El miércoles 18 de marzo, el USA Custom and Border Protection (el equivalente a nuestra Dirección General de Aduana, fortalecida como guardiana de las fronteras) anunció la implementación de una cuarentena a las frutas y vegetales dominicanas por la presencia de la mosca del mediterráneo en la zona de Punta Cana.

El 18 de marzo, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés), por medio de su Servicio de Inspección de Sanidad Animal y Vegetal (APHIS) emitió una Orden Federal (FO-2015-14) para prevenir de inmediato la entrada o la introducción de vegetales y frutas, desde la República Dominicana a los Estados Unidos, para así evitar la introducción de la mosca del Mediterráneo, una plaga muy dañina.

Sumando dos más dos, si se importó esa plaga fue a través del fuerte flujo de turistas del sur de Europa que en alguna fruta la trajeron a través del principal aeropuerto por el número de pasajeros, que es Punta Cana.

Si llegó y cruzó nuestra frontera fitosanitaria es debido a la mediocridad de nuestros servicios en la frontera, en este caso, aeroportuaria. Porque, nuestro deber no es responder a posteriori que estamos estableciendo los protocolos para lidiar con esta plaga y poder seguir exportando nuestras frutas y vegetales; debemos también ser a priori precavidos y evitar que lleguen plagas al país. Si se han invertidos millones en formación de personal para combatir las plagas, ¿por qué ser pusilánimes y dejarle pasar a unos turistas unas frutas contaminadas?

¿Por qué no seguir el ejemplo de Estados Unidos que, pésele a quién le pese, le quitan todo alimento agropecuario sin procesar a los dominicanos cuando llegan a territorio norteamericano? Hasta nos advierten si hemos visitado una finca en los días precedentes, porque las plagas pueden llegar hasta por la tierra de nuestros zapatos.

A los que quieran ampliar la noticia, ir al enlace de la Embajada de Estados Unidos en Santo Domingo: http://spanish.santodomingo.usembassy.gov/np-150319.html Los detalles completos de la Orden Federal 2015-14 están disponibles a través del Registro APHIS Stakeholder y en las redes en http://www.aphis.usda.gov .

Por favor, consulte también los requisitos de Frutas y Hortalizas para importación de APHIS (FAVIR) en su base de datos en línea para más información.

Pero, el ejemplo de mediocridad no se limita a nuestras Aduanas ni a nuestro Ministerio de Agricultura. También alcanza a nuestros Jóvenes Empresarios. Anunciaron en esta misma semana los resultados de un estudio tratando de demostrar la faltas de competencias y destrezas funcionales de los egresados de seis universidades con escuelas gerenciales, afirmando que “los investigadores hallaron que mientras las empresas le otorgan un elevado nivel de prioridad a las áreas de gestión de talentos y gestión de proyectos, los planes de estudios indican que su nivel de enseñanza es pobre. En detalle, las empresas les asignan 38% y 44% de prioridad a estas áreas, respectivamente, pero apenas están presentes en 16 y 15 asignaturas, de un total de 178 analizadas, correspondientes a cinco carreras.”

Siento señalar a los patrocinadores que este estudio no puede sustanciar sus afirmaciones con la data analizada ni con la metodología aplicada, ya que en el corazón del problema persiste una falta de competencias investigadoras y de otra falta de competencias didácticas de los profesores. Esta doble falta tiene relación con la falta de integración universidad-empresa para que la metodología de casos se nutra de los problemas “realistas” de las empresas dominicanas, para enseñar en la toma de decisiones.

Además, reclamar que las empresas tienen que entrenar en las tareas funcionales a los jóvenes recién egresados no es un pecado capital, porque la misma falla en la integración universidad-empresas es la que provoca que la modalidad de las pasantías no sea tan arraigada ni que la modalidad cooperativa de trabajo-estudio sea bien reconocida en el medio. En ningún modelo de mercado de trabajo se espera que los jóvenes egresados sean capaces de no necesitar inducción a la organización para la que va a trabajar, ya que la “experiencia” se obtiene en los talleres y líneas de trabajo.

Para no hablar por hablar, cuando el empresariado regiomontano lanzó esas críticas reconocieron que sólo eran válidas si ellos crearan “su universidad” que produjera los profesionales como ellos lo requerían: fundaron el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, mejor conocido como el Téc de Monterrey.

Y cuando la universidad incentivó el espíritu emprendedor, resultó en Silicon Valley como un “hijo” de Stanford University. En verdad, que es fácil criticar, pero, ¿quién crítica al crítico?

Para ver la noticia del estudio de ANJE, ver el enlace: http://anje.org/app/do/pub_noticias_det.aspx?id=975&setTab=1