Desde hace mucho tiempo, el narcotráfico se ha constituido en el centro en torno al cual se ha venido estructurando un "sub sistema económico" de clase mundial, que desenfoca y ensombrece las más sanos fundamentos de la organización social, política y cultural de todos los países. De hecho, se está gestando cada vez con mayor profundidad una cultura de especulación en las decisiones empresariales; la impunidad crece dentro de las instituciones creadas para investigar, perseguir y sancionar a los antisociales; se legitima a toda costa la ilegalidad; se agiganta la drogadicción entre los consumidores; el Estado pierde credibilidad ante los ciudadanos, y lo que es peor aún, se ha quebrado enormemente la capacidad de la sociedad para gobernarse sobre la base de sus tradiciones más significantes y preciadas, para dar paso a la cultura del "búsquenme lo mío que para eso me pusieron aquí". Adiós ideologías!
A través de las afirmaciones ya citadas y antes que por ellas mi razón alcance un desdichado estado de putrefacción, acojo con prontitud en busca de ánimo, un ejemplar que hace un tiempo leí sobre el simposio internacional titulado "El impacto de capital financiero del narcotráfico" celebrado en la Paz, Bolivia, nada más y nada menos que en el año 1991, y una vez ocupo el tiempo escrito del Profesor Carlos Amat y León, me sumerjo en las conclusiones que este vertiera sobre la economía del narcotráfico como una forma de evitar que la misma continúe creciendo en los países con capacidad de producir, descubriendo en ellas grandes soluciones para nosotros, las cuales dejo en resumen para su análisis y ponderación. A saber:
1º. Voluntad política nacional, liderada por sus gobiernos e impulsada por un amplio consenso de la clase política y dirigente de los países, en torno a un programa de acciones específicas, para erradicar de raíz el narcotráfico. Si lo propone aquí, algún político le dirá: no dañe el momento!
2º. La aplicación de una política macro-económica orientada a controlar la inflación, estructurar los precios relativos favorables a la producción nacional y movilizar el ahorro interno para financiar la capitalización del país y aumentar el empleo y la productividad del aparato productivo. Aquí se ha implementado una buena política macro-económica, pero, sin menudo, aunque sí con fardos.
3º. Garantizar la propiedad de la tierra. Aló, con Juan Hubieres por favor!
4o. Proteger la vida y la propiedad de todos. Gracias a la policía, que me ha dado tanto, me ha dado el oído que en todo su ancho, graba noche y día grillos y canarios, martirios, turbinas, ladridos, chubascos.
5º. Fortalecer los gobiernos locales con la participación activa y efectiva de las asociaciones vecinales y de las organizaciones empresariales y de los trabajadores. Bueno sí, aquí los sindicatos son empresas y las juntas de vecinos viven certificando buenas conductas de distribuidores de drogas.
6º. Combatir decidida y efectivamente las mafias del narcotráfico y de las sectas guerrilleras. Gracias Señor, porque aquí no hay mafias ni sectas!
7º. Apuntalar a las autoridades que persiguen el narcotráfico y funcionarios públicos responsables de los proyectos y programas de desarrollo económico y social.
Coño, que habrá querido decir con "apuntalar"? No entiendo!