En este artículo veremos cómo la demanda eléctrica refleja el impacto económico del COVID-19 a partir de las medidas excepcionales emitidas por el Poder Ejecutivo para frenar la expansión del coronavirus.

Dicho esto, el impacto económico que ha producido la pandemia del COVID-19 ha sido algo nunca visto. Gita Gopinath, economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI) ha dicho que “la velocidad con que ha impactado la economía en tan poco tiempo, es algo nunca antes visto (…) es más fuerte en términos de magnitud que la crisis financiera global ocurrida hace una década”. Situación que, como presentó la misma Gita Gopinath, se refleja en la demanda eléctrica.

Pues, desde la óptica de la electricidad, al igual que el análisis hecho por Gopinath sobre Italia, la crisis económica provocada por el COVID-19 disminuye la demanda eléctrica de los países, hecho que representa una radiografía de la crisis económica que se vive mundialmente – y de la cual República Dominicana no es la excepción.

Por tanto, la demanda del Sistema Eléctrico Nacional Interconectado (SENI) de la República Dominicana se ha contraído durante los meses de marzo y abril, tal y como lo podemos ver a continuación:

 

La gráfica presenta la demanda diaria del SENI en gigavatios-hora GWh y cómo se comporta la demanda posterior a la emisión de los Decretos Núms. 134-20 y 135-20 (emitidos en el mes de marzo). La demanda de electricidad del mes de marzo (en rojo) se superpone a los meses de enero y febrero. De la gráfica, se aprecia cómo la demanda del SENI a partir del día veinte del pasado mes de marzo disminuye a partir de las medidas tomadas por el Poder Ejecutivo con miras a enfrentar la pandemia; tendencia que, como vemos en este mes de abril, aún persiste.

Esto es algo contrario a lo que pudiésemos pensar de que la demanda del SENI se dispararía por el consumo anómalo de los usuarios finales (sobredimensión de consumo por efectos de la cuarentena), la demanda del SENI pasó de un promedio de 50.60GWh en los dos primeros meses del año a un promedio de 47.29GWh entre el mes de marzo y los primeros quince días del presente mes de abril (estado de emergencia aún vigente). Es decir, que la demanda del SENI ha disminuido un promedio de aproximadamente 3.31GWh o 3,310MWh.

Lo anterior se pudiese explicar por el impacto del COVID-19 a los grandes consumidores de energía eléctrica: las industrias. Estas han sido afectadas gravemente por el virus y hemos visto como unas 39,547 empresas han tenido que suspender a alrededor de 686,547 trabajadores, lo que indica que su producción o ha cesado por completo o de manera parcial.

Dicho lo anterior, debemos destacar que la unidad que hemos utilizado para constatar el impacto de la pandemia en la demanda eléctrica es el gigavatio-hora GWh, el cual es igual a un millón de vatios o a mil megavatios hora, y es utilizado para contabilizar grandes cantidades de energía eléctrica.

Finalmente, la tendencia que ha presentado la demanda del SENI en estos días en los que aún siguen restringidas -total o parcialmente- las actividades comerciales de nuestra economía, es por el momento parcialmente a la baja. Parcialmente, pues como hemos podido observar, la demanda de los días 13, 14 y 15 de este mes de abril ha incrementado alcanzando niveles comparables al pasado mes de enero. Pero, lo más importante de poner en contexto la demanda eléctrica en estos tiempos es que esta es un reflejo de la salud económica de una nación; podríamos especular de que en estos últimos tres días se recupera, sin embargo, es muy pronto para saberlo. Esperemos la opinión de los economistas.