Don Mario Rivadulla acusa fuerte golpe a su orgullo dominicano  por observaciones hechas por María Legañoa, la respetada educadora cubana, sobre la educación nacional.

Doña María se une al coro de  observadores dominicanos y extranjeros criticando  las debilidades del magisterio dominicano.  Con sabiduría popular nos recuerda “no se puede enseñar lo que no se sabe”. Lagunas encontradas en países como Haití y Honduras,  aquí prevalecen. Por ello, la distinguida pedagoga privilegio la enseñanza de matemática, lenguaje, ciencias e historia, pilares de toda educación contemporánea y forjadoras de la productividad nacional.

Líderes comprometidos con su nación luchan por contar con  evaluaciones  de maestros y sobre todo, un flexible control de calidad a nivel del profesorado y la administración.  ¿Tendrán razón quienes consideran dichos  mecanismos,  indispensables para ser usados no abandonados,  brillan por su ausencia en nuestro patio? Con su crítica, Doña María  señala como sanar al enfermo en cuidados intensivos.  Mi  experiencia avala sus inquietudes.


Mi espíritu trotamundos en el USAID me ha llevado a  programas de educación a múltiples niveles y  “parajes.”  Doña María refleja mis propias evaluaciones en otros países.  El USAID, con énfasis en calidad docente y conocimiento mas que en ladrillos,  volcaba cuantiosos fondos en mejorar el magisterio,  en libros y equipamiento,  y evaluando el progreso de los alumnos.   Con dedicadas maestras, vi como los alumnos aprendían bajo una mata de mango.  Grandes éxitos premiaron esos esfuerzos.

Desgraciadamente, cuando el compromiso político no calaba hondo, poco se lograba.  Sin disciplina, con evaluaciones archivadas, y con “mafias” controlando sueldos y nombramientos, las metas eran inalcanzables.  Al serles irrelevante la calidad de la docencia, los administradores maldecían a su niñez.

Puede haber gran conocimiento en expertos y practicantes.  Mas al margen de la sapiencia, si no hay una rígida supervisión del personal–docentes, administradores, personal de apoyo- y si no se exige un sano rendimiento de cuentas, niños y niñas solo serán de-formados para ser la carne de cañón del incierto futuro –o sea, la mediocre educación multiplica, no elimina, la pobreza.

¿Se podrán dar ese lujo los dueños del país? Si su ambición se limita a ser dueños del país, bien pueden. De hecho, convertir al país en el vecino ampliaría probablemente, al menos a corto y mediano plazo (diez años), –antes del colapso en la distopía–sus ganancias.  Pero y ¿si fuesen dominicanos con amor a la patria?  ¿Usarán el poder para crear un país  Aytí Este o una nación Dominicana vibrante para todos sus hijos?  ¿Y?

Dos frentes acechan  en movimiento de pinza:

  •  La inmigración masiva del vecino.  Las políticas económicas, intencionalmente o no, continúan deprimiendo el nivel salarial al cual puede aspirar el nacional y “justifica” su substitución masiva por los vecinos. Y esto causa la creciente desnacionalización dominicana.
    • La razón alegada: no se pueden pagar sueldos más altos, aunque el acelerado crecimiento económico sea la envidia de las Américas.  O sea, la productividad del trabajador  y de sus supervisores  (los jefes no son muy productivos)  no da para pagar sueldos dominicanos.  La del vecino, aunque mas baja pero con sueldos de hambre, puede cubrirse.
    • La legislación laboral  aumenta costos, y  aunque en principio protejan a todos en la Rep. Dom., a los vecinos…
  • El cáncer interno.   La juventud: ¿esperanza dominicana o su némesis?  
    • Mejoras en productividad rompe las cadenas de la pobreza….y la educación apropiada causa ese aumento (apoyada por, entre otras: inversión inteligente y efectiva). No educación, no aumento, no aumento, sueldos de miseria, y estos llaman al vecino.
    • Si las mentes jóvenes, no reciben los valores, ideas y conocimientos necesarios para labrar el futuro de la nación, y si son "educados" como educan a los vecinos, a lo motoconcho…  ¿serán estos pinos nuevos dominicanos  orgullo del país…o serán del vecino, ciudadanos  construyendo su Aytí Este.?

El amor patrio puede conquistar ambos brazos de la pinza.  

  • Esgrimirán sus líderes políticos  ( buenos hay),  orgullosos de su patria, la  vergüenza contra el dinero?   
  • ¿Existe una organizada   voluntad popular exigiendo la redención nacional de un futuro Aytí Este?   ¿Exigiendo vergüenza contra dinero?

¿Abrazarán estos pinos nuevos  la grandiosidad dominicana,  con sus flores y espinas, o sucumbirán ante la alienante  distopía del fallido vecino?

La educación creará dominicanos o les deformará para que clamen por el vecino.