En el año 2018 hicimos un estudio sobre la trata interna de personas en nuestro país para OBMICA, el cual se publico el 19 de marzo de este año.
El estudio muestra unas prácticas de trata interna con diversas modalidades en las que se ven envueltas personas de diferentes condiciones socio-económicas, socio-educativas, sexo y edad.
Este panorama diverso en nuestra sociedad apunta a unas raíces estructurales en las que la vulnerabilidad tiene un peso importante pero no es el único, culturalmente la trata se reproduce, se desarrolla en múltiples ámbitos y pasa desapercibida.
Esa invisibilidad de la trata tiene arraigo en los escenarios principales de la sociedad, la familia, las relaciones de amistad, las relaciones de pareja y la búsqueda de ingresos.
Nos preguntamos, ¿por qué estos escenarios que se supone son el sostén afectivo y social de las personas en su niñez, adolescencia y su ciclo vital?
Nuestra sociedad ha depositado en la familia como estructura social una responsabilidad de socialización y protección hacia la niñez y adolescencia la cual no necesariamente se cumple. Por el contrario, muchas familias no cuentan con el reconocimiento de los derechos de la niñez y adolescencia que se forja en su interior y por el contrario ven a niños, niñas y adolescentes como su propiedad. Las prácticas de violencia al interior de las familias se remiten a toda nuestra historia social, y estaban totalmente normalizadas y aceptadas. Igualmente, las de incesto y abuso sexual. El incesto y el abuso sexual en la familia no cuenta con registros estadísticos en términos históricos que puedan mostrar su posible crecimiento o disminución.
La familia se presenta, así como el primer lugar de abuso físico, sexual y en varios casos de entrega de niños y niñas para explotación sexual y/o para explotación laboral. En las familias se reproducen las desigualdades de género, el ejercicio de poder masculino con secuelas de incesto y abuso sexual en su interior, así como en el abordaje de los derechos sexuales y reproductivos de las y los adolescentes, que son totalmente desconocidos.
No necesariamente todos los miembros de la familia se informan sobre las condiciones de abusos que se viven en su interior o de prácticas de explotación sexual, la falta de diálogo y confianza de parte de las personas adultas hacia la niñez y adolescencia provoca que muchas madres y padres no intervengan en estas situaciones, quedando esta población desprotegida.
En el caso de las relaciones de amistad y pareja las prácticas de engaño y explotación están también vinculadas a la confianza. El apoyo afectivo que ofrecen amigos, amigas y parejas es una barrera para el establecimiento de límites.
Un elemento clave como factor causal de la trata interna es la normalización del ejercicio de violencia presente tanto en la familia, como en las relaciones de pareja, amistad y espacios laborales.
La legitimación cultural de la violencia que ejercen personas cercanas con vínculos afectivos y permiso para violar derechos favorece la trata interna. La frontera en el permiso para violentar derechos, así como para entregar y vender a las personas como objeto es muy frágil, casi imperceptible.
Este articulo fue publicado originalmente en el periódico HOY