A propósito del “despropósito” de una propuesta de ley de educación sexual, hablemos de la Asociación Dominicana Pro Bienestar de la Familia PROFAMILIA
Yo no acabo de entender cómo es posible que personas en “abstinencia”, consideren que tienen que opinar sobre la educación sexual de un país. Es increíble que tengamos que estar en “síndrome de preocupación” porque, además, corremos el riesgo de que sean escuchados por las autoridades. No importa que en este país la tasa de embarazo en adolescente sea de alarma social, lo que evidencia una sexualidad activa; un cura propone aplicar los escrúpulos de María Gargajo, obviar esa realidad y convertir el aula de clases en un púlpito para predicar abstinencia y contención. Ojo, que quede bien claro, si me preguntan mi opinión o mi deseo, quisiera que la sexualidad activa fuese cuestión de personas adultas y siempre por consenso; pero no se trata de “deseos”, se trata de educación y la educación es una política pública.
A mí me parece que Magaly Caram y el trabajo de PROFAMILIA es fundamental para hablar de educación sexual en las escuelas. Esta institución en el transcurso de los años ha implementado múltiples programas con adolescentes y jóvenes, arrancándoselos a la pobreza y convirtiendo a la mayoría en líderes de sus comunidades o en personas con una vida enfocada hacia el desarrollo individual y colectivo. No parten de negar lo que la realidad nos enrrostra cada día, sino de conocerlo, de estudiarlo, de investigarlo y acometerlo.
Profamilia es una institución pionera en servicios de salud sexual y salud reproductiva, tiene 51 años haciéndolo de una forma magistral. Planificación familiar, acceso a métodos anticonceptivos, promoción y educación sobre la salud sexual y la salud reproductiva, entre otros programas y servicios. Un trabajo fundamentado en la educación, la que describe como piedra angular de sus acciones. Tiene como lema “La procreación consciente, la libertad de decisión y los derechos humanos -el derecho a conocer, el derecho al acceso, el derecho a la libertad, el derecho a la decisión, el derecho a la atención y el derecho a la salud.” ¿Se necesita más de ahí, para tener una visión de claridad meridiana sobre lo que necesita el país en este tema?
Hay voces que dirán (todavía a esta altura de la vida sigue pasando) “eso es un instrumento de los intereses foráneos enfocados en el control de la natalidad”; pero el trabajo enfocado en derechos, en la decisión libre de los individuos sobre el tamaño de sus familias, evidencia que ese es un argumento vil. Profamilia rompió con los silencios y los tabúes sobre estos asuntos, para poner en la agenda pública nacional la necesidad de tomarlos en cuenta.
Maneja unos 712 millones de pesos al año (ingresos propios, las clínicas y las agencias donantes), con ese dinero da cátedras de buena administración, excelente desempeño y transparencia para: ofrecer salud sexual y reproductiva, promover estos derechos, hacer investigaciones de tanta calidad que una de sus investigadoras acaba de ganar el premio Allan Rosenfield de la Sociedad de Planificación Familiar de los EEUU, uno de los más prestigiosos del área. Si quieren comprobarlo, entren a su web y ahí se encontrarán con múltiples investigaciones, muy serias, que describen lo que está pasando en nuestra población; con recomendaciones para un abordaje comprometido con la salud de la juventud y de la población en general. Tiene 7 clínicas, con servicios de calidad y a bajo costo; que incluye, además de los servicios tradicionales, detección temprana de violencia intrafamiliar, infertilidad, odontología, prueba de DNA-HPV, consejería gratuita, atención integral, apoyo a personas viviendo con VIH, atención integral en perdida de una gestación, atención para adolescentes y jóvenes. Y una unidad de investigación biomédica.
Es una institución líder, que trabaja con calidad, calidez, solidaridad y transparencia. Tiene además un programa de fertilidad, porque también se comprometieron a que “ese embarazo anhelado puede ser posible en nuestras clínicas Profamilia”. Saben comunicar, sus cápsulas educativas son muy creativas y de calidad, les recomiendo que busquen las que son “en 30 segundos o menos” o los comics dirigidos a población joven.
Si de verdad les interesa enterarse de lo que está pasando en República Dominicana con el embarazo en adolescentes, con la necesidad de prevenir riesgos sociales en adolescentes escolarizados, con calidad de atención intrahospitalaria, con la situación del aborto, y otros muchos temas de salud, les reitero que busquen sus estudios; ahí tendrán datos veraces y concretos para la toma de decisiones.
Querida humanidad dominicana, si entendiéramos que la religión pertenece al ámbito privado de las personas, y que los derechos son del ámbito público; estaríamos exigiendo al liderazgo de las iglesias que dejen de intervenir de esa forma en las decisiones de Estado. Recuerden todo lo que nos costó la alianza de la iglesia con la dictadura. Exijamos que cada quien juegue su rol. La educación sexual no hace que nadie se haga activo sexualmente, muy por al contrario puede “salvar”, pues será información entregada de la forma correcta, para que puedan contrastarla con lo que reciben en todo momento por internet, televisión y presencial. No se nos puede olvidar que, en el drama de las adolescentes embarazadas, está latente, aunque no se hable, que en la mayoría de los casos son niñas o adolescentes violadas, estupradas, abusadas; que no contaban con la información suficiente para resistir y denunciar.
En definitiva, ¿qué se puede esperar de alguien que considere que, si implementan acciones afirmativas a favor de las mujeres históricamente discriminadas, un hecho reconocido por los Estados en Convenciones Internacionales y en nuestra propia Constitución, se está promoviendo la guerra?
Abogo por un Estado que se modele en el trabajo tesonero, serio, de calidad, responsable y comprometido con instituciones, que como Profamilia están día a día en la realidad de estos temas. Apostemos a una educación sexual que no promueva mitos y tabúes, sino información y conocimiento.
Aclaración pertinente, las autoridades de PROFAMILIA no están enteradas con anterioridad de este artículo.