Edith, rompe moldes. La marca “Febles” simplemente se justifica a sí misma con el nivel profesional que porta su propietaria, quien muy por encima de las apariencias y conveniencias que suele exigir el mundillo de la comunicación, luce sin complejo su fisonomía con las características propias de su raza.
Un paseo por su infancia
Edith Febles Batista, nace en una comunidad campesina de la provincia de El Seibo. Tiene vagas remembranzas de su niñez, pero lo que recuerda tiene que ver con el ambiente, el verde de los campos, el rocío de la mañana, y con dos ríos de aguas cristalinas que ya ni existen.
Su casa estaba rodeada de cañaverales. Había muchos naranjos y solía retozar bajo su sombra. Jugaba a tener su propia casa; con trozos de platos rotos, fingía cocinar en cualquier envase desechado. Para la Edith de entonces, aquellos, eran auténticos juegos de cocina.
Su paso de la niñez a la adolescencia se inició muy rápido porque desde niña tuvo responsabilidades: ayudaba a su madre en los quehaceres domésticos, la acompañaba a la loma para procurar la cosecha, y luego al puesto de venta sabatino para venderla. Por eso, desde pequeña aprendió a negociar, y ya con siete años estaba familiarizada con los números.
Con su madre, recorría distintos lugares, a veces lejanos parajes campesinos para hacer diferentes trabajos domésticos, como lavar y planchar ropa de quien requiriese sus servicios. En esa época aprendió a identificar la creciente de un río, antes de que se produjera la riada. La niñez y la adolescencia de Edith transcurrieron caracterizadas por el trabajo y las responsabilidades desde muy temprana edad.
Su llegada a la ciudad capital se debió a los problemas de salud de su padre quien se vio obligado a vender las tierras que tenía en el campo y ubicarse con la familia en un barrio donde no había luz eléctrica ni agua corriente.
En la escuela fue calificada como excelente estudiante. Ya en la capital, en el colegio de las monjas le convalidaron el primer curso sin que tuviese certificado. Todavía algunos compañeros la recuerdan como una alumna brillante.
Actividades que la inclinaron hacia el periodismo
A los catorce años ya era catequista en la iglesia, y en encuentros y talleres perdió el miedo al micrófono. De ahí a que la invitaran a la radio fue un paso. Comenzó así de joven y se enamoró de ese medio. Viajó a cada comunidad campesina, reportaba sus problemas, sus fiestas, sus aguinaldos navideños. En los campos, visitaba a enfermos, detenidos, organizaciones de mujeres, de jóvenes… o a cualquiera con la necesidad de denunciar algo.
Febles pensó que aquella comunicación con la gente era la experiencia más extraordinaria de su vida. Los que la veían desenvolverse, auguraron que llegaría lejos.
Dice no haber conocido ningún gran fracaso y ninguna gran decepción. Eso quizás tiene que ver con su carácter. Ella piensa que “uno debe liberarse, sacudirse de los malos entendidos, ser libre. El dolor, la decepción, el fracaso, vistos como tales, cargan de forma innecesaria. Es mejor decir que he tenido experiencias, a veces duras, que forjan la vida, y te preparan para seguir con menos tropiezos”.
Los motivos y circunstancias que la llevaron a convertirse en periodista fue el curso natural de lo que amó hacer. Tuvo oportunidades de tomar otros rumbos. Pero desde muy pronto estuvo seducida por la posibilidad de invertir el tiempo escuchando a la gente.
Febles forma parte un reducido grupo que representa la dignidad del periodismo dominicano y no le resulta “caro”, al contrario; manifiesta que “la libertad que eso ofrece no tiene precio. Caro es que a un periodista la gente no le crea. Caro es que tu palabra se devalúe. Caro es no merecer la confianza. La dignidad reditúa y de buen modo”.
A pesar de su desbordante actividad profesional, saca tiempo para la jardinería, y sobre todo, para cocinar platos con esmero.
Compatibiliza bien su rol de periodista con el de esposa y madre porque para ella ser mamá es que como si el corazón jugara en el patio, ser esposa una elección libre, y periodista una forma de vida. No tienen porqué competir entre sí.
Dentro del quehacer de la cocina ha procurado mejorar algunos procesos. Prepara conservas de atún o de vegetales, poco común en la República Dominicana. Visita y escoge cuidadosamente sus productos en el mercado e invierte un sábado de cada mes a esa actividad que tanto disfruta.
Una identidad definida
Las presiones que existen en los medios de comunicación con el aspecto físico, no han permitido que Febles rompa su identidad y ceda al “blanqueo” de su imagen, la periodista manifiesta “hace poco renové mi cuenta de Facebook y encontré dos mensajes de igual número de peluqueras preguntándome la razón de llevar mi pelo como lo llevo. Puede aparecer gente así, que quieran saber. Pero, por lo general, yo no he tenido problemas. Creo que a todas las chicas de este país que hemos decidido llevar nuestro pelo afro, encontraremos gente que nos diga que tenemos que procesar el pelo. Entiendo también que algunas personas este pelo les asusta. No saben qué hacer con él. No saben cómo tratarlo. Ahora es cuando está surgiendo un mercado que oferta productos para el pelo crespo, algo muy contradictorio dadas las características del país. Yo siempre tuve claro que mi pelo y mi color eran míos. Que cada puerta que pase entraré yo, negra y de pelo crespo. Cuando pasas así de segura, nadie te para. Puede que en ese transitar algún susurro llegara hasta mi ¿esa qué se cree? Pero no me daba por enterada y seguía caminando”.
En el periodismo
Destacada periodista, conductora y productora con más de 20 años de experiencia en el mundo del periodismo, trabajando en prensa, Radio y Televisión.
Sus inicios con la Radio, comenzaron en su aldea natal, a los 14 años en la Emisora Católica de Pueblo, trabajó en la Comisión de Medios de la Conferencia del Episcopado con el programa juvenil Punto Joven, luego inicia la prensa escrita con el Periódico el Caribe.
Ha sido co-presentadora del programa El Jarabe; conductora y productora del programa Enfoque Matinal; conduce junto a Amelia Deschamps el programa radial En la mira, produce la serie Mujeres, pasos por la Igualdad y también fue productora y conductora del matutino El Despertador por más de siete años, junto al destacado periodista Marino Zapete.
Febles tiene proyectos futuros que le gustaría cristalizar algún día, pero dice que si muriese esta noche, espera que la recuerden por haber contribuido a sembrar semillas que tienen que ver con la libertad, la justicia, la tolerancia, el respeto y la defensa de los derechos humanos.