El desafío principal  de la educación dominicana en la actualidad consiste en dar en el  corto plazo  un  gran salto de calidad.

Las transformaciones que en el mundo introducen las TIC obligan a repensar el concepto de aula, los horarios, la asistencia a clases, el rol de la profesora o en profesor. Hay  que destruir esos esquemas o modelos para superar el extraordinario retraso en cuanto a educación de calidad de la República Dominicana.

No será posible superar el retraso en el corto plazo si el salón de clases sigue funcionando con una profesora o profesor al frente de un grupo de estudiantes por varias horas, a veces alternándose; con un receso o recreo, para luego volver a lo mismo; además con una distribución del tiempo semanal que para grupos de estudiantes, no permite aprovechar el tiempo efectivamente. Pero además las actividades que se realizan en ese salón de clases, son tan ineficaces que hay que tomar tiempo adicional para hacer las tareas o los deberes en el hogar; o la asignación de trabajos en grupos en horario extraescolar, con todas las consecuencias para la vida del hogar; pero es aún peor si es un hogar monoparental como sucede en muchos casos, o si simplemente no está disponible el padre o la madre  o tienen limitaciones para poder colaborar  con las tareas.

Con todo y los esfuerzos de las profesoras, profesores, alumnos y familiares, la realidad probada y requeté probada, es que en las predominantes condiciones  se aprende muy poco y ahí están  las estadísticas internacionales que ya cansa repetirlas: entre los peores del mundo en calidad de la educación.

Hay que destruir esos esquemas y modelos educativos para construir el camino hacia la más grande superación de la calidad educativa.

En el pasado  se requería  de décadas para superar un significativo  retraso en calidad de la educación; pero los recursos que hoy se disponen con las TIC y el hecho de que para las niñas, niños y jóvenes se les hace muy fácil asumir los nuevos enfoques pues nacen  en el mundo digital, hace posible en poco tiempo dar el gran salto en la educación dominicana. Después de los primeros seis grados de escolaridad, las profesoras y profesores como tradicionalmente se han concebido  ya no son imprescindibles en su antiguo rol, y habrá que asignarles nuevas funciones  muy diferentes a los que  hasta hoy predominan.

Es un buen momento, es una gran oportunidad para superar el retraso en el corto plazo; pero  hay que destruir para construir.