Me desdigo, Internet es una maravilla y más el periodismo sin fronteras, pues en mis artículos sobre el escándalo en la FIFA afirmé no haber leído el Informe de la Fiscal General de Estados Unidos que inició la hecatombe. El mismo está disponible al final del reportaje de BBC Mundo, en inglés, en el siguiente enlace: http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/05/150528_fifa_corrupcion_copa_america_ch
Este Informe se resume en el reportaje de BBC Mundo, por lo que podemos reflexionar sobre cómo las prácticas extorsivas y corruptas que le achacamos a la burocracia gubernamental se ha reproducido en un nivel cuasi-gubernamental, ya que la FIFA gobierna el fútbol en el mundo, y no acepta intromisiones gubernamentales, erigiéndose como supra-gobierno, aunque en un deporte particular. Alrededor de este control, se tejió la madeja con la comercialización de la competición más antigua del mundo: la Copa América, que ahora se juega en Chile.
Todo comenzó en 1987 con la compañía Traffic, del conocido periodista deportivo y empresario brasileño José Hawilla, cuando adquirió los derechos de transmisión y marketing de la Copa América.
El documento de la Fiscalía estadounidense, una persona denominada como "coconspirador #2″ y descrita como "el fundador y dueño de Traffic Group, una compañía multinacional de marketing deportivo con sede en Sao Paulo, Brasil" comenzó a principios de los 1990 a pagar "decenas de millones de dólares" en sobornos requeridos por las autoridades de la Conmebol para continuar como titular de los derechos de transmisión.
"Coconspirador #2 utilizó varias técnicas sofisticadas de lavado de dinero para pagar sobornos y comisiones ilegales", asegura el documento.
Así, según la investigación del FBI, Traffic mantuvo los derechos de transmisión de la Copa América por 20 años.
Sin embargo, en abril de 2010, la Conmebol llegó a un acuerdo con Full Play, compañía perteneciente a los argentinos Hugo y Mariano Jinkis que le concedía los derechos de transmisión de los siguientes 3 torneos: 2015 (Chile), 2019 (Brasil) y 2023 (Ecuador), además de otros torneos menores.
Viendo peligrar su lucrativo negocio, Traffic demandó en una corte de Florida a la Conmebol y a Full Play argumentando que el convenio violaba un acuerdo firmado entre la compañía brasileña y la confederación en 2001. Según Traffic, el acuerdo les otorgaba los derechos del torneo 2015 y una opción prioritaria de adquirir los de las siguientes tres copas.
Lo que no sabía la opinión pública era que el fundador de Traffic buscaba con los Jinkins y con Alejandro Burzaco –socio de Full Play a través de la empresa Torneos y Competencias- una salida conveniente para todas las partes del conflicto.
Y la solución pronto tuvo nombre: Datisa.
Según la información recopilada por el FBI, en marzo de 2013 los cuatro hombres tuvieron una corta reunión en Buenos Aires. Los argentinos le dijeron al representante de la brasileña que Full Play y Torneos y Competencias ya habían quedado de acuerdo con la Conmebol en el pago de una serie de sobornos relacionados con los derechos de la Copa América. Le pidieron al representante de Traffic contribuir con US$10 millones a lo que este accedió.
Dos meses después de la reunión nacía Datisa, empresa cuya propiedad se dividió en tres partes iguales, para Traffic, Full Play y Torneos.
Sólo cuatro días después de su creación, Datisa celebraba en Londres un contrato con Conmebol que le otorgaba la exclusividad mundial de los derechos comerciales de los torneos de 2015, 2019 y 2023, además de un apetecido cuarto torneo extra: la Copa América Centenario, que se jugará en 2016 en EE.UU. para celebrar los 100 años del torneo.
El contrato, por US$317,5 millones (US$75 millones por la de 2015, US$77,5 millones por la de 2016, US$80 millones por la de 2019 y US$85 millones por la de 2023), fue firmado por representantes de los tres propietarios de Datisa y por 12 autoridades de Conmebol.
Eso, según las cifras oficiales.
Porque según la investigación estadounidense, Datisa se comprometió a pagar US$100 millones en sobornos para las autoridades de la Conmebol quienes, además, son miembros de la FIFA.
Las comisiones ilegales se ejecutarían en cinco pagos: US$20 millones durante la firma del contrato y US$20 millones por copa.
Supuestamente cada pago, a su vez, se dividía entre los distintos miembros: US$3 millones para cada uno de los oficiales "top" de la Conmebol, es decir, su presidente y los presidentes de las federaciones de Brasil y Argentina, y US$1,5 millones para cada uno de los siete otros presidentes de la Conmebol. Los US$500.000 restantes se le entregarían a una onceava autoridad.
Posteriormente, al sumarse la Confederación de Fútbol Centroamericana y del Caribe (Concacaf) al torneo centenario, Datisa se comprometió a desembolsar US$35 millones por los derechos, más unos US$10 en sobornos.
Según la información publicada por la Fiscalía estadounidense, se alcanzaron a ejecutar dos de los cinco pagos convenidos. Es decir, las autoridades de la Conmebol ya recibieron, según la investigación del FBI, US$40 millones en sobornos.
El modus operandi incluyó transacciones a través de bancos estadounidenses y suizos y la creación de subsidiarias cuyo fin específico, según el documento de la Fiscalía de EE.UU., era el pago de sobornos.
El escándalo comenzó por aquí, pero siguió por el feudo con Puttin y la investigación Suiza sobre el otorgamiento de los Mundiales de 2018 y 2022 de Moscú y Qatar, que le da una nueva dimensión. Se complica si con ello entendemos que Marruecos ganó la plaza de 2018, y se rebela toda África, la región que mantiene su lealtad a Blatter por haber logrado sacar el fútbol del eje Europa-América y llevarla al África y Asia.
¿Encontraremos nuevos trapos sucios? No lo sé, pero ya sabemos que el 16 de diciembre se realizará la Asamblea Eleccionaria del nuevo mandamás. Además, el Congreso Paraguayo acaba de aprobar una Ley quitándole la inmunidad a Conmebol, cuya sede está en Asunción. Esperamos que sea el inicio del fin de una era…
Mientras tanto, sigue la Copa del Mundo de Fútbol Femenino de Canadá que se ha visto opacada por la Copa América. ¡Arriba las mujeres del fútbol!