Falleció el Dr. Francisco Almonte Jiménez, en la ciudad de Puerto Plata, el  martes 16 de enero de 2018, reconocido abogado y exdirector del Registro Civil y  Conservaduría de hipotecas del Municipio de Puerto Plata.   

El doctor Francisco Almonte Jiménez fue un ejemplo de servidor público y de ciudadano ejemplar y honesto.

El doctor Almonte Jiménez, fue un experimentado hombre que resistió el pecado de la corrupción.

Jamás flaqueó a sus deberes y responsabilidades en los distintos cargos que  ocupó en su fructífera vida de servidor público y privado.

Era un hombre sencillo. Su sencillez fue consagrada en el tiempo, lo que le dio su justa dimensión de ser un ciudadano y empleado, merecedor del más alto encomio.

No hubo en la vida del doctor Francisco Almonte, absolutamente nada que lo pudo disminuir en su justo comportamiento como un hombre y empleado ejemplar y cabal.

A lo largo y ancho de su vida, fue probado en todas las tentaciones y reconocido como un magnifico cumplidor a sus deberes.

Era un magnifico cumplidor del deber y poseedor de una moral incorruptible.

   Hablar del comportamiento del doctor Francisco Almonte, era hablar del comportamiento de una gran honestidad  demostrada en su larga trayectoria de vida. Fue un Paradigma.

Era un hombre humilde. No era ostentoso. Llevaba una vida sumamente modesta. Se le veía caminando a pie en la ciudad de Puerto Plata. Vestía elegante y correctamente.

   En su vida logró tener una gran amistad con gente esparcida en Puerto Plata, en otras provincias del país y del extranjero. Manteniendo con los mismos estrechos vínculos de amistad.

Vivía pendiente de los cumpleaños de sus familiares y amigos. Muy atento en los obsequios y regalos que hacía para tales ocasiones. Era un gran bailador.

En las grandes fiestas y recepciones que se celebraban en Puerto Plata, hacia presencia y participando muy activamente en las mismas, siendo él uno de los primeros invitados especiales y de honores.

Se le solía ver acompañado de su inseparable y gran amigo, Manuel Vicente Plá  Tapounet (a) Tete (fallecido), en las fiestas y recepciones.

  Viajó por diferentes países de América y Europa, en sus vacaciones que tomaba cada año. Gracias a la implementación de sus ahorros y la buena distribución de sus ingresos.

Vivió de sus ahorros del pequeño sueldo que ganaba y del dinero que le daban en su condición de accionista de León Jimenes, C. por A., que heredó de su padre.

Desde el 26 de noviembre de 1974 el doctor Francisco José Almonte Jiménez se encontraba al frente del Registro Civil y la Conservaduría de hipotecas del Municipio de Puerto Plata.

En su puesto de director vio pasar por dicho ayuntamiento a varios síndicos municipales. Los mismos no se atrevieron a moverlo a éste de ahí, por los expresados más arriba.

Era la única oficina del país, en donde se despachaban los asuntos de una manera rápida y sin demora. En donde no se aceptaban dádivas y mucho menos sobornos. En esa oficina existió una dinámica de  trabajo en equipo. Ahí no se archivaban los actos que se llevan a registrar a la espera de dádivas. El trabajo estaba repartido de una manera equitativa, entre sus empleados.

Era una de las primeras personas que llegaba todos los días al Ayuntamiento Municipal de Puerto Plata, más temprano en horas de la mañana. Le abría la puerta a la muchacha que limpiaba su oficina y se sentaba en la parte de afuera del cabildo a leer los periódicos matutinos. En horas de la tarde, se le veía comprando El Nacional.

Francisco José Almonte Jiménez, nació en la ciudad de Santiago de los Treinta Caballeros, el 26 de octubre de 1926, hijo legítimo de los señores Pedro Ramón Almonte Jiménez (nació Santiago el 29 de junio de 1893, hijo de Emilio Almonte y de Mercedes Jiménez de Almonte. Era representante de casas comerciales. Murió en Santo Domingo el 18 de octubre de 1971) y de la reconocida profesora y poetisa Ana Isabel Jiménez (nació en Puerto Plata el 30 de junio de 1890, hija de José Alejandro Jiménez Western y Leocadia Rodón de Jiménez. Murió allí el 29 de junio de 1961).

Dicho matrimonio, además, procreó seis hijos más, que fueron: Aura Mercedes, Víctor Emilio, Pedro Claudio, Emilio, Fernando y Alma Almonte Jiménez.

Sus hermanos eran ejemplos para el país. Basta mencionar el doctor Víctor Almonte Jiménez, uno de los mejores abogados que ha dado el país en los últimos 60 años y el ingeniero Emilio Almonte Jiménez, uno de los técnicos más capaces en construcción de acueductos con que contaba la República Dominicana y otros hermanos más, tan dignos como éstos.

De casta le viene al galgo ser carilargo, dice el viejo proverbio español, es descendiente en línea directa, del filipino Blas de Almonte, Caballero de limpia cura, quien presidiendo el ayuntamiento de Santiago, se opuso dignamente a la hueste de Dessalines, en 1806 por cuyo motivo fue ahorcado en el Palacio Municipal de esa ciudad y del General Benedicto Almonte, héroe de la Guerra Restauradora, de 1863.

Aunque no nació en las tierras del general Gregorio Luperón, pero se consideraba un puertoplateño de pura cepa.

   Se graduó de doctor en Derecho, el 28 de octubre de 1952, en la Universidad de Santo Domingo. Fue condiscípulo y amigo del reconocido historiador, escritor y académico Dr. Emilio Cordero Michel.

Entre los cargos que ocupó, además están: Fiscalizador del Juzgado de Paz del municipio de Puerto Plata, siendo el primer graduado en ocupar tal posición, en el año 1954; Juez de paz del mismo Municipio, en 1961 y 1966.

Además, fue  primer Director—Gerente, de la Asociación Norteña de Ahorros y Préstamos para la Vivienda, desde su fundación el 23 de marzo de 1963, en la calle Beller No. 5, en los primeros tres meses, lo fue el doctor Francisco Almonte Jiménez y lo sustituyó don Hugo de Jesús González López, hoy La Nacional.

El doctor Almonte Jiménez desde su posición de Director de la Oficina de Registro Civil era un celoso guardián de los fondos recaudados en ésta. Sumamente honesto.

Se llevaban cabalmente los libros como los exige la ley número 2914 de año 1894 y sus modificaciones. Todos los libros estaban al día. En dicha Oficina se deben pagar por el registro de los distintos actos, contratos, certificados, etc. En sí es una oficina recaudadora. En la misma existía armonía. Su director, era exigente en qué los actos que se llevan a ésta tengan los correspondientes sellos y recibos de Impuestos Internos.

El doctor Almonte Jiménez, creo respeto y seriedad hacia esta oficina. Ningún abogado o alguacil puertoplateño y del resto del país ponían entredicho la honorabilidad del mismo.

La seccional del Colegio de Abogados de Puerto Plata, le tributó un cálido homenaje al doctor Francisco Almonte Jiménez, 3 de febrero de 1999, por sus sobre salientes condiciones como hombre, profesional y, sobre todo, como un honesto y eficiente servidor público.

La oficina que dirigió el doctor Almonte Jiménez, por más de 35 años, fue llamada: “Un ejemplo de oficina en el país”.