Incidentes protagonizados por el  general León Cantave.

El segundo conflicto que condujo a niveles de máxima tensión diplomática y política las relaciones entre los gobiernos de Bosch y Duvalier, tuvo el protagonismo visible de un destacado militar haitiano: el general León Cantave.

Profesional de la milicia, Cantave  alcanzó la jefatura del ejército durante los años iniciales del régimen duvalierista, pero como muchos otros militares haitianos, terminaría distanciándose del régimen y marchando al exilio en los Estados Unidos y desde allí vincularía sus planes con los que llevaban a cabo los grupo de exiliados, y  muy especialmente,  “Jeune  Haití”, el cual recibía financiación de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

Durante los meses finales del gobierno de Bosch, el general Cantave  operó en suelo dominicano, bajo la protección y connivencia del General Viñas Román y los militares dominicanos y todavía en vísperas del golpe, es decir el 23 de septiembre de 1963,  lo encontramos protagonizando incursiones militares en Haití, utilizando como base de operaciones la provincia de Dajabón lo mismo que entrenó sus milicias clandestinas en un campamento instalado en Sierra Prieta, próximo a Villa Mella.

Fuentes fidedignas confirman que Cantave y su comitiva se alojaban en una lujosa suite del Hotel Jaragua, propiedad del estado dominicano, cuya azotea utilizaban para ejercitarse a tempranas horas de la mañana. No,  obstante, a más de  58 años de la ocurrencia de aquellos hechos, el estudioso de nuestra historia contemporánea se encuentra ante una madeja oscura y enigmática de perplejidades e interrogantes.

¿Cómo es posible, por ejemplo, cabría preguntarse, que Cantave desarrollara a placer sus actividades conspirativas en la República Dominicana, y que el último en enterarse fuera, precisamente, el Presidente de la República? ¿No contaba el Presidente con un servicio de inteligencia fiable que le alertara en torno a tan delicado asunto, el cual comprometía la estabilidad de su gobierno y su prestigio internacional?

¿El apoyo que recibían Cantave y sus hombres de parte  de la Agencia Central de Inteligencia era de conocimiento del Presidente Kennedy o el mismo se daba a sus espaldas? De lo contrario, ¿si las  acciones conspirativas de Cantave contra Duvalier, desde suelo dominicano,  gozaban de la anuencia de Kennedy, acaso se ignoraba que las mismas provocarían la desestabilización y descrédito del gobierno de Bosch, el cual Kennedy se había comprometido a apoyar desde los momentos iniciales de su elección?

¿Existe alguna relación entre el apoyo de la CIA a las operaciones de Cantave desde suelo dominicano contra Duvalier y el derrocamiento del gobierno de Bosch?

Las respuestas conclusivas a las precitadas interrogantes parecen aún lejanas y será necesario esperar que nuevos documentos desclasificados y versiones aún inéditas salgan a la luz. Entre tanto, preciso es acogernos, con la debida reserva y prudencia, propia de todo investigador, a las versiones de aquellos hechos que al momento existen y a valiosos libros ya publicados que se refieren al tema, entre los que cabe citar, los escritos por Al Burt y Bernard Diederich, Miguel Guerrero, Bernardo Vega, Víctor Grimaldi, Eliades Acosta y Matías Bosch.

Ya en la primera edición de “Crisis de la democracia de América en la República Dominicana”, editada en México en 1964,  es decir, un año después del golpe de estado que produjo su derrocamiento, Bosch planteaba la sospecha de que tras los sucesos ocurridos en la frontera el 23 de septiembre de 1963, es decir, los incidentes de Dajabón, tras el fracaso de la última incursión de Cantave en Haití-faltando apenas dos días para su salida forzosa del poder- estaba la mano de los Estados Unidos a través de la Agencia Central de Inteligencia (Grimaldi, 1990: 55).

Bosch no explicó entonces, las razones en que fundaba sus sospechas.

Este escabroso tema no volvería a airearse hasta siete años después de su ocurrencia. En primer término lo haría el Doctor Héctor  García Godoy, quien fuera el Ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Bosch cuando ocurrieron los hechos, en lo que sería su última entrevista, la cual concediera a la revista Ahora, calzada con la firma del periodista Fernando Mas ( Revista Ahora, 8 de junio de 1970. No. 343. Pàgs. 50 a 56 y 76).

En un momento de la referida entrevista en que el periodista Mas pregunta a García Godoy si uno de los errores de Bosch fue inmiscuirse en los asuntos de Haití, su respuesta- la cual por su relevancia merece citarse en toda su extensión-  fue la siguiente:

“ Sí, pero ahí hay dos cosas: yo creo que el Presidente Bosch, en una ocasión, no sé sin con pleno conocimiento de las cosas o no, yo tengo mis grandes dudas, dio unas declaraciones, que fue lo que más daño le hizo, amenazando con bombardear Puerto Príncipe, cosa que fue exagerada, que no hizo. Pero yo no sé qué es lo que estaba recibiendo como información. Porque, en una segunda ocasión, siendo yo canciller, recuerdo que una mañana él me llamó como a las seis de la maña a su despacho y me dijo: “Canciller, Usted sabe lo que está pasando en Haití”? “No, no sé nada, ¿qué ha pasado? “.

Y estaba el comenzando a explicarme cuando entró el ministro de las fuerzas armadas y dice: “Presidente, se está peleando en Dajabón. En Dajabón, el edificio de la aduana ha sido cañoneado.  Y entonces él me ha dicho, “ Canciller, usted oye? Eso hay que denunciarlo”. Digo: “No, no sé nada, explíqueme qué está pasando”.

