¿Dónde, díganme dónde, un turista puede comprar obras de las artes visuales dominicanas? ¿Y dónde puede comprar un libro dominicano? ¿Dónde, pero díganme en qué sitio, un turista (y hasta un nacional) puede adquirir una película dominicana de cualquier etapa? Y no me venga con que dizque en Youtube están o que si por Netflix las pueden ver…Pero… ¿Y cómo lo va a descargar? Si un bendito ruso o alemán no sabe que los dominicanos pruducimos películas buenísimas. No puede buscar lo que no conoce.
A veeer, pero algo mucho más simple e increíble: ¡Dónde, díganme dónde! ¿Un turista puede aprender a bailar Merengue, Bachata o Perico Ripiao en el país? ¡Ohh Dios mío! El mundo entero bailando Bachata y Merengue “a cómo se le pegue su marrrdita gana” o porque un “tiguere” le enseñó, privando en instructor de danza. Y nosotros en esta República que amamos, nos damos el lujo de no difundir internacionalmente nuestros valores artísticos con tantos bailarines profesionales subutilizados que tenemos; nos permitimos, perder cuantiosas sumas de ingresos porque no tenemos una Estrategia del Turismo Cultural que plantee líneas direccionales del desarrollo en esa esfera, aterrizado con planes a corto y mediano plazo, y a su vez, estos, en coherencia con un Plan de Trabajo mensual integrador de todas las entidades que en el país, tienen incidencia en el Turismo. Una Estrategia de Desarrollo que aproveche el riquísimo potencial humano de artistas, artesanos, chef, deportistas, ecologistas que tenemos y una inmensidad de obras de arte, artesanías y productos culturales que vender.
Mientras sigamos con la idea obsoleta, estaremos limitando la amplitud del concepto de Turismo Cultural porque lo seguimos viendo como “valor añadido” y no como clave determinante para la Imagen País, para hacer única nuestra oferta. Hasta cuándo el enfoque arcaico y de colegio de que el Turismo Cultural es aquel grupito de 6 u 8 parejas de baile que lleva el Ministerio de Turismo a Exposiciones Internacionales y que son más caricaturizadores del Perico Ripiao que exponentes de una verdadera tradición. El turismo de Sol y Playa lo tienen todo el Caribe pero… ¡Nuestra cultura nacional es UNICA! ¿Cuál será el por ciento de turistas que salen del país sin interactuar con los productos originales del arte, la artesanía y la cultura dominicana?
Bueno, pero al menos el Ministerio de Turismo tiene una Dirección de Turismo Cultural, anquilosada y extremadamente limitada, pero la tiene. Y yo que cuando el Sr. Lantigua estaba de Ministro de Cultura, me quejaba de que la Dirección de Turismo Cultural en el Ministerio de Cultura, no tenía una proyección internacional que solo se limitaba a viajes dentro del país dirigidos a trabajadores del sistema de la cultura y algunos residentes, eso es turismo nacional. Pensaba en lo urgentemente necesario que era dar un viraje a ese enfoque, pues la cultura dominicana, institucionalmente: NO TIENE UNA PROYECCION INTERNACIONAL, y una Dirección de Turismo Cultural en el Ministerio de Cultura debía desarrollarse, como vía ideal para encauzar la proyección internacional de la cultura dominicana que es principio elemental de toda política cultural de un país. Con los miles de dólares que el Turismo Cultural puede tributar al Ministerio de Cultura, este mediante el autofinanaciamiento, dejaría de ser la Cenicienta del Presupuesto Nacional y podrían las Escuelas de Arte tener sus Residencias para que verdaderamente, fueran Nacionales, y mejorar la enseñanza artística en todo el país y otros beneficios para los artistas, la cultura y el pueblo dominicano. Solo era una cuestión de renovar el enfoque y las líneas de desarrollo de esta Dirección de Turismo Cultural y mejorar su estructura. ¡Pero…Nooooo! Cambió el Gobierno (2012), salió el Ministro Lantigua y las computadoras del Ministerio de Cultura quedaron sin memoria. Llegó Jose A. Rodríguez y con su desenfado improvisador, comenzó de cero. Y de sus primeras acciones fue cerrar la única sobreviviente posición de especialista de Turismo Cultural.
No existe el Turismo Cultural como una prioridad en el Ministerio de Cultura de la República Dominicana, país en el que el turismo está llamado a ser “la locomotora de la economía nacional”. A ver… ¡¿Reímos de cómo hacemos el rídiculo ante el mundo, o nos halamos los pelos viendo como los haitianos y los chinos se han adueñado del comercio de las Gift Shop y venden cualquier “mierda seriada” (Portinari dijo: el arte, es arte o es mierda) con etiqueta Made in Dominican Republic?! ¡¿O damos gritos de impotencia al ver que en el menú de los hoteles no aparezca un Mangú, un Mofongo, un Asopao, un Pastelón o Casabe, y tantas otras joyas de la excepcional culinaria tradicional dominicana?! A quién “cogemos por los moños”, llenos de incomodidad, cuando ves que los pocos hoteles que tienen espectáculos carecen de una concepción y calidad artística e identitaria, como embajadores de la cultura dominicana que debieran ser.
Yo, al menos, denuncio y abogo por el derecho que tienen nuestros graduados de las escuelas de arte de encontrar trabajo en el turismo y mejorar así, la calidad de la oferta; por el derecho que tienen nuestros escritores, pintores, artistas artesanos de que su obra se promueva/venda en las instituciones turísticas, por el derecho que tienen los turistas a no ser engañados con souvenires que no son dominicanos; defiendo el derecho que tienen los turistas de conocer la autenticidad de nuestra cultura, de aprender a bailar Merengue y Bachata en la cuna de esos ritmos y hasta de aprender a tocar tambora, guayo, arcodeón y otros instrumentos. Abogo porque la cultura dominicana sea promovida en el mundo con todas sus autenticidades (que se retome y se desarrolle la Dirección de Turismo Cultural y que la Dirección de Relaciones Internacionales del Ministerio de Cultura sea algo más que Protocolo y Trámites). Abogo porque se acabe de asumir la cultura como lo que es: estratégica en el desarrollo del país. Abogo, en fin, porque cada turista se lleve en su equipaje y en su corazón, un trozo de nuestra historia y cultura nacionales. Ese turista volverá siempre y se multiplicará.
Para finalizar, imaginemos por un momento que tenemos una Plaza de España llena de los personajes de nuestra historia colonial, y que le cuentan a los turistas, entre trajes y ademanes, por qué somos Patrimonio de la Humanidad, por qué somos un país fundacional en esta América Nuestra: les relatan sobre la primera Catedral, la Primera Universidad, la Fortaleza Ozama, la Casa de Don Diego Colón. Saben cuál es un espectáculo que medio mundo quedaría encantado y sería una atracción para visitar el país, presenciar el momento exacto en que se encienden las luces de la patria, y poder rezar un Padre Nuestro a la luz de la cruz proyectada en el cielo, nacidas de las entrañas del Faro de Colón y que hace, no sé cuántos años, no se enciende.
¡Vamos a prender las luces de la cultura dominicana para proyectarla hacia mundo!!!!!