Hay que ir solucionando los problemas uno por uno y evitar que se acumulen y nos exploten en la cara, rompiendo el equilibrio emocional y agravando otros desequilibrios.

Hay que buscarle una solución urgente al tema salarial cediendo cada parte en sus radicales posiciones.  Y eso hay que resolverlo antes de finalizar el mes de mayo porque la gente ya se está cansando de lo mismo día tras día.

Un punto de equilibrio seria aumentar el salario mínimo en un 15% y en 8% hasta los RD$15.000 mensuales, acordando que en el 2012 se haría otro aumento automático similar pero extendiendo el ajuste hasta los RD$25,000 mensuales.

Esto cubre apenas el 60% de los aumentos de precio de los últimos tres años, pero más de ahí sería catastrófico para las empresas y más catastrófico para los mismos trabajadores. Con este aumento es posible que haya despidos y hasta el cierre de muchas empresas, porque eso ya está sucediendo aun sin concretar los aumentos salariales.

Lo peor que nos puede pasar es que haya un paro o huelga general de trabajadores en las actuales condiciones económicos del país. Eso sería mortal porque realmente estamos colgando de un hilo si no resolvemos otros problemas que están en agenda.

Las empresas perderían mucho dinero con