El 1 de mayo no es solo un recuerdo de las masas obreras que lucharon por garantizar los derechos o de conseguir objetivos más amplios en el marco legal que permitieran leyes de protección para los trabajadores y trabajadoras.
Es una fecha trágica, hace 132 años ocurrió la masacre de Haymarket. Un espacio en donde varios obreros murieron, fueron lesionados con graves traumas, apresados y otros condenados a muerte. Chicago es significativo para el movimiento obrero y no es menos inocente el impulso que le dio la Segunda Internacional del Trabajo celebrada en París para que se tomará el 1 de mayo como una fecha especial, para propiciar demandas y jornadas de protestas, a favor de la clase trabajadora.
Hoy bajo los estragos del Covid 19, la propaganda de las empresas y de los emporios económicos es afectar a los más pobres, a los obreros. En el país se han reducido los salarios mediante fórmulas mágicas que los economistas liberales proponen para amortiguar deudas, expulsando a los trabajadores y trabajadoras mediante alegato de pérdidas y sin ofrecer las indemnizaciones de los pagos de sus prestaciones. República Dominicana, tiene poca transparencia acerca de lo que aconteció durante la pandemia y de cómo la clase trabajadora ha enfrentado el paro laboral, sin ayuda, o asumiendo empleos precarios.
Poco o nada se sabe de cómo el gobierno protegió a grandes empresas tanto nacionales o internacionales. Los cuales apoyan hoy proyectos que dañan los ríos, destruyen el paisaje y el medio ambiente en general. Como hemos visto, no hay datas estadísticas transparentes, la gente se ha lanzado al trabajo informal o se arriesga en trabajos precarios con salarios muy bajos, sin poder reivindicar derechos conseguidos por la clase trabajadora desde hace más de 100 años. El nuevo gobierno de Luis Abinader no ha emitido ningún tipo de propuesta para la clase trabajadora. Y como no se percibe una política clara sobre la clase obrera, si es que tiene algún dossier sobre la mesa, lo que se avecina, no va a ser fácil en término económico y de derechos. Hoy 1 de mayo tenemos que recordar que necesitamos volver a la calle, fortalecer los sindicatos o crear nuevos y reivindicar la lucha por nuestros derechos.
Chicago es un buen ejemplo para empujar un 1 de mayo reclamando en las calles, el pago de las pensiones de los cañeros, las prestaciones completas, por un aumento salariar que se correspondan con el coste de la vida, se detengan las cancelaciones en el sector público y privado y sobre todo, que se visibilice la agenda política sobre la clase trabajadora. Hoy es justo ir a la calle con nuestros barbijos, al lado de otros obreros y obreras. Chicago siempre será el camino.