El (o “la”, depende de la corriente editorial) Internet ha remozado la situación comercial en más de una forma, en el caso de las grandes editoras (las que de verdad hacen su trabajo) les ha traído una duda adosada a un vientecillo frío de esos que se sienten por el espinazo. Esas editoriales (repito: las que de verdad hacen su trabajo) van a mantenerse en el mercado porque saben que el eBook no va a extinguir el libro y por tanto en vez de ver un obstáculo han descubierto una herramienta nueva y definitivamente más eficaz.

Así también se han ido creando nuevas editoriales respondiendo al desfalco de las viejas “editoriales”, algo así como agenciarse uno mismo los plátanos porque en el súper están caros. Aparte de los ya mencionados eBooks están los libros artesanales que también están muy de modas en nuestro país. En cuanto a esas dos vertientes se puede decir que una, los eBooks, le quita fronteras absurdas a la literatura y aminora los costos; y la otra vertiente, los libros artesanales, hacen del la lectura un placer aun mayor provocando en nosotros los lectores la fantasía del coleccionista.

La primera editora puramente digital del país es Luna Insomne y que sea la primera no tiene ningún valor, esto no es una competencia pero vale la pena nombrarla porque ha combinado elementos sumamente positivos de una manera muy peculiar, si me permiten decirlo. Luna Insomne no cobra sino que paga, ahí ya tenemos un giro vertiginoso de circunstancias. No digo que sea mucho lo que paga porque esos detalles son muy íntimos para estar preguntando pero de pagar sesenta mil pesos y ser leído (si es que se tiene suerte) por su madre a pasar a recibir dinero y ser leído por un mexicano en noruega hay mucha diferencia.

Luis Reynaldo Pérez no es el habitual sempiterno editor (por lo que he oído de dos escritores que respeto muchísimo, porque no he tenido ni dicha ni oportunidad de tratar con el en asuntos laborales) es más bien un colega que pregunta discretamente y en ese preguntar se le nota y cito “un respeto sacro por la obra”.

Y aun hay un tercer detalle para con esta editora que es alarmante y es que entre las obras de su primera apuesta editorial está la de Ricardo Cabrera. Digo alarmante porque como ya podrán ver ustedes el Sr. Ramírez (como le conocemos los que gozamos de su amistad) no es cosa fácil y mucho menos para aspirantes a la cordura. Veamos, por poner un ejemplo, un extracto de su libro, publicado por Luna Insomne, Viñentas Ojepse:

Mimamámemima

Un mimo es un botón lavado en cenizas

una reducción lógica a partir de prisiones silenciosas

la satisfacción acostada fuera del pavimento sensitivo

fantasmo corazón de pausa

un idiota que se cree payaso sin llorar

Ciertamente los textos del Sr. Ramírez (Ricardo Cabrera) son esas caricias de amor duro en las que uno no sabe si agradecer o llorar por la bofetada. Sin piedad saca al lector de esa sedentaria zona de confort para fornicar al “dicho simple” con la amargura poética. Como bien lo dirá él “Porque a mi qué me va que vengas de una playa a conquistar mis pesadillas”. Lo curioso es, sobre todo, que siempre creímos que su primera publicación sería esa novela con tonos del neogótico japonés que tanto ha gustado.