El grupo propietario de los bienes de producción, grandes capitales y latifundios que forman el frente oligárquico nacional, reacciona y se desenvuelve en un hábito de consumo que es contrario a otras clases. Este grupo social más bien definido en su propio sentido de valores ha mantenido su estructura homogénea en relación a sus valores y principios de burguesía europea, pero con tonos modificados de  conservación en cuanto a la expresión del hábito de consumir y ostentar en relación a otras clases. Este grupo representa la elite social, como tal dictan pasiva y activamente las pautas a seguir, delineando en su función el carácter social y sus hábitos dentro de nuestra presente organización, sus principios y forma de pensar representan “la clase ideal y exitosa” dentro de la estructura capitalista; sus valores representan el éxito económico, no siendo necesariamente el gasto y el consumo los detalles más sobresalientes de esta clase pues para adquirir y retener capital hay que producir más y gastar menos por lo menos en teoría.

Siendo notorio en este grupo el individualismo personal y la proyección de este en una clase pequeña en número de miembros, pero homogénea  en sus valores e ideas y no obstante presente en todos sus miembros pero sí en un número significativo una marcada actitud de superioridad de clase, origen, raza, y hasta delirio de fantasía de descendencia y herencia divina: individualismo egoísta ha sido el resultado de esta actitud del hombre elite ya que se ha individualizado a sí mismo de sus cualidades humanas y ha alienado  otros diferentes en origen y clase, pero humanos en su esencia y existencia. Bajo este sistema de individualismo  mercantil se ha creado un sistema unilateral cerrado en el cual el acceso a la participación dentro del sistema socio económico se aleja cada día más del alcance de otros dominicanos, NO favorecidos por la suerte, herencia, títulos( bienes) y propiedades que posee el hombre de clase elite.

Este grupo continúa siendo el  principal delineador de nuestro carácter social  que ha dirigido y trazado la energía social evolutiva a favor de los intereses de su clase tratando de mantener el sistema económico, político y social ajenos a los cambios  de evolución colectiva  y de solidaridad humana, no siendo este grupo el más enérgico y creativo desde el punto de vista sociocultural, continúa moldeando nuestra orientación sicológica a través de su poder económico, social y su definitiva influencia política en los sectores del poder gubernamental, colocándolos  en una posición de influencia decisiva en el destino de la nación.

La clase media en Dominicana, resulta ser una temática difícil, Complejo se hace el tema al tratar de analizar a los miembros de esta clase cuando tomamos en cuenta la heterogeneidad social, su complejidad ideológica y su fuerza de empuje como clase. Desde el punto de vista de dinámica de grupo, esta clase debiera ser modelo de transición de valores sociales y culturales, siendo sus miembros quienes debieran de promover patrones de calidad superior, ideas humanistas y preservación de nuestro código cultural. Desafortunadamente no es este el papel que ha jugado la clase media, al contrario se ha mantenido  en una posición adversa que ha conducido a nuestra sociedad a un conflicto de valores humanos no propios de la formación judeocristiana.

Sorprendente podría calificarse la actitud de esta clase frente al individualismo y el consumo existente pues  representa la clase más alardosa con afanes de lucro y de consumo, comportándose como la más ostentosa. Su afán de lujo y consumo contrastan con la penosa realidad económica e histórica de nuestro país, sin embargo, la fuerza social engendrada dentro de su grupo arrastra a un gran número a identificarse con esos valores y normas culturales del consumo capitalista.

Esta clase continúa dictando pautas y forjando un modelo ideal de individualismo y consumo sobre nuestra juventud que tiende rápidamente a identificarse con el vicio del consumo y la nueva ola de “modernismo” propios de otras civilizaciones con estructuras socioeconómicas más avanzadas.

Desafortunadamente esta orientación psicológica se extiende en la gran mayoría de los miembros de clase media y toca los puntos vitales de la vida pública y privada de la nación, forjando así un carácter social clasista y alienante.