Podría parecer muy exagerado agregar más desafíos a la educación dominicana que los que ya tiene la educación formal; pero sucede que el sistema educativo lo integran la educación formal, la educación no formal y la educación informal.
Se entenderá mejor lo planteado si nos referimos a lo que al respecto establece el artículo 28 de la Ley de Educación 66-97 cuando expresa que: “El sistema educativo comprende los tipos de educación, formal y no formal, que se complementan con la educación informal. a) Educación formal, es el proceso integral correlacionado que abarca desde la educación inicial hasta la educación superior, y conlleva una intención deliberada y sistemática que se concretiza en un currículo oficial y se aplica en calendario y horario definido; b) La educación no formal, es el proceso de apropiación de conocimientos, actitudes y destrezas que busca las finalidades de la educación formal de manera paralela a ésta para poblaciones especiales, utilizando una mayor flexibilidad en el calendario, horario y duración de los niveles y ciclos de la educación, así como una mayor diversidad de medios para el aprendizaje; c) La educación informal es un proceso de aprendizaje continuo y espontáneo que se realiza fuera del marco de la educación formal y no formal, como hecho social no determinado, de manera intencional. El sistema la reconoce y la utiliza como parte de sus actividades”.
Pero más que nuevos problemas la verdad es que la educación no formal y la educación informal pueden ser vías, mecanismos o salidas para hacer más efectiva la educación de las ciudadanas y ciudadanos.
El hasta hoy tan escaso aprendizaje en la educación formal y de manera especial la gran deserción escolar a partir del 6to grado de la educación primaria, obligan a entender que una gran parte de la sociedad no logra los niveles mínimos de educación que requiere la época. Sólo tomar en cuenta los cientos de miles de jóvenes que ni estudian, ni trabajan que al sumarlos a aquellos de muy bajas calificaciones tanto en el mercado laboral formal como informal podrían estimarse en más de 4 millones de habitantes, cuya nivel educativo en sí mismo los condena a la marginalidad y la alienación.
De entrada lo más probablemente exitoso o efectivo de las estrategias para la educación no formal e informal sea que sus diseños resulten ser realmente muy diferentes a los de la educación formal sin faltar los apropiados mecanismos de validación y convalidación.
No se puede hablar de la educación como el camino al margen de la educación no formal e informal.