Las comparaciones son odiosas. Y lo son aún más cuando éstas las hacen los propios interesados.
El ex presidente Dr. Leonel Fernández Reyna, en ese sentido, ha escrito extensos artículos sobre diversos tópicos. Dichos ensayos evidencian una clara intención de satisfacer su enaltecido ego y, de paso, mostrar su pericia en el manejo conceptual de la realidad del Caribe y global. Se desprende, además, su marcado interés en asimilarse como un igual con los líderes trascendentes de todos los tiempos.
Veamos algunas consideraciones del Dr. Fernández en “Moisés, un líder del siglo XXI” (Vanguardia del Pueblo, 10 de Marzo, 2014): “La historia de Moisés empieza cuando es rescatado de las aguas por la hija del faraón, rey de Egipto” y el liderazgo de Moisés se inicia, según el Dr. Fernández, a los 40 años de edad, al ver un egipcio maltratando a un hebreo, un hermano suyo. El hecho lo indignó y, tras percatarse de que estaban solos, mató al egipcio y lo escondió en la arena.
“Ese acontecimiento tiene un gran valor, pues significa que Moisés prefirió renunciar a todas sus comodidades, a todos sus privilegios como miembro adoptivo de la familia del faraón, para asumir el riesgo que implicaba comprometerse en la defensa de una causa que él estimaba noble y justa. En este caso, el de la dignidad mancillada de un hermano hebreo.”
Y continúa: “lo que Moisés ha hecho es lo que, en efecto, hace todo líder auténtico: asumir una causa. Su objetivo no es ser líder. Lo que late en su alma no es el deseo de destacarse o estar por encima de los demás, sino el de no permanecer pasivo o indiferente ante un hecho que considera injusto.”
En “El Plan Para Desacreditar a Buda”, (Idem, 23 Febrero 2015), el Dr. Fernández cuenta que la familia de Siddhartha Gautama (Buda), “formaba parte de una casta poderosa. Su padre era el Rey de un clan religioso, y su madre también provenía de la realeza”. De manera que Siddhartha nació siendo Príncipe Heredero; y cumplido los 29 años de edad quiso conocer la realidad más allá de las murallas del palacio real, donde lo mantenían aislado.
Expuesto al mundo exterior, se encuentra “con tres experiencias que habrían de cambiar el resto de su vida. En primer lugar, se encontró con un anciano, con lo cual descubrió el horror de la vejez. Luego, con un enfermo, lo que le permitió comprender el dolor de los achaques de salud; y finalmente, con un cadáver, lo que le suscitó el pánico por la muerte.”
Vista la cruda realidad, “Sidarta decidió renunciar a las riquezas materiales de su familia para buscar el objetivo final de la vida, y convertirse en asceta, esto es, en alguien dedicado a la vida espiritual.”
El Dr. Fernández subraya que “Llegó a vivir de manera tan frugal que casi le ocasiona la muerte por inanición, de donde arribó a la conclusión de que para encontrar el despertar, el método más adecuado es el camino medio entre la opulencia exuberante y la miseria extrema, o entre la complacencia sensual y el ascetismo riguroso.”
Finalmente, en su reciente artículo “Jesús el más grande líder de la historia”, (Idem, 6 abril 2015), el Dr. Fernández Reyna desborda su ego tratando de asimilarse a Jesús de Nazaret.
Ahí afirma que “Luego de su bautismo, Jesús fue llevado por Dios, su padre, al desierto, donde ayunó por cuarenta días, y al culminar ese período de consagración fue tentado por el diablo, al cual rechazó.” En esas tentaciones, según narra la sagrada Biblia, le fue mostrado un reino con riquezas incomparables que les fueron ofertadas por el Diablo a cambio de que lo adorara de rodillas, a lo que el nazareno respondió con una negativa rotunda.
Así tenemos que tanto Moisés como Buda tienen en común la acción del desprendimiento de los privilegios otorgados por el Poder. Y ese desinterés estaba orientado a lograr objetivos específicos para la colectividad humana, nunca para sus propios beneficios. De igual manera, Jesús tuvo todas las oportunidades para ostentar poderes inmensos y disfrutar de los más variados placeres de su época.
En síntesis, la superficialidad argumentativa del Dr. Fernández y su audacia disfrazada de modestia, impide que el lector pueda identificarse con los personajes biografiados por él. Sobre todo porque el lector siente que algo anda mal. Que en la lectura el contexto lo es todo y que aquellos personajes fueron, no sólo líderes, sino héroes, pues se sacrificaron por el amor a los demás. Y no al revés, conforme a la conocida práctica del flamante biógrafo que, aparte de su auto bombo, es capaz de sacrificar a los demás simplemente por el gran amor que siente por sí mismo.
Visto desde otro ángulo, ¿ha rechazado el Dr. Fernández algún privilegio? Todo lo contrario. El ex presidente ha acumulado una montaña de prerrogativas. E incluso se ha tomado la licencia de justificar palizas callejeras a quienes lo critican.
El escritor Andrés L. Mateo se cuestionó vía Facebook lo siguiente: “Después de compararse con Buda, y ahora fundirse en la leyenda de Jesús, ¿qué sigue? ¿La locura?”. Zafa!
Para consultar los artículos citados vea los link:
http://vanguardiadelpueblo.do/2014/03/10/moises-un-lider-del-siglo-xxi/
http://vanguardiadelpueblo.do/2015/02/23/el-plan-para-desacreditar-buda/
http://vanguardiadelpueblo.do/2015/04/06/jesus-el-mas-grande-lider-de-la-historia/