"Me han dicho que algo como el simple aleteo de una mariposa puede en algún lugar del mundo, provocar un tifón".( frase en Films El Efecto Mariposa). Tema que fuera con tanta insistencia abordado por el Dr, Solotongo, cubano en los cursos de Posgrados en Pensamiento o Ciencias de la Complejidad, desde hace unos doce años cuando llegará a Santo Domingo.

Él continúa con su Efecto Mariposa, encadenando un hecho supuestamente insignificante al desempeño de otros eventos que van marcando o tiñendo indefectiblemente la gran alfombra del suelo planetario o social, poniendo su cristalización a andar una diversidad de cuestiones o accidentes que no teníamos una sola idea en perspectivas del historial que nos sobrecogería.

El mundo social, político y hasta natural nos suele sorprender con su impronta signada de fastuosas cuestiones inesperadas. ( léase Introducción al Pensamiento Complejo, de Edgar Morin, francés).

Estamos sometidos a estas irregularidades, a estos accidentes que se sitúan al margen de las leyes, al margen de las normas que que estudiamos con tanta pasión, con tanto entusiasmo siguiendo los patrones de la ciencia.

La ciencia más que otras cosas, busca causas- efectos, varíables, pasos metodologicos( establece un plan),una agenda, que usualmente no se produce en la dimensión con que se había soñado en perspectivas; deviene la frustración, el desengaño, el error y en gravedad la depresión. Casos Luis Pasteur, los músicos Chaikovski, Bethovenn. Físico Alba Edisón y cientos de científicos tuvieron caídas en principio que luego recuperaron con su resistencia a abandonar sus proyectos: terminaron viendo sus resultados evidenciados como aplaudidos. A ese propósito en un artículo precedente referí el título de Royston M Roberts, Descubrimientos Accidentales en la Ciencia, Alianza Editorial.

Volvamos al Caso del Efecto Mariposa, es decir de como el aleteo de una mariposa, puede ocasionar con su vuelo indescifrable, la reproducción de nuevas plantas arrastrando semillas como cualquier otro insecto en la pradera o bosque de los territorios. Los mismos alimentan a la humanidad, a los animales y contribuyen con dibujar con naturalidad la belleza de los campos y jardines.

Esto para provecho del hombre, pero puede darse al revés, y es que, un evento podría desencadenar extraordinario perjuicio y malestar a la humanidad, incluso planetaria, tal como sufrimos en estos cuatro meses con el arranque en Whan, China, con la Pandemia.

Una simple aldea de diez millones en un País con mil cuatrocientos millones de habitantes, desato recorriendo todo un planeta la dislocación absoluta de las condiciones sanitarias, económicas, sociales, psicológicas y políticas de las naciones. De cómo un simple e invisible Virus obliga encerrando, acuartelando, enfermando y matando a toda una población con dimensión global. Hoy más que nunca, los ciudadanos orgullosos ayer de su ingente obra globalizado ra, comunicacional simultánea a distancia, insospechadas tecnologías de punta y con herramientas a manos capaces de domeñar la economía, el comercio y el trasiego virtual de mercancías y paquetes financieros; se postra impotente y miedoso ante un enemigo invisible: el Coronavirus.