1775, fue la primera escaramuza contra los ingleses. El 4 de julio de 1776 fue la Declaración de Independencia y la última batalla fue el 19 de octubre de 1781 en Yorktown.
El apoyo brindado por el ejército francés, el español y más tarde el holandés, fue crucial en la lucha por la liberación de los Estados Unidos de América.
De los 56 congresistas que aprobaron la Declaración de Independencia, 14 murieron en la guerra.
Se inspiraron en la teoría política del filósofo inglés John Locke, uno de los más influyentes pensadores del empirismo inglés y padre del liberalismo clásico.
De esa teoría política extrajeron las ideas de que todos los hombres nacen iguales y gozan de derechos inalienables como son, la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Así mismo establecieron que cualquier gobierno se puede disolver cuando deja de proteger los derechos del pueblo.
Francis Bacon, quien influyó en el pensamiento de Locke, escribió en el 1620 “Nuevos Instrumentos de la Ciencia”, su principal obra. Planteaba, entre otras cosas, que “la inteligencia humana se apropie de instrumentos para dominar la naturaleza”.
De las ideas del padre del empirismo (experiencia), es de donde puede afirmarse que surgen las bases de la nación norteamericana. Bacon nunca imaginó que su brillante idea de apropiación sería utilizada por estos seguidores suyos de forma literal a partir de un 4 de julio. Ya no solo se domina a la naturaleza, sino también al hombre, pues los hombres somos parte de la naturaleza, ¿o no?
A pesar de lo expuesto más arriba, ha de tenerse en cuenta que los seres humanos tenemos derecho a la vida, la libertad y la búsqueda “inalcanzable” de la felicidad.
¡Salud!