En el mundo entero se está sintiendo los efectos económicos y sociales del coronavirus por su impacto sobre la vida ciudadana, sus repercusiones comerciales, las líneas aéreas, la hotelería y sobre la oferta y demanda del petróleo y sus precios. Además de los graves efectos del virus sobre la salud de los países o ciudades afectadas, sin duda las secuelas económicas tendrán un gran impacto durante el 2020.
En realidad, para la República Dominicana, habrán efectos positivos y otros negativos, por lo que se tendrá que analizar su impacto neto sobre las finanzas públicas, la balanza de pagos y la política monetaria y tasa de cambio.
Para resumir hay dos áreas que debemos analizar y tratar de cuantificar: el impacto sobre la balanza de pagos y sobre el Presupuesto Nacional, el flujo de caja del Gobierno Central. Es, claro, prematuro predecir y saber cómo va a evolucionar la enfermedad y hasta dónde llegarían sus secuelas económicas y sociales, en el mundo y en nuestro país.
Sin embargo, se pueden realizar unos primeros ejercicios de proyecciones, para evaluar la evolución de nuestra economía dentro de esta nueva tormenta planetaria. Voy a tratar de evaluar y hacer una aproximada cuantificación de los efectos del coronavirus.
Una primera partida que tendrá un efecto positivo es el precio WTI internacional del barril de petróleo, el menor costo de las importaciones y su efecto sobre la cuenta corriente y balanza de pagos. En el Presupuesto Nacional aprobado para el 2020 se estimó un precio de US$ 59.1 el barril. Debido a la crisis sobre el transporte y la caída de la demanda mundial y el mantenimiento de la oferta por los países miembros de la OPEP, el viernes 6 de marzo la cotización del barril WTI bajó a US$ 41.2, una caída de US$ 17.9 el barril.
El menor precio del barril a US$ 40, naturalmente, tendrá un efecto positivo para el país, del orden de US$ 1,200 millones menos de la factura petrolera. El precio abrió a futuro en Chicago a US$ 33/30 el barril, el ahorro de divisas podrá ser entre US$ 1,400 a US$ 1,600 millones. Una noticia muy buena para la balanza de pagos y el flujo de divisas y la tasa de cambio. Será bueno para la política monetaria. Habrá que monitorear las decisiones de los países productores sobre la oferta-demanda del petróleo.
La consecuencia de estos bajos precios/barril impactará muy favorablemente en reducir el subsidio al sector eléctrico de los RD$ 24,102 millones aprobados para este año, a quizás la mitad a RD$ 12,000 millones o menos. También tendría un efecto muy positivo sobre el costo de la producción de energía y el precio de compra del kilovatio-hora de las EDES. Si las plantas de Punta Catalina por fin entran a total producción el subsidio al sector eléctrico se reducirá aún más y mejorará la sanidad de su flujo de caja.
Un efecto positivo ha sido el aumento notable del precio de la onza de oro, que se incremento de los US$ 1,390la onza estipulados en el Presupuesto al precio de US$ 1,700 la onza al lunes 9 de marzo, un incremento neto de US$ 310 la onza. Esto significará un aumento de 20 % en ingresos de divisas y un incremento de 20 % aproximadamente ingresos de impuestos a la producción, que se estimaron en RD$ 8,234 millones.
Otro efecto positivo será la caída de las tasas de interés en los Estados Unidos, lo que contribuirá a acceder al mercado de capitales internacionales, con intereses más bajos. Ya la FED, el Banco Central norteamericano redujo en medio punto la tasa de interés monetaria hace una semana. Ahora se discute que probablemente la FED vuelva a bajar otro medio punto la tasas de interés, para mantener el dinamismo de la economía. Se podrá reestructurar deudas caras, realizar “swaps debts” y mejorar el perfil y costo de la deuda externa. Algo muy positivo para el próximo gobierno.
Por el lado negativo, se observa el impacto de una caída del turismo y su generación de divisas, que tan temprano en la crisis es difícil predecir y calcular. Sabemos que el sector turismo/hotelero está siendo castigado en las principales plazas europeas y en Estados Unidos. Los ingresos de divisas por el turismo en el 2019 ascendieron a US$ 7,468 millones. Si el turismo cae un 10/15 % para el año, se podría estimar, a priori, que el impacto negativo sería de alrededor de US$ 700/800 millones en divisas, que neutralizará casi la mitad del efecto favorable del flujo de divisas del precio/petróleo.
Por supuesto el impacto sobre los diferentes sectores vinculados al turismo será negativo, pero vivible no una crisis mayor, aunque sufrirán una cierta caída de sus actividades. Una baja del sector hotelero, también produciría una caída de ingresos de impuestos al sector hotelero y actividades conexas. Hay, pues, un pequeño efecto fiscal.
Otro efecto negativo sobre el Presupuesto Nacional, sería la caída de los ingresos de impuestos sobre la gasolina, en particular el gravamen ad-valoren, que es una variable. En el Presupuesto Nacional del 2020 se estimó unos ingresos del ad-valoren de combustibles de RD$ 23,100 millones. Al bajar el precio del barril de petróleo, bajará en cierta parte, quizás un 15/20 % los ingresos a los hidrocarburos, lo que disminuirá los ingresos tributarios totales y presionará el déficit fiscal aprobado de RD$ 110,251 millones, o el 2.3 % del PIB.
Es todavía muy temprano en la crisis económica que se avecina, como secuelas del coronavirus en el mundo desarrollado y países emergentes. Pero las expectativas de los analistas internacionales es negativa, por lo menos para el año. El factor más importante a vigilar es la evolución en los próximos meses del precio del barril de petróleo y su impacto en la factura petrolera dominicana y sobre la balanza de pagos.
Por último, hay que monitorear los factores negativos y positivos, para evaluar y medir, el efecto neto sobre nuestra cuenta corriente y el Presupuesto Nacional. Al final será el efecto neto sobre los flujos de cajas en divisas y en pesos del país, lo que debemos observar, aparte del impacto negativo sobre la actividad económica sectorial, el crecimiento del PIB y el empleo.
Los hacedores de la política fiscal y monetaria deben estar alertas y ya preparados para medidas contra cíclicas y garantizar la estabilidad macroeconómica y de la tasa de cambio. Lo primero que el gobierno debe cumplir es con la meta del déficit fiscal de 2.3 % del PIB. Sería un sacrilegio desbaratar las finanzas públicas por la ambición electoral y la campaña. Que no se desborde y deje al próximo gobierno un déficit del 4/5 % del PIB. La sociedad debe vigilar bien el comportamiento fiscal del gobierno.
Sin duda, el próximo gobierno de Luis Abinader heredará una una delicada viabilidad fiscal y comenzaría con una crisis mundial, que estoy seguro que se podrá manejar en nuestro país. Creo que los efectos netos de flujos, serán favorables y se podrán dominar.