Y entonces él me explicó delante del Presidente. El mismo presidente me pidió que convocara al Consejo de la OEA inmediatamente.

  • Así, sin más pruebas? ¿Con qué información?

GG.- Con la sola información del ministro de las fuerzas armadas, los partes…

-Pero ¿era una crisis internacional o uno de los tantos incidentes fronterizos que siempre se dan?

GG.- Era un incidente fronterizo, una tontería. Pero, en gran parte, provocado por unas gentes, exiliados haitianos que estaban en territorio dominicano y se habían ido a hacer actividades guerrilleras en Haití. Las fuerzas entraron, les cayeron a tiros y la gente ha salido corriendo para este lado. Y les siguieron tirando hasta que estaban en este lado de la frontera. Fue un incidente que debió haber sido un simple incidente fronterizo. Pero se lo informaron al Presidente con una importancia tremenda.

Y me acuerdo que, cuando yo fui a la cancillería, llamé a nuestro representante en la OEA y le dije: informalmente, ponte en contacto con los miembros del Consejo de la OEA y tenlos listos para convocarlos, porque podría ser cuestión de horas.

Y él: “pero explíqueme lo que es”. Digo: “no te puedo explicar”. Dice, “Entonces no los convoco. “ No los convoques. Informalmente, habla con ellos para tenerlos informados, y en una hora, poder tenerlos reunidos”.  Porque yo me daba cuenta que aquello no era para armar aquel escándalo. Pero las mismas fuerzas armadas le llevaron la impresión al presidente- no sé si con buena o mala fe- de que era una cosa del otro mundo, que estaban cañoneando el edificio nuestro, y no le dijeron que estaban persiguiendo…”.

Bosch no volvería a referirse a estos hechos, hasta finales de septiembre de 1970, es decir, después de transcurridos siete años del golpe, ocasión en la que prometió, conforme reseñara entonces el destacado periodista Miguel Hernández: “ revelar al pueblo todos los detalles y meandros de la conspiración que dio al traste con su gobierno constitucional…por primera vez diré el 25 de este mes toda la historia secreta del golpe de Estado, sus causas y quienes fueron los que verdaderamente dieron el golpe”. (El Nacional, 23 de septiembre de 1963. Pág. 1).

Al momento de la referida  alocución de Bosch, ya había sido publicado el libro “The Truth about Haiti Today”, de la autoría de los destacados periodistas Bernard Diederich y Al Burt, bajo el sello de la prestigiosa  editorial McGraw-Hill, en 1969, con un prólogo del célebre novelista Grahan Greene, texto que sería publicado por vez primera en nuestro país por la Fundación Cultural Dominicana, en 1986, con el título “ Papa Doc y los Tontos Macoutes. La verdad sobre Haití”.

Es importante consignar este hecho, pues la versión dada por Bosch en sus comparecencias de septiembre de 1970, recogen en toda su extensión, la planteada por Diederich y Burt.

¿Cuál fue la versión dada por Bosch sobre su primer encuentro con Cantave y los sucesos que en torno a él se desencadenaron en los meses finales de su gobierno?. Afirmaría al respecto:

A mediados del año 1963 recibí una llamada telefónica de Juan M. Díaz, un dominicano que vive en Nueva York desde hace por lo menos treinta y cinco años; me dijo que quería verme y llevarme una persona y que se trataba de algo urgente. Le respondí que fuera a mi casa a medio día, y cuando me presentó a su amigo: era el ex. General haitiano León Cantave, un hombre alto, claro para ser haitiano, de pelo blanco, que había sido jefe del ejército de Haití en los primeros años del régimen de Duvalier”.

Díaz y Cantave iban a pedirme que les facilitara medios,  armas y una base en territorio dominicano para preparar una expedición contra el gobierno de Duvalier.

Antes que ellos, otros haitianos me habían pedido lo mismo, y entre esos recuerdos al Padre Jacinto, a Pierre Rigaud, a Louis Dejoie, a todos los cuales les había  respondido lo mismo que les dije ese día a Juan M. Díaz y el ex. General Cantave, que el gobierno que yo presidia no podía intervenir en los asuntos internos de otro país porque el día que lo hiciera no tendría autoridad moral para impedir que otro gobierno interviniera en los asuntos internos dominicanos.

Nosotros”, les dije, “estuvimos preparados en el mes de abril para actuar contra Duvalier porque éste invadió con su policía la Embajada dominicana en Haití, y eso se considera en todas partes del mundo como una agresión contra la soberanía del Estado al cual pertenece la Embajada; pero no podemos entrar en actividades ocultas y conspirativas contra Duvalier, porque eso sería intervenir en los asuntos políticos de los haitianos y además es contrario a los principios de un gobierno democrático, pues en el régimen democrático no se hacen ni deben hacerse cosas ocultas. En el sistema democrático, el pueblo debe estar enterado de todo lo que haga su gobierno”.

Lo que pasaba era que esa visita tenía un propósito secreto, pues al ex. General Cantave no le hacía falta que yo le dijera que si ni le importaba que yo le dijera que no. Por detrás de él había una fuerza poderosa, mucho más poderosa que la del Presidente de la República Dominicana. Lo único que necesitaba esa fuerza era usar la visita del ex. General Cantave a mi casa, sin importarle lo que yo le hubiera dicho. Y así fue.”.

Continuará