“…para los americanos del norte, los únicos americanos son ellos mismos”

Diego Portales, ministro de Estado y comerciante chileno, 1824

“El cumplimiento de nuestro destino manifiesto es extendernos por todo el continente que nos ha sido asignado por la Providencia, para el desarrollo del gran experimento de libertad y autogobierno”.

Johnn L. O’Sullivan, periodista estadounidense, 1845

Para nosotros los latinoamericanos Estados Unidos es la potencia regional hegemónica. Aunque decaiga en el resto del mundo, EEUU no cesa de ejercer su hegemonía en nuestra región. La Unión Soviética trató de penetrar durante los años 60 y 70 del siglo pasado, pero logró poca cosa, salvo su eterna cabeza de playa en Cuba y un fugaz atisbo en Perú bajo el régimen de Juan Velasco Alvarado (1968-75), y en la Nicaragua de los sandinistas (1979-90). La era postsoviética, iniciada el 26 de diciembre de 1991 con la disolución de la Unión Soviética, le trajo a los EEUU un breve respiro en su patio trasero, hasta que comenzó el surgimiento de los “gobiernos progresistas” en Suramérica a comienzos de este siglo, con sus consecuentes amagos de independencia y luego el dolor de cabeza de los intentos de integración. Agréguese a esto la entrada de China en la arena regional, con ínfulas de potencia mundial. Cuando firmaron aquella trascendental Declaración de Independencia en Filadelfia el 4 de julio de 1776 los “padres fundadores” de los Estados Unidos estaban conscientes de que daban nacimiento a un nuevo imperio al abandonar la tutela colonial británica y crear la federación de estados norteamericanos. Basta leer el texto para darse cuenta. Lo que escribieron entre el 4 de julio de 1776 y la proclamación de la Constitución el 17 de septiembre de 1787 las mentes preclaras de Benjamín Franklin, Samuel Adams, Thomas Jefferson, George Washington, James Madison y Alexander Hamilton, entre otros, complementa lo dicho. La vocación imperial de los EEUU se manifestó tempranamente.

Expansión territorial de los EEUU

Poco después de que Inglaterra reconociera su independencia (Tratado de Paris), los Estados Unidos comenzaron a expandirse hacia el oeste. Al finalizar el siglo los 13 estados originales ya habían incorporado los territorios que luego se convertirían en los actuales estados de Ohio, Indiana, Tennessee y Misisipi. Esta expansión terminaría en 1959 con la incorporación a la Unión de las islas Hawái como estado. La expansión de los EEUU llevaría la federación de unnamed (3)936,109 kilómetros cuadrados que componían los 13 estados originales a 9,371,174 kilómetros cuadrados en la actualidad. En 1812, aprovechando que Inglaterra se hallaba ocupada en Europa, Estados Unidos lanzó, sin éxito, una ofensiva con el objetivo de anexarse los territorios que componen la actual Canadá, y que pertenecían totalmente a Inglaterra desde 1763. 

La Doctrina Monroe

El hijo de Adams, John Quincy Adams (presidente de 1825 a 1829), fue el autor de lo que se conoce como Doctrina Monroe, expuesta por el presidente James Monroe (1817-1825) durante su discurso ante el Congreso sobre el Estado de la Unión, el 2 de diciembre de 1823. Las raíces de esta doctrina, con su célebre dictado “América para los americanos”, pueden rastrearse en un texto del “padre fundador” Thomas Jefferson (tercer presidente de los Estados Unidos de América, 1801-1809): “Yo confieso honestamente, que siempre he mirado a Cuba como la adición más interesante que podría hacerse a nuestro sistema de Estados. El control que, junto con Florida, esta isla nos daría sobre el Golfo de México, y los países e istmos que la rodean, así como todas esas aguas que fluyen ahí, llenaría la medida de nuestro bienestar político. Sí, me doy cuenta de que esto podría no obtenerse nunca, inclusive con nuestro consentimiento, excepto por medio de guerra; y que su independencia, que es nuestro segundo interés (y especialmente su independencia de Inglaterra), puede ser asegurada sin ella, yo no tendría dudas en dejar mi primer deseo para ocasiones futuras, y aceptar su independencia, con paz y con la amistad de Inglaterra, preferible a una asociación bajo el riesgo de guerra y de su enemistad”.

