Los Homo sapiens somos primates homínidos, por lo que somos también animales mamíferos y vivíparos. Pero también organismos multicelulares. Estamos constituidos
por una asociación de alrededor de 30 billones de células, todas pensantes, que se organizan mediante un sistema de comunicación altamente sofisticado (el sistema nervioso). De esta forma todas las demandas de cualquiera de esas células son registradas y atendidas de forma equitativa desde la central, que es el Cerebro.
Al igual que todos los demás animales, tenemos los impulsos innatos o instintos que nos mueven a satisfacer nuestras necesidades. Nuestra mente inconsciente se vincula a este proceso.
Nuestra parte animal, la vemos también en hombres prehistóricos o civilizaciones muy rudimentarias, siendo bastante parecida a los demás animales. Los bebés que han logrado sobrevivir en manadas de animales salvajes, adoptan también esas conductas salvajes, como hemos señalado anteriormente.
Baruch Spinoza hizo alusión al estado natural o salvaje del hombre, advirtiendo que volver a ese estado supone caos, anarquía y la desintegración de la Sociedad. En esas condiciones, el humano sólo podría vivir aislado o en agrupaciones pequeñas.
Ahora bien, la educación es lo que marca la diferencia. Somos racionales porque: somos capaces de reflexionar, crear estrategias a largo plazo, sacrificamos algo presente por algo superior futuro, intentamos no destruir, cooperamos en proyectos comunes, conocemos las consecuencias de nuestros actos, etc. Evidentemente la educación nos permite también hacer cálculos matemáticos, establecer estadísticas, utilizar la Ciencia y la Tecnología para modificar la Naturaleza. Pero esta segunda línea de conocimiento puede ser altamente peligrosa sin la primera, ya que podríamos seguir siendo salvajes pero con muchos conocimientos técnicos. Imagina un chimpancé que sepa disparar un arma.
La educación nos permite comprender fuerzas superiores que rigen todo lo que existe y aprendemos a alinearnos con ellas. Libera nuestra conciencia, aunque limita nuestros impulsos animales. Hemos domesticado diversos animales, pero el más importante que debes domar está en tu interior desde que naciste. ¿Pecado original?
Tu capacidad de escuchar a tus guías (padres, maestros, autoridades, líderes espirituales, enviados) facilitará tu aprendizaje. Pero no olvides a tu maestro interior, que el bullicioso mundo de hoy intentará insistentemente acallar. Son variados los nombres que se le ha dado a esa “voz de tu conciencia”.
Actualmente que la información es de fácil acceso, debemos desarrollar mejor la enseñanza horizontal, andragógica y constructivista, para no limitar las posibilidades del aprendiz. Estamos en un terreno muy cambiante, donde si la enseñanza no es flexible tiene riesgo de tornarse obsoleta.
La educación permite que podamos organizarnos en grupos de millones de personas. Si asumes una conducta salvaje guiada por tus instintos, violando todo lo establecido, multitudes te enfrentarán de una u otra forma y te eliminarán como a un animal peligroso. Te aislarán, te despojarán de tus bienes y privilegios, te pondrán en una jaula o incluso podrían matarte, dependiendo del grado del daño que hagas. En todas las asociaciones de animales hay reglas, cuando se pierden, se pierde la sociedad.
La enseñanza religiosa ya no puede seguir estancada. El valor de las Sagradas Escrituras se mantiene, si logran traducirse al lenguaje vigente. No sólo es cuestión de Historia y Arqueología, además del pasado, Dios es presente y futuro.
Nuestros pensamientos son energía y pueden desencadenar importantes procesos energéticos. Eventualmente comprenderemos la interacción de nuestro campo energético con la energía de nuestro entorno (Lucas 8:43-48)
Hemos realizado grandes cosas, pero no estamos logrando mejorar proporcionalmente nuestra calidad de vida. No sólo se trata de: conseguir buena comida, evitar enfermedades, morir más tarde, aparearnos satisfactoriamente y acumular muchas cosas. Somos más que eso y la educación debe replantearse, motivando que utilicemos niveles de conciencia superiores, que nos permitirán un mejor funcionamiento psicosomático, y mejores relaciones con los demás, el medio ambiente y con entidades superiores. Si sólo te enfocas en tus condiciones de animal, pensarás como animal. Ciertamente puedes convertirte en bestia, pero también puedes activar tu conciencia superior. Nunca podrás dejar de aprender, para eso naciste. Solamente escoges si aprenderás por las buenas o por las malas. Llegarás, antes o después, pero hoy toca avanzar.