Hacemos un alto en el tratamiento de los hechos geopolíticos en esta columna por este escribano. Dejamos la política para hablar de negocios. Me he encontrado en mi círculo con varios parientes y amigos con el análisis costo-beneficio sobre el uso de Uber vs. el taxi criollo. Veo en CNN reportajes de la lucha de los taxistas regulados argumentando en contra de Uber, como si fuera una guerra a muerte de uno u otro modelo de negocios.

Desde la estrechez de lo local, creemos que es una lucha entre modernidad y lo nativo; pero hay evidencia de que en algunos países la competencia nativa ha mejorado el producto. El reportaje está en el suplemento Retina de El País, de Madrid, España, en el siguiente enlace: https://retina.elpais.com/retina/2018/01/11/innovacion/1515648264_159487.html

En India, Filipinas y China se han organizado con la misma tecnología que UBER, pero ha diversificado los productos. En la India ha incorporado el ’autorickshaw' (el triciclo motorizado que llego a ensamblarse en nuestro país), demostrando que lo que se necesita para enfrentar los modelos “disruptivos”, es asimilarlos y aplicarle el ingenio criollo.

Como muestra, un botón de la competencia india, Ola, según el reportaje: “Descargamos la app y en los días siguientes comprobamos que, efectivamente, la startup india -valorada ya en más de 5.000 millones de dólares- cuenta con muchos más vehículos que Uber. Además, ofrece un programa, Ola Select, dirigido a usuarios frecuentes que, por solo 500 rupias al mes (6,5 euros), pueden librarse de los aumentos de tarifa durante horas punta, viajar en sedán a precio de mini, obtener prioridad en sus solicitudes y disfrutar de servicios como wifi gratuito o, incluso, acceso a salas VIP de aeropuertos.”

He visto alguna integración en algunos taxistas en los que me montado, pero el esfuerzo debe llegar más profundamente y  con más alcance. Y que conste, me parece que allá hubo malestar por la llegada de la innovación.