A los desharrapados del mundo y a quienes descubriéndose en ellos,con ellos sufren y con ellos luchan(Paulo Freire)

El artículo 197 de la Ley General de Educación 66-97 promulgada en el primer mandato del Presidente Fernández es explicito en establecer los mínimos de 4% del PIB anual y un 16% del gasto público total, y va más lejos cuando dice "estos valores deberán ser ajustados anualmente en una proporción no menor a la tasa anual de inflación, sin menoscabo de los incrementos progresivos correspondientes en términos del % de gastos publico o del PIB…". Dura lex Sed Lex, la ley es dura pero es la ley.

Utilizar los espacios de opinión pública para discutir o reclamar a un gobierno que cumpla con un acápite de una ley que fue promulgada hace catorce años por el mismo mandatario que hoy la incumple, deja al descubierto porque desde 2008 insisto en definir esta media isla como Duarteland,un archipiélago de ironías, bufonadas, rituales altisonantes y genuflexiones a insignificancias,con complejo de parque de diversiones.

En Duarteland (y en el mundo) cuando un grupo socioeconómico adquiere vocación de poder hegemónico, tiende a desplegar su estrategia de acumulación a cualquier precio y "caiga lo que caiga". Procede incluir en ese inventario de caídas a principios, propuestas y claro leyes, porque el fin último compañero o camarada es y debe ser perpetuarse los privilegios, que para eso es la "política", esa ciencia pura y noble y tantas veces incomprendida por los obtusos y necios críticos de las sabidurías.

Pedir que se cumpla una ley es sencillamente un derecho ciudadano, aunque algunos como siempre lo usen para sus agendas personales de exposición mediática o caigan en las ligerezas propias de quienes creen cambiar el mundo desde el Santo Domingo "cool" en versión DR. A un gobierno en control del patrimonio colectivo solo le queda la alternativa de cumplir con lo establecido o convertirse en un estamento de poder de facto y no de iure.

Pero el problema educativo dominicano trasciende este escenario de conflicto de derechos y normativas, y lo sobrepasa desde la propia concepción de educación que cada actor particular tiene, hasta cuales son los contenidos,métodos,roles y resultados que se pretenden obtener de un modelo nacional de formación de ciudadanos, porque de eso debe tratarse en principio, de formar ciudadanos liberados de limitaciones y discriminaciones y en plena equidad de capacidades para ejercer dicha ciudadanía en clave de vida digna.

El grupo socioeconómico en actual hegemonía ha demostrado una soberbia miopía en el abordaje de la problemática educativa desde la perspectiva de lo que el sociólogo francés,Pierre Bourdieu, definiera  como violencia simbólica,aquella que se reproduce a través de formas,rituales y sobre todo hábitos o practicas de socialización que implican la sumisión de mayorías a la dominación de privilegiados, ya no solo económicos sino también informacionales.

En ninguna de las propuestas de reforma educativa, en ninguno de los esquemas de concepción del cómo y para que enseñar de autoridades y actores sensibles al tema, se observa la mínima posibilidad de reconstruir una pedagogía, cuyos resultados visibles provocan asimetrías de relacionamiento, cosmovisiones prejuiciadas y sobre todo la perpetuidad del desarraigo del yo frente al nosotros como símbolo por excelencia del eje dialectico dominantes/dominados,el cual parece perseguirnos en cada uno de nuestros ciclos históricos aún con sus matices particulares.

¿Cómo romper este círculo vicioso?, ¿Qué es lo que domina y que rol juega la educación en esa dominación? …Continuara en un @alazurda cerca de usted…