Las potencias europeas no hicieron caso

Estados Unidos no contó con poderío suficiente para hacer valer la Doctrina Monroe a lo largo del siglo XIX, quedando la misma como una fanfarronada. Casi a todo lo largo de ese siglo, además de su citada derrota en la Guerra de 1812, EEUU contemplaría sin poder hacer nada las siguientes acciones europeas en el continente, al sur del rio Bravo:

Soberanía de Dinamarca sobre Groenlandia (1814)

Ocupación de las Islas Malvinas por Inglaterra (1833)

Bloqueo naval francés a los puertos argentinos (1839 y 1840)

Bloqueo anglo-francés del río de la Plata (1845 a 1850)

Ocupación española de la República Dominicana (1861-1865)

Intervención francesa en México (1862-1865)

Ocupación inglesa y protectorado sobre la costa de los Mosquitos, Nicaragua (1841)

Ocupación de la Guayana Esequiba, Venezuela, por Inglaterra (1855)

 

La Guerra Hispano-estadounidense de 1898

La guerra hispano-estadounidense, denominada comúnmente en España como guerra de Cuba o Desastre del 98, en Cuba como guerra hispano-cubano-norteamericana, y en Puerto Rico como guerra hispanoamericana, fue un conflicto bélico que enfrentó a España y a los Estados Unidos en 1898, resultado de la intervención estadounidense en la guerra de Independencia cubana. Al final del conflicto España fue derrotada y sus principales resultados fueron la pérdida por parte de esta de la isla de Cuba, que se proclamó república independiente pero quedó bajo tutela de Estados Unidos, así como de Puerto Rico, Filipinas y Guam, que pasaron a ser dependencias coloniales de Estados Unidos. Esta fue una guerra de agresión, desatada a propósito y de la cual EEUU emergió con el rango de potencia mundial.

El Corolario de Rutherford Hayes (1899)

En 1899, envalentonados con su triunfo en la guerra contra España, EEUU ratificó la idea de que el Caribe y Centroamérica formaban parte de su "esfera de influencia exclusiva". Actuando de conformidad, el presidente Rutherford Hayes enunció un corolario a la Doctrina Monroe: "Para evitar la injerencia de imperialismos extra continentales en América, los Estados Unidos debían ejercer el control exclusivo sobre cualquier canal interoceánico que se construyese". Obviamente,

de esta manera se sentaban las bases de la posterior apropiación del Canal de Panamá, cuya construcción había sido abandonada por el francés Ferdinand de Lesseps en 1888, y de paso excluían a potencias europeas que pudieran competir por los mercados cercanos.

 

El Corolario de Theodore Roosevelt (1904) y la RD

Entre finales de 1902 y comienzos de 1903 Inglaterra, Alemania e Italia franquearon las costas y puertos de Venezuela exigiendo el pago inmediato de las deudas contraídas por el gobierno de ese país con las compañías de sus connacionales, un incidente diplomático conocido como “Bloqueo a las costas venezolanas”. El incidente se solventó con la firma del Protocolo de Washington, el 13 de febrero de 1903, con Estados Unidos como mediador por su supuesta neutralidad en la situación. En este Protocolo se acordó que Venezuela pagaría a plazos sus deudas con el 30% de sus ingresos aduanales.  unnamed (58)

