Durante esta crisis hemos escuchado mucho hablar de las Administradoras de Fondos de Pensiones sobre que se le entregue una proporción del ahorro que tienen los trabajadores en su cuenta de capitalización individual (CCI) de las AFP, debido a la emergencia nacional por la COVID-19.
Sin lugar a dudas la pandemia y sus efectos económicos han afectado a muchas personas y negocios de manera importante. Es muy probable que algunos de los que abogan por el retiro del 30% de los fondos de las AFP lo hacen con una intención positiva, aunque otros no, sin importarle que el efecto de dicha medida sería altamente lesivo y negativo para nuestra economía.
Algunos congresistas se han pronunciado en favor a que se le entregue el 30% de las AFP, pero pienso que estos congresistas están divorciados de la realidad o están jugando con la población ingenua y necesitada, poniéndole música en sus oídos con esta propuesta, porque es casi imposible tomar dinero del fondo de los trabajadores, puesto que todo este dinero esta invertido y ellos más que nadie lo saben, que cerca del 80% de los fondos están invertido en títulos en el Banco Central y Hacienda, y el otro porcentaje colocado en Bancos múltiples, Asociaciones de ahorros y prestamos, Organismos multilaterales etc.
De tomar la decisión esto traería varias consecuencias, como, por ejemplo: Tendrían que empezar a vender en el mercado de valores muchos de esos bienes, como lo que están invertidos en miles de proyectos de construcción de viviendas de bajo costo y esto tendrían un impacto sobre la economía dominicana, como inflación, lo que generaría una disminución considerable del poder adquisitivo de las personas, incremento en la tasa de interés y presión en la tasa de cambio, reduciría el poder adquisitivo de los fondos y de la población en general y reduciría aún más las pensiones futuras, y/o empujar la edad de retiro por encima de los 60 años de edad.
Además, en el ámbito macroeconómico, poner a circular la cantidad de recursos que implica el 30 % del fondo de pensión, que es aproximadamente 225 mil millones, aumentaría desproporcionadamente la masa monetaria y sobrecalentaría la economía por la gran demanda de bienes y servicios que generaría y esto amenazaría gravemente la estabilidad macroeconómica.
Dicha propuesta en mi opinión es más perjudicial que beneficiosa. No podemos poner en peligro nuestro patrimonio de seguridad, que aun con todas las precariedades de este sistema, en parte nos ayudará a sobre llevar la carga de la edad no productiva.
Mi mayor deseo es que la ciudadanía tenga los recursos necesarios para poder sobrellevar esta difícil situación, pero créanme que no es la forma correcta de resolver con nuestro fondo parte de esta crisis, es responsabilidad del Estado Dominicano.