El Génesis, primer libro de la Biblia, en su primer capítulo nos mueve a hacernos consciente de una realidad,  al mismo tiempo que nos descoloca de una creencia que asumimos por  siglos  y es creer que el ser humano es el único y más importante ser de la creación, el cual tiene derecho de controlar a todos los demás integrantes del planeta, afectando no sólo el hábitat, sino también otros funcionamientos del buen orden de lo creado.

Digo que se entendió mal porque aquello de reproducir, multiplicar, someter y dominar la tierra que nos habla en (Génesis 1, 1SS) ha producido mal uso de los recursos naturales, explotación de todo, destrucción de la vida vegetal, mineral, animal, es decir, de ser cocreadores con el creador, nos hemos convertidos en destructores de la obra creada.

Creo que será necesario  poner el cuidado del medio ambiente de moda, pero no una moda manipulada, sino hecha desde el llamado a la toma de conciencia, sabiendo que es serio esta temática de  deterioro y  de seguir como vamos, la vida en la tierra no tiene mucho futuro. Saber cómo  se daña y con   que se reconstruye nos ayudará en esta dinámica de empezar a darle sentido y valoración a todos los seres creados como parte importantes de la misma. 

Nadie puede creer que es tan importante una hormiga, una rana, una cucaracha para el equilibrio del ecosistema, y estos seres vivos vienen a cumplir con su parte, siendo entonces llamativo como el ser humano  es el único ser  que llamado a cuidar, daña, destruye y violenta su hábitat con conocimiento de causa.

La ecología se define como  una rama de la biología que estudia las relaciones entre los seres vivos, su ambiente, la distribución, la abundancia, y cómo esas propiedades son afectadas por la interacción entre los organismos y el medio ambiente en el que viven (hábitat), así como la influencia que cada uno de los seres vivos tiene sobre el medio ambiente (Diccionario Real Academia Española).

La palabra Ökologie se deriva de la unión de las palabras griegas oikos, que significa casa, hogar, vivienda, y logos, que significa estudio, tratado. Así, ecología significa el estudio del hogar. Por tanto, se hace un llamado urgente a realizar una revisión de cómo se están viviendo estos elementos en práctica.

La ecología integral, es un concepto atribuido al papa Francisco en su encíclica Laudato si, en ella se muestra como base para la justicia y el desarrollo en el mundo desde una  nueva solidaridad global, y todos y desde ahí cada uno  tenemos un papel que desempeñar, donde las acciones pequeñas marcan la diferencia.

El centro de la ecología integral, de la llamada al diálogo y de la nueva solidaridad, ha de realizarse desde una transformación del corazón humano,  el cual asuma el  bien de la persona como el valor clave, dirigido a  la búsqueda del bien común. Desde la conciencia de saber que toda la creación está conectada y es un hecho que todos los seres vivos somos uno con los otros.  Sabiendo que no es el ser humano el más fuerte, sabio, e inteligente de la creación. La diferencia queda clara entre un niño y un pollito, por ejemplo, mientras el primero necesita años de cuidado, el segundo en un tiempo corto ya logra su independencia.

Por otro lado, es un hecho que nos entregaron una obra muy  hermosa, una creación completa, limpia, rica en todos los elementos que necesitamos para vivir. También es cierto que no se le ha dado  el mejor de los manejos y cuidado a esta obra. En ese sentido, el cuidado de  la creación es una llamada urgente pues es necesario entender que por solidaridad  y justicia estamos llamados a dejar un mejor medio ambiente a las generaciones que siguen, ya que nadie nos faculta a dejar un futuro incierto a estas. Por tanto, el implementar  pequeños gestos de siembra, higiene, protección y uso equilibrado, justo y respetuoso de los recursos nos puede ayudar a tener un mejor cuidado de la “casa grande” que es para todos y todas.  Ya es la hora.