En su siguiente discurso sobre el Estado de la Unión, 6 de diciembre de 1904, el Presidente Theodore Roosevelt emitió una enmienda o corolario a la Doctrina Monroe. En esta enmienda se afirmaba que, si un país latinoamericano y del Caribe situado bajo la influencia de los EEUU amenazaba o ponía en peligro los derechos o propiedades de ciudadanos o empresas estadounidenses, el gobierno de EEUU estaba obligado a intervenir en los asuntos internos del país "desquiciado" para reordenarlo, restableciendo los derechos y el patrimonio de su ciudadanía y sus empresas. Este corolario supone, en realidad, una carta blanca para la intervención de Estados Unidos en América Latina y establece de facto derechos "quasi o neocoloniales" de EEUU sobre países de la región, derechos similares a los que Inglaterra y Francia se otorgaban a sí mismas sobre los países de sus áreas de influencia de acuerdo a los tratados de la “Entente cordiale” firmados el 8 de abril de 1904.

Roosevelt aplicó su variante a la Doctrina Monroe por primera vez ocupando por la fuerza las aduanas de la República Dominicana en 1905 para pagar a los acreedores extranjeros. Este suceso provocó que muchos dirigentes europeos se encojonaran, en particular el emperador (káiser) alemán Guillermo II.

 

Versión Obama y Putin sobre excepcionalismo EEUU

En su discurso ante los graduandos de la Academia Militar de West Point el 28 de mayo de 2014, el presidente Barack Obama expresó: “Este es mi criterio final: Estados Unidos debe siempre liderar en el escenario internacional. Si no lo hacemos, ningún otro lo hará. La fuerza militar a la que ustedes se han incorporado es, y siempre será, la espina dorsal de ese liderazgo. Pero las acciones militares de Estados Unidos no pueden ser el único, o incluso el principal, componente de nuestro liderazgo en cada instancia. No solamente porque tengamos el mejor martillo ello significa que todo problema sea un clavo. Y dado que los costos asociados a las actuaciones militares son tan elevados, ustedes deben esperar que cada líder civil, y en especial su Comandante en Jefe, sea claro en la manera en que ese abrumador poder debe utilizarse.

Con cada fibra de mi ser creo en el excepcionalismo de Estados Unidos. Pero aquello que nos hace excepcionales no es nuestra capacidad para eludir las normas internacionales o el mandato de la ley; es nuestra disposición a reafirmarlas con nuestras acciones”.

 

Versión Obama de la Doctrina Monroe

Aparentemente, EEUU ha decidido variar su política intervencionista hacia algunos países de

América Latina. Avanza un espectacular cambio hacia Cuba. Apoya las negociaciones de paz FARC-Gobierno de Colombia. Cuba paga un alto precio en términos de concesiones ideológicas y las FARC, presionadas por Cuba, arriban a acuerdos que, según muchos observadores, no tienen garantías de que se cumplirán, sobre todo porque no implican la desmovilización de los paramilitares.

Mientras tanto, EEUU no varía su ofensiva en la guerra económica y política contra Venezuela. La “revolución bolivariana” naufraga lentamente bajo el timón de los sucesores de Chávez, que se enfrentan ante una posibilidad real de perder las elecciones locales de diciembre.

La presidenta de Brasil, Dilma Roussef, ha tenido que plegarse a aplicar políticas de derecha, so pena de ser derrocada por medio de un golpe blando, el mismo método que ha acallado a Cristina Kirchner en Argentina. Rafael Correa ha ido tomando un bajo perfil en su “revolución ciudadana”, al punto que se menciona poco. Daniel Ortega Saavedra es apenas un remedo del comandante guerrillero que entró a Managua el 19 de julio de 1979 al frente de los sandinistas victoriosos. El Presidente de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, ¿pertenece al FMLN? En Uruguay ha regresado Tabaré Vázquez. En fin, los llamados gobiernos progresistas, están en franca retirada. unnamed (59)

Todas son situaciones que van acorde con el plan estadounidense de quebrar la integración de América Latina, que avanzó con la creación de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), ambas entidades en estado de pronóstico reservado.

Mientras tanto, Ollanta Humala y la dudosa Michelle Bachelet sorprenden al integrar a sus países a el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, sigla en inglés) hegemonizado por Estados Unidos. A Enrique Peña Nieto no hay porque reclamarle en este caso.