En terapia contextual existe una afirmación o enunciado que dice ¨Cada quién es responsable de sus opciones de vida¨.
Cuando se trabaja con este marco en psicoterapia, el enfoque va dirigido a responsabilizar a la personas de sus acciones, las cuales ejercen en absoluta libertad, y que estas decisionesinevitablemente traerán consecuencias las cuales no podrá evadir o evitar. Se busca que la persona aprenda a tomar mejores decisiones, las cuales afectarán en su vida presente y futura.
¿Qué es la responsabilidad? Es asumir las consecuencias de los actos por las decisiones que hemos tomado. La responsabilidad no solo se refiere a uno mismo, sino también a la responsabilidad con los demás, puesto que todo lo que hacemos tiene repercusión en los otros.
Educar en la responsabilidad consiste en ayudar a los niños a asumir sus errores, a rectificar si es necesario y a cumplir con las obligaciones y compromisos
A veces nos preguntamos ¿A qué edad deberíamos comenzar a educar en responsabilidad a nuestros hijos? Como en cualquier hábito que se les quiera enseñar, es aconsejable comenzar desde pequeños.
Educar en la responsabilidad consiste en ayudar a los niños a asumir sus errores, a rectificar si es necesario y a cumplir con las obligaciones y compromisos. Ese debe ser unos de los principales objetivos que debemos proponernos como padres/madres, la de preparar a nuestros hijos para que aprendan a tomar decisiones libres y personales, pero debiendo asumir las consecuencias que se deriven de ellas.
En ocasiones suelo escuchar comentarios sobre las actitudes de niños, adolescentes y jóvenes, las cuales son catalogadas como impulsivas, caprichosas, desconsideradas, irracionales, entre otros calificativos.
Esto me lleva a cuestionar ¿Cómo estamos educando? ¿Qué estamos transmitiendo? Los adultos somos los formadores de nuestros hijos, por lo que las conductas de ellos nos dicen que en algún aspecto de la vida familiar no estamos llevando las cosas como deberíamos.
Debemos revisar si como padres y madres estamos siendo muy permisivos e indulgentes, llevando en nuestros hombros pequeñas actividades de ayuda en el hogar que nuestros hijos/as pueden asumir, como llevar su plato después de comer, dejar sus zapatos en el lugar indicado, cargar sus mochilas, organizar sus uniformes, vestirse, guardar sus juguetes, entre muchas actividades más que pueden hacer dependiendo de la edad.
A veces queremos hacerles la vida tan liviana que criamos hijos consentidos, con alto sentido de merecimiento, sin ninguna capacidad de cooperación y ayuda al prójimo, que es lo que irá creando las bases para convertirlos en adultos responsablescon sentido de empatía para vivir en familia y sociedad.
Si queremos educar en responsabilidad empecemos desde ya a asignar simples tareas que tengamos la seguridad de que el niño la podrá cumplir, establezcamos normas que les sirvan como punto de referencia de lo que está permitido o no, mostrando seguridad y firmeza en lo que comunicamos y exigimos, utilizando con el niño argumentos y razonamientos que pueda comprender. No es gritar ni imponer. Busquemos que entre lo que digamos y hagamos haya congruencia, para no enviar mensajes contradictorios.
Es necesario hacerles saber que su cooperación es importante y que toda ayuda que pueda ofrecer es valorada de manera positiva. Comuníqueles desde pequeños que existen consecuencias por las decisiones que tomamos, para que de esta manera puedan integrar la responsabilidad como un valor que prime en sus relaciones con los demás.
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