En los años 70 y 80 leía una tira cómica que se llamaba "educando a papá". Se trataba de Pancho y Ramona, él un poco tonto y ella un poco gruñona. Con un método arcaico de corrección la esposa intentaba enseñarle a su pareja la manera "correcta" de conducirse frente a una nueva situación social y económica que habían logrado.
Por algún estímulo que ahora no viene a mi memoria lo recordé hace unos días y quise utilizar el título para nombrar este artículo aprovechando el día de las madres. Por supuesto sin violencia ni regaños me gustaría compartir algunas nuevas formas de ser mamá producto precisamente de nuevas condiciones sociales y económicas. A pesar de ello, en el imaginario colectivo se sigue funcionando como si nada hubiese cambiado. El propósito es descargar un poco ese rol de nosotras las mujeres que como una bendición, nos permite participar de la creación, mas al mismo tiempo nos esclaviza, pues socialmente se entiende que nos completa, y hasta nos contiene.
Veía en consulta a una pareja con una gran diferencia de edad entre ellos. El 61 y ella 32. El sostiene económicamente la familia, ella dejó de trabajar en cuanto se casó a solicitud de él, pero estudia, pues desea seguirse desarrollando. Ella se quejaba de que el participa poco de la vida familiar, actividades de los hijos y la rutina de la casa. El responde con una claridad matutina que cumple con su misión de ser proveedor económico de la casa y debe estar enfocado en su trabajo. Con cuidado les expliqué que en el análisis de sus demandas, las de ella y las de él, siempre deberán tener en cuenta sus etapas de desarrollo, pues pertenecen a generaciones distintas y la manera de ver el mundo dependerá de este momento histórico que cada uno vive como realidad.
Tomo este ejemplo para explicar que muchas veces no se trata solo del factor económico, pues esta mujer no tiene ese problema, pero a pesar de ello espera que su esposo participe de la vida familiar y se involucre en la tarea de criar. No se contenta con ser madre y tener el problema económico resuelto. Ella entiende que sus hijos requieren de su padre y por esto demanda su participación. Esta madre no tiene que trabajar, pero estudia y se capacita pues tiene la ambición de tener su propio negocio. Estas son las madres de hoy.
A pesar de estos cambios si nos adentramos en el sentir de la mayoría de las mujeres que hoy trabajan y se desarrollan, con mucha frecuencia siguen sintiéndose como primeras responsables del bienestar, salud, educación, comida y diversión de sus hijos e hijas. Viven con culpa el largo tiempo fuera de la casa y con angustia el no poder responder a las expectativas sociales de ser una "madre a tiempo completo".
El abandono paterno no penalizado en nuestra cultura obliga a las mujeres a ocuparse de más tareas de las que les corresponde, aún así la culpa las persigue y las lleva a sobregirase en su funciones intentando suplir lo que papá dejó a la deriva.
Frente al escenario de suplir las necesidades básicas que no esperan como alimentación, educación, salud y vestido la respuesta llega a pesar de su desgaste, cansancio y enfermedad.
En este nuevo Día de la Madres como lección para aprender, me digo a mi misma y les digo a las madres dominicanas:
No hay que saber hacerlo todo, no hay que hacerlo todo.
Se vale decir NO: No quiero, No puedo, No sé.
Se puede pensar sólo en ella sin sentirse egoísta.
Se vale No sentir culpa.
Se vale comerse sola un postre sin llevarle “un chin a las niñas”.
Se vale ser lo que queremos ser, no lo que todas las demás personas quieren que seamos.
¡Felicidades por la valentía de ser una nueva madre!