La segunda fase, Estratificación o Diversificación, es un proceso de movilidad de fondos que se hace con el objetivo de borrar el rastro original del dinero. Esta etapa se puede dar tanto en el sector financiero como en la economía real, pues el dinero se puede transferir de una cuenta a otra o puede utilizarse para pagos de facturas, servicios y reciclase con compras o ventas de activos que pueden efectuarse más de una vez.
Si las operaciones se dan dentro de la economía, sin que afecte factores externos, generaría cambios en el M1, como producto de un aumento ficticio de las actividades económicas. Esto se contabilizaría como impulso económico al Producto Interno Bruto, derivado del incremento de las operaciones comerciales. Si se involucran operaciones internacionales, como es lo usual, puede afectar las variables macroeconómicas en función de si es un país productor de drogas, consumidor, de tránsito, mantiene reglamentos legales laxos contra el lavado o la aplicación de las políticas preventivas y represivas son ineficientes.
Una sobrefacturación de bienes importados, como consecuencia de pagos de negocios ilegales, alentaría un déficit en la Balanza Comercial. Una sobrefacturación de exportaciones, tendería a generar un proceso positivo en la Balanza Comercial y un incremento en las remesas recibidas afecta la Balanza de Transferencias Corrientes, mostrando una tendencia saludable de la Balanza de Pagos. Pero en realidad es ficticio, generando una distorsión de la realidad económica.
En la Integración o Reinserción, el proceso es de más fácil manejo para los lavadores, pues aquí los fondos están virtualmente lavados. El capital de origen ilegal, que ya ha sido insertado en el sistema de pagos y movilizado, puede convertirse en instrumentos financieros ofrecidos en el mercado secundario (Bonos, Pagarés, Acciones) o simplemente ser ejecutados como inversión primaria en proyectos muy bien definidos y de alto perfil.
En esta etapa el aumento de las recaudaciones fiscales es real, pues se convierte en una suerte de patente para reiterar la “licitud” de una inversión cuyo origen real es ilegal.
Otra de las formas en las que se afectaría la economía sería la de acordar un tipo de crédito tipo “Back to Back Loan”, que no es más que la transacción por la que dos entidades con sedes centrales en diferentes países acuerdan prestarse mutuamente fondos equivalentes, según los tipos de cambio vigentes para sus respectivas monedas. Así es posible que una entidad localizada en un país o territorio con leyes y normas preventivas laxas acuerde la inserción de capitales en un país con niveles de cumplimientos más estrictos. La Cuenta de Capital será estimulada positivamente, pero se reflejará un aumento de la deuda privada externa, lo cual implicaría una mayor demanda de divisas que deben ser calzadas con la inversión para la cual se otorgó el crédito y la generación de riquezas de la misma.
Si la inversión va destinada a un sector que no genera divisas, como es lo usual, y más que generar lo que hace es demandar monedas fuertes (importaciones), entonces podrá tender a la desestabilización si la economía no está preparada para producir divisas a través de exportaciones u otros tipos de actividades.
Un incremento de las inversiones extranjeras, como producto del posible ingreso de capitales ilícitos, se traduce también en un aumento de la Cuenta de Capital. Esto último podría inducir a una desestabilización del mercado, generando competencias desleales que tenderían a llevar a la quiebra a quienes disponen de capitales lícitos, cuyos costos se les pueden hacer insostenibles por no poder sostener los precios ficticiamente creados, dadas las “Fallas del Mercado”.