Dirigiéndose hacia su madre, una noble señora de un campo situado en una provincia de nuestropaís, su hija Yuberkis, una nueva diputada de un partido cualquierale dice por teléfono todaemocionada:

“Señora la llamopa’decile que ya toy en la capitai, ya fui ai congreso, tome posesión y toyfelí!!

Y vi a tó lo compañero, ya tengo mi sitio y ata computadora tengo.

Ahora me tengo que compra un carro y lo compañero me van a ayudai con la licencia. No tengo que examiname. Mi problema e que no sé que compra, porque unos me dicen que me compre una vaina que se llama rol roi, otros que me compre un poiche y otros que me compre una carroza que se llama meibac. No que se hasé.

Y no se señora que hasé, poique a mi ei que me guta e uno rojo que tiene un caballito, le dicen ferreta y no sale tan caro, son solo como 6 millone. Y uté sabe señora, que a ese precio, eso e paja pa la gaisa.

Dice un senadoi de lo viejo que tenemo que eta bien montao!!”

Estoy seguro que todos estamos familiarizados con casos similares al de Yuberkis. Una buena muchacha. De niña quizás fue una buena estudiante en el Liceo. Una luchadora social desde muy joven. Dolida por su pueblo. La gran meta de su vida era ayudar a su campo, a su pueblo y a su provincia. Por eso se metió en un partido que era del pueblo, revolucionario, con promesas de liberación nacional. Yuberkis era una fajadora. Guapa como abeja de piedra.

Poco a poco, ese buen corazón fue alejándose de la orilla de sus metas como los barcos que sin saberlo sueltan el ancla y de pronto ya no saben donde están. Ya no miraba hacia atrás, de donde venia, sino a su alrededor. A otros igual que ella, a sus lideres aunque no eran lo que ella creía.

De pronto los vio con muchos blingbling arriba de ellos. Solo los oía hablar de la carne que se comieron en el restaurante tal, el vino que se bebieron, del reloj que compraron o de la casa en Jarabacoa o en Samaná. Y claro, del carro con el caballito. De momento, ya no los veía llegar al congreso o a sus pueblos en un decente Toyota o Nissan. No! Ya los veía llegar en Porshes GT2, en RollsRoyces yJipetasLexus del tamaño de un Airbus 380. Ella ya se sentía que no pertenecía a esa clase. Que no eran iguales. Entonces dijo“me voi a comprai el del caballito pa que vean”

Y así fue. Se compró el del caballito amarillo. Yuberkis, la niña con pasión por su pueblo, que lloraba las miserias en la que creció; ahora solo quería llegar a su campo en su carro del caballito amarillo. Yuberkis ya se había muerto.

En nuestro país son miles, por no decir millones que piensan igual que Yuberkis.

Dinero rápido. Si es sucio no importa. Por ello, miles quieren entrar en la política. Pensando al igualque los aspirantes a peloteros de grandes ligas, creen que es la vía más fácil de llegar a ser millonarios. De Tener y no Ser. Y como ya las reglas del discurso son claras, solo hay que hablar de amor a los pobres y mostrar un “serio” compromiso de ayudar a las clases mas necesitadas a salir del hoyo de miseria en el que viven. Nada más falso, hipócrita y lejos de la verdad.

Philip Zambrano, un excelente escritor sobre el tema de la corrupción, y autor de un libro llamado, “El Efecto Lucifer: Entendiendo Como la Gente Buena se Torna en Malévola”describe mejor que nadie el efecto de la corrupción. Grande o pequeña. El efecto cuando los demás roban y son corrutos, por lo tanto tienen lo que no pueden y yo no. Describe la soledad del que quiere vivir con lo que produce con honradez cuando a su lado, uno a uno los demás van cayendo. El describe este escenario como un cáncer, que cuando hace metástasis, ya no hay quimioterapia que valga. Y para el autor, lo peor es que cuando la gente se da cuenta que el camino de la corrupción al final los hunde, ya es muy tarde.

Republica Dominicana está ya al punto de un viaje sin retorno. Al igual que Yuberkis, si los demás tienen el carro de caballito amarillo, yo también lo quiero. A cualquier costo. Más si los que compiten conmigo, son Senadores o Diputados quizás, solo con un octavo de primaria. En la tradición bíblica-judaica hay un principio irrebatible: “Tal cual los gobernantes, tal cual el pueblo”enfatizando que “un pueblo sin sabia dirección se hunde”.

Si nuestro pueblo sigue recibiendo señales y no de humo, de que la corrupción y los corruptos de este gobierno pasado (y del pasado-pasado también) no serán castigados,si sigue recibiendo las señales del borrón y cuenta nueva con cada cambio de gobierno y del partido en el poder, solo nos queda despedirnos del suelo que hoy conocemos. Sinaloa nos quedará pequeño.

He interactuado con gobiernos y lideres de países como Uganda, Kenya, Nigeria, Suráfrica, Sudan, Egipto, India o Bangladesh. He oído y vivido sus frustraciones y algo puedo decir con toda seguridad: Crecimiento Económico sobre la base de la corrupción nunca será la vía noble de construir un país mejor. No funciona ni nunca funcionará. Y como sé que algunos en mi país así lo creen, hay que destruir ese mito. Hacernos los locos con la corrupciónsolo nosllevará a ser unos de los países más corruptos del mundo. Llevar a cárcel a la humilde señora que se robó una lata de leche en La Sirena y perdonar a los saqueadores del estado, a los que se han robado mas leche de la que el país bebería en un siglo es imperdonable. De no hacerloa los capitales, propios o prestados, les saldrán alas y volaran para nunca más volver.¡Y creo, que hacia ahí vamos rápidos y veloces como saetas voladoras!

¡Yuberkis no puede ser el modelo a copiar!