Equivocados están  quienes,  asumiendo  la responsabilidad cívica de formar parte de  EDUCA,  declaran innecesaria una revisión del “Plan Nacional Quisqueya Aprende Contigo”, por ser un logro extraordinario    del actual gobierno.  Esas declaraciones,  consecuencia del sainete  truhanesco  puesto en escena por el inefable alcalde de Santo Domingo, no han sido acertadas. En la graduación montada por el  político, quedó comprobada la presencia de  diplomados falsos. De mentira.

Para la población, aquel show electorero fue un engaño más.  Timo de rotunda gravedad, pues  levanta sospechas sobre una proeza educativa que, dicho sea de paso,  ni fue iniciativa del poder político ni es pagada con los millones del PLD, ni tampoco con los ahorros del Presidente Medina: el plan de alfabetización se pone en marcha después de  una  prolongada lucha por el 4%, y está  pagado con dinero del contribuyente dominicano. El presidente fue obligado por el pueblo a ocuparse de la educación.

La  alfabetización se tiene como una de las joyas de la corona. Es urgente certificar su autenticidad. De lo contrario, quedarán dudas. Es hecho comprobado: parte del 4% para la educación fue a parar a los bolsillos de cercanos colaboradores de palacio e íntimos del Comité Central. A la fecha, del terrible escándalo de la OISOE nada se sabe, y puede que no se sepa. Cualquier investigación que ataña a funcionarios  importantes queda empantanada en las apestosas gavetas de la procuraduría.

“Este es un país en que mentir no es solamente tolerado sino que la mayoría de las veces hacerlo no genera consecuencias, la gente simplemente desconfía de todo y el ejercicio de la autoridad está seriamente erosionado por la desconfianza de la población en la misma”,  señala, preocupada ante la indiferencia de esta sociedad sobre el caso de los falsos alfabetizados, la  abogada e intelectual Marisol Vicens en su último artículo “Afilando cuchillo”. Advierte que si estuvieran  mintiendo sobre el programa de alfabetización, agravaría la peligrosa crisis de credibilidad  que sufren  las instituciones nacionales.

EDUCA, porque es verdad, podría esgrimir que ha venido supervisando tan loable e imprescindible  proyecto educativo. Pero eso no basta, no sería la primera organización a la que el gobierno  pone de mojiganga. ¿Acaso no burlaron a los venduteros, organizaciones internacionales, y hasta el mismo y sabihondo empresariado? Policías, médicos, maestros y sindicatos han sufrido engaños similares.  Incontables  las  comisiones  ninguneadas. Ni qué decir de licitaciones viciadas  y concursos apañados.  Téngase presente: todo puede ser mentira y trampa en cualquier iniciativa gubernamental.

EDUCA  no puede arriesgarse al equívoco. Debe auditar, investigar, y, entonces,  pronunciarse sobre  la pureza  de ese proyecto colectivo de  enseñar a leer a nuestros  iletrados.  Desde que se supo de esos graduados de mentira que vitoreaban al alcalde,  “Aprende Contigo”, esa gran iniciativa social,  ha sido contaminada.

Solo EDUCA, sin remilgos politiqueros, puede limpiar nuevamente el  “Plan Nacional Quisqueya Aprende Contigo” en las actuales circunstancias. Vivimos una democracia trucada, chatarrera, donde quien preside la Junta Central Electoral – absurdo sin igual – es dirigente del partido que gobierna. Por consiguiente, aquí, falsear alfabetizados podría ser una pendejadita.  “Quien roba una vez, roba diez”, sentencia el refrán.