Desde muy pequeña escuchaba la palabra chivato, que se refiere a aquella persona que no tiene la capacidad de guardar ningún secreto. El concepto es exclusivo de la República Dominicana; pero cada país de una manera u otra tiene su propia definición de aquellos quienes no tienen control en el “gatillo”.
En los EE.UU, el concepto es “snitch” y es en lo que se han convertido los estadounidenses desde que la nación comenzó el proceso de división en todas las esferas sociales. Pero este término no se refiere al whistleblower, que no es más que la práctica de los policías británicos que hacían sonar sus silbatos (whistle) soplando (blow) cuando se daban cuenta de la comisión de un delito.
Mientras que el whistleblower o denunciante es una persona que trabaja en el sector público o privado y quien desea hacer alguna información accesible con un interés común que pone en peligro a la sociedad. En esta ocasión hacemos referencia a los altos niveles de desconfianza que experimenta la sociedad estadounidense.
Es un hecho que las personas han perdido la capacidad de debatir ideas mediante la exposición de puntos de vista. Es más fácil, en cambio, buscar cualquier “antecedente” -exista o no- del contrario y ponerlo en evidencia ante las autoridades.
Tanto Demócratas como Republicanos son la razón principal de esta fuerte división. Provocando literalmente que los norteamericanos experimenten odio entre sí, desarrollando la cultura del “soplón”, provocando cada vez más enfrentamientos entre personas. La situación se agrava cuando estas atentan contra la seguridad y hasta la vida de otros.
¿Pero hasta qué punto estos altos niveles de intolerancia entre semejantes puede alertar a la clase política para que le presten atención del problema creado por ellos? El asunto ha alcanzada notoriedad, porque las personas han perdido la capacidad de expresarse abiertamente, se reprimen y en peor de los casos, se vuelcan sobre las redes sociales en busca de alternativas para “liberar”, lo que antes se consideraban conversaciones coloquiales entre humanos.
Siendo los medios de comunicación de derecha los responsables de alimentar ese sentimiento de desconfianza. En los estados Unidos existe un odio generalizado que es un serio problema si no se le presta la debida atención.
Ya que el ambiente actual crea las condiciones para que la falta de empatía entre semejantes, sea el terreno fértil para cometer crímenes de odio, por el simple hecho de tener puntos de vista diferentes. En los últimos meses, las redes sociales han sido testigos del extremismo que se experimenta en esta nación y son las que exponen componentes prejuiciosos y violentos.
Cada vez más, vemos a figuras políticas apelando al lenguaje de odio en una nación con un fuerte historial de posesión de armar de fuego, sumándole el ingrediente del estrés como consecuencia de la pandemia. Los fuertes niveles de intolerancia han hecho que abiertamente las personas digan “te odio porque eres negro”, “no me agrada lo que dices y quiero matarte”, “me das asco porque eres homosexual”, etc.
Son solo algunas de las manifestaciones raciales y xenofóbicas que actualmente se escuchan en ambientes cada vez más públicos. El subestimar la capacidad de estos grupos es algo que no se puede tomar a la ligera, ya que ellos están dispuestos no solo a delatar e iniciar discusiones acaloradas contra todo quien le lleve la contraria; ellos están dispuestos absolutamente a todo.
Y mientras la constitución norteamericana siga interpretándose de manera marginal, siempre existirá una brecha para todos estos actos de intolerancia. Toman cada vez más carácter el odio que por años impera en este país. La diferencia es que ahora la cultura del soplón se pone de manifiesto con grupos armado hasta los dientes y con ansias de muerte.