En los últimos tiempos se ha generado una corriente impulsada por activistas sociales en torno a la necesidad de legalizar las drogas. Como sabemos, la legalización de las sustancias controladas implica la supresión o modificación de las leyes que prohíben su distribución y consumo, logrando con ello la libre comercialización de la misma.

Los grupos que defienden la aprobación de las drogas se basan en argumentos de carácter social, ético y jurídico, lo que les ha permitido tejer razones concretas en torno al tema. El argumento principal se basa en el derecho fundamental que tienen las personas de elegir el qué hacer con sus vidas, lo que implica naturalmente la obligación del Estado de respetar los gustos de consumo de las personas; así se trate de sustancias perjudiciales para la salud. Otros grupos basan su defensa en la posibilidad que tendría el Estado de suprimir las mafias y delitos conexos al narcotráfico, reconociendo con ello que el problema del comercio ilegal de las drogas implica otros males que estarían subsanados en caso de que la regulación sea posible.

Las vanguardias en este sentido han sobrepuesto las ideas de defensa al criterio de que las drogas son perjudiciales y por ende están prohibidas, siendo las concepciones predominantes en países como EEUU, Colombia, México, Guatemala, España, Luxemburgo, Países Bajos, entre otros países donde la droga se ha legalizado parcialmente y en algunos casos bajo controles de consumo por cantidades mínimas.

No puede negarse el hecho que el problema del consumo de drogas es diferente al problema del narcotráfico, pues el primero implica la afección a la salud humana, pero el narcotráfico, en cambio, conlleva problemas que van desde la generación sistemática de actos criminales (como muertes violentas) a la defraudación económica a los Estados, ya que con frecuencia se busca limpiar el capital obtenido del tráfico de drogas y con ello disimular la procedencia ilícita de los recursos.

Los problemas derivados del narcotráfico son mayúsculos al propio tiempo que asustan las cósmicas cantidades en dinero que genera el mercado negro de las drogas. Se sabe que solo en Centroamérica los carteles son los responsables de más del 60% de las muertes violentas en los países que sirven de puente en el trasiego hacia EEUU y Europa, y en México, la guerra contra el narcotráfico costó hasta el año 2011 más de 45,000 vidas; por lo que los gobiernos, incapaces en su lucha contra el mal, se han replanteado un nuevo enfoque para erradicar el problema: Su legalización.