Siempre se usa el término “sistémico” para referirse a las crisis bancarias y los contagios que esta produce en el resto del sistema financiero. Alan Greenspan decía que los bancos grandes no pueden quebrar porque se lleva a muchos otros de camino poniendo a todo sistema en peligro de colapsar.
En el caso de China, la crisis que golpea su mercado de valores es producto de la desconfianza de los inversionistas, mayormente medianos y pequeños, en el crecimiento de la economía.
Hay una clara tendencia a la ralentización de la economía China derivada de la pérdida de competitividad. Los aumentos de los costos internos sumados a una revalorización del Yuan redujeron su capacidad para continuar exportando los volúmenes a que estaban acostumbrados lo que también afecto la inversión extranjera y la creación de empleos.
Nosotros fuimos víctimas de esa etapa donde primaban los bajos salarios y un Yuan devaluado, que condujo al cierre de muchas empresas de zonas francas que operaban en el país. Simplemente no podían competir con China.
Pero eso fue cambiando en la medida en que las presiones por mayores salarios y otras conquistas sociales impulsaban hacia arriba los costos de los productos chinos abriéndolo las puertas a las empresas de otros países para volver a operar en forma competitiva.
Pero China comenzó a tomar medidas para contrarrestar la pérdida de confianza en su economía, devaluando el Yuan en dos ocasiones e inyectando dinero fresco al sistema financiero. Aun así las principales Bolsas de China continuaron cayendo y el lunes 24 de agosto fue una debacle, con pérdidas de 8% y 9% en Shanghái y Hong Kong. Y así comenzó el efecto sistémico del que hablamos, ya que las bolsas alrededor del mundo fueron fuertemente afectadas con pérdidas entre un 4% y 7%. Fue un lunes negro.
Sin embargo, al día siguiente las cosas comenzaron a normalizarse ya que el Banco Central de China inyectó 24 mil millones de dólares, redujo la tasa de interés de los préstamos para incentivar el crédito y también la del encaje legal, transfiriendo recursos desde los bancos al mercado de acciones. Las bolsas han seguido cayendo pero más moderadamente y se espera que en los próximos días comiencen a recuperarse aunque la crisis no se dé por terminada.
Muchos me preguntan ¿Cómo nos afecta la crisis de China y cuáles son sus efectos colaterales a nivel mundial?
En primer lugar, eso afecta fuertemente a los países productores y exportadores de materias primas, o sea a los productores de granos, minerales y petróleo, donde China es un gran comprador. Eso nos beneficia porque como importadores netos de alimentos y petróleo, obtenemos precios más bajos, lo que es un alivio para nuestra balanza comercial y el consumidor.
Pero también afecta las inversiones externas, que en situaciones de crisis bursátil se resguardan en bonos del tesoro o en oro. Esto último nos beneficia si el precio del oro aumenta por una mayor demanda aunque por el lado de los flujos de capitales no afecta y hasta puede generar presiones cambiarias indeseadas si hay demasiada incertidumbre entre los inversionistas.
Nuestras exportaciones podrían verse afectadas por una menor demanda en los países desarrollados debido a los efectos de la crisis bursátil ya que se cae la inversión, se estanca el empleo y se consume menos.
El turismo es otro sector que podría verse afectado ya que se reduce el flujo de turistas en situaciones de crisis, especialmente el que procede de aquellos países cuya económica depende de las exportaciones de petróleo, materias primas y minerales como está sucediendo en Rusia, Brasil y Argentina, donde el crecimiento anda de capa caída.
También Estados Unidos está sufriendo los efectos del derrumbe del precio del petróleo poniendo en riesgo inversiones multimillonarias en explotaciones petroleras bajo la modalidad denominada “Fracturación Hidráulica”.
Finalmente, el mayor peligro está en las zonas francas, sector que creció bien en los últimos años por los mayores costos de los productos chinos. Pero con la devaluación del Yuan eso podría cambiar teniendo un impacto negativo directo en nuestras exportaciones, el empleo y la entrada de divisas.
En fin, estamos interconectados con el resto del mundo aunque seamos una pequeña isla del Caribe que apenas se distingue en los mapas terrestres. Cualquier estornudo en un país como China, afecta hasta los pingüinos de la Antártica.
Nuestra percepción es que esta crisis bursátil no durará mucho y los mercados se estabilizaran en el corto plazo dejando algunas secuelas negativas. No obstante, para que eso suceda China tiene que retomar la senda del crecimiento sin pretender volver a los niveles de los años dorados cuando su PIB crecía hasta un 12%. Ya eso es cosa del pasado.