En dos intervenciones diferentes de este año en el Fórum Mundial Económico, varios líderes del África y de Asia hablaron ampliamente sobre como desarrollar estas importantes regiones.
En el encuentro se hizo un esbozo de las oportunidades con variables como recursos humanos y recursos naturales.
Todos los participantes coincidieron en afirmar categóricamente que la fuerza que bien podría movilizar el desarrollo de estos pueblos, culturas y lenguas es el conocimiento y la preparación de sus habitantes.
Es que los inversionistas bien podrían llegar con sus enormes plantas de producción y con todas las maquinarias, pero nada de eso serviría si no hay un personal capaz de movilizar todo lo que eso implicaría.
La realidad sencilla es que en el país, Estado, organización o institución donde no hay capacidad, tampoco puede haber desarrollo por mejores que sean las intenciones.
Mostrad el nivel de inversión en el renglón educación y podréis determinar con facilidad cual es el tamaño de la grandeza del pueblo.
Se resisten al desarrollo del conocimiento sólo los líderes que se empecinan en sostener su domino sobre la base de la ignorancia de los demás.
Comúnmente, estos suelen ver la capacidad como un estorbo, venga de donde venga.
En su tiempo, Confucio demostró ser el hombre poseedor de la mente que producía los cambios, algo que demostró cuando pudo; empero murió en el abandono porque casi todos los gobernantes lo apreciaron como amenaza para la hegemonía entre sus súbditos.
La historia cuenta que murió frustrado esperando ser llamado por algún príncipe que usara sus servicios a favor del pueblo.
El asunto es tan determinante, que cuando se desea poner el poder, los recursos y la buena condición de vida en manos de unos pocos, entonces se eleva el costo de la educación.