La incontinencia urinaria (IU) consiste en la pérdida involuntaria de orina. Afecta aproximadamente el 15% de las mujeres y el 11% de los hombre. Existen varios tipos de incontinencia urinaria, entres ellas, la incontinencia de urgencia que es cuando el afectado tiene una necesidad imperiosa y repentina de orinar, pero es incapaz de retener la orina, la incontinencia de esfuerzo, cuando  los escapes se produce al estornudar, reír, realizar algún esfuerzo, bailar,  o hacer algún ejercicio físico, la incontinencia por rebosamiento producida cuando por causa de una obstrucción parcial la vejiga se encuentra muy llena, produciéndose pequeñas perdidas incontrolables de la orina, la incontinencia funcional la que se produce cuando una personal con limitaciones físicas no alcanza a llegar al baño y por último, la incontinencia mixta que comprende más de uno de los tipos antes mencionados.

El sistema nervioso inerva al aparato urinario inferior y a la musculatura del suelo pélvico mediante el sistema nervioso somático y autónomo. Se trata de un modelo de inervación que persigue la continencia y que pone de relieve la importancia de la misma no sólo por motivos de tipo “higiénico”, concepto muy reciente en nuestra evolución como especie, sino que probablemente indica una necesidad de supervivencia dentro de la misma, dado que  la orina es una sustancia fácilmente rastreable para los depredadores y en la época evolutiva del humano, la necesidad de preservar la vida infería evitar se rastreados por dichos depredadores.

Se presenta tanto en personas sanas como asociada a diferentes enfermedades, y puede ser consecuencia de diversas causas. No se ha venido considerando una enfermedad per se, lo que unido a la falta de consenso sobre su definición ha dificultado su conocimiento. A ello hay que añadir el no haber estado incluida en los temarios formativos (universitarios y de todo tipo). Además, su identificación, cuantificación y adecuado tratamiento desde el punto de vista asistencial han sido muy escasos, a pesar de que se trata de un problema clínico relevante, tanto por su prevalencia como por sus connotaciones psicosociales y económicas.

La IU en los últimos años ha experimentado una creciente atención por parte de todos los medios sociales (autoridades y personal sanitario, población en general e incluso medios de comunicación), en parte debido al envejecimiento de la población. Pese a que las empresas farmacéuticas han desarrollado fármacos útiles en algunos tipos de IU (lo que le ha aportado un valor añadido a la enfermedad), el mayor gasto relacionado con su control sigue estando relacionado con los absorbentes derivados de la celulosa, el uso de estos absorbentes o pañales desechables supone un daño al medio ambiente. Si bien los pañales desechables generan más residuos y en su fabricación se utilizan mayores cantidades de blanqueadores y celulosa, la energía y el agua necesarias para lavar los pañales de tela también dejan una importante huella medioambiental. Se estima que con el lavado de los pañales de tela para un solo paciente durante 2,5 años se genera un impacto comparable a conducir un coche entre 2.000 y 3.500 km.

Los efectos psicosociales

La incontinencia coexiste con otros trastornos emocionales, que de no ser diagnosticados a tiempo, puede empeorar la salud de los involucrados, generando baja autoestima, sentimientos de humillación personal, vergüenza ante sí mismo y ante los demás, reacciones emocionales de inseguridad, inhibición afectiva, tristeza, incapacidad para enfrentar problemas, aislamiento social y mal desempeño laboral, sexual y social, por lo que en general merman la calidad de vida de los que la padecen. Cuando existe afectación en las esferas psicosociales, el acompañamiento de un profesional de la salud mental puede representar una gran ayuda para el paciente y desde luego que un gran soporte para el médico urólogo Si oculta este trastorno se arriesga a tener otras  tantas afectaciones como salpullidos, úlceras o llagas, infecciones de la piel y del tracto urinario.

Recomendaciones para prevenir la incontinencia urinaria

Entre las recomendaciones que se aconsejan para tratar este trastorno, se encuentra:

  • Seguir una dieta equilibrada, rica en fibras, frutas y  verduras, evitando el estreñimiento,  el sobrepeso y la obesidad, de esta forma se reducirá la presión intraabdominal.
  • Reducir el consumo de bebidas como el café, los refrescos y bebidas carbonatadas, el alcohol y los cítricos, entre otros.
  • Evitar las comidas picantes y muy condimentadas.
  • Reducir el consumo de productos y medicamentos diuréticos, porque así se tendrán menos ganas de orinar.
  • Evitar beber entre cuatro y dos horas antes de irse a dormir.
  • No empujar al orinar. De esta manera evitará que se dañen los músculos del suelo pélvico.
  • No ingerir bebidas antes de realizar ejercicio físico.

Existen múltiples terapias para combatir este trastornos que van desde cambio de estilo de vida y conductuales, ejercicios, biorretroalimentación, estimulación eléctrica, fármacos y cirugías.

Muchos evitan buscar ayuda de los profesionales que nos involucramos en devolver la continencia urinaria y así contribuir con mejorar su calidad de vida, y eso es una verdadera pena, debido a que existen múltiples herramientas que puede solventar la situación. Asegúrese de hablar con su médico si tiene este problema.