¿A quién educar? Aunque la respuesta luzca obvia, no es así. El qué de la educación corresponde a lo que se debe aprender entendiendo que en su mejor conceptualización la educación es una apropiación y transformación de las formas de la cultura humana. El qué de la educación implica principalmente conocimientos, valores, actitudes y habilidades.
Una vez determinado el qué aprender, hay que plantearse el a quién educar. Lo más evidente es que la primera respuesta y especialmente la población meta, sean las niñas y los niños.
Inmediatamente habría que preguntarse, si sería menor el grado de prioridad cuando descubrimos que las estadísticas indican que más de 400 mil jóvenes ni estudian, ni trabajan y 2 millones realizan trabajos inestables y de muy baja calificación por la carencia de una educación de calidad ¿No sería esa población meta realmente prioritaria, o al menos tan prioritaria como la de las niñas y los niños? Debido a que habiendo sido niñas y niños no tuvieron la oportunidad de ser apropiadamente educados y por lo tanto han víctimas no sólo de los limitados alcances del sistema educativo en cuanto a darle la oportunidad de la escolaridad y principalmente las competencias para poder al menos adquirir conocimientos, asumir valores, desarrollar habilidades o aprender actitudes para vivir sus vidas con el mínimo de dignidad. O lo que aun sucede con más frecuencia, que la calidad de la educación que recibieron fue tan deficiente que sus años en las aulas, fueron prácticamente perdidos.
El a quién educar coloca además en una muy alta prioridad a aquellas y aquellos que no manejan lo básico de la lectoescritura, es decir que son analfabetos absolutos o analfabetos funcionales; esa última categoría que podría llegar, dada la tan baja calidad de la educación, hasta personas con varios supuestos grados de escolaridad.
El a quién educar no sólo se limita a la educación escolarizada, institucionalizada o educación formal. Hay que recordar que son muchas las competencias en términos de conocimientos, valores, actitudes y habilidades que se pueden adquirir más allá o fuera de las aulas y que utilizando distintos medios de comunicación es mucho lo que se puede hacer al respecto, formando mejores ciudadanas y ciudadanos para una mejor sociedad.
La educación en sus más variadas expresiones, vertientes o formas, es una actividad fundamental de la sociedad, en lo cual todos estamos de acuerdo; pero se necesita verla en sus más profundas dimensiones tanto dentro como fuera del aula, para considerar el extraordinario impacto que una educación de calidad puede tener en las vidas de las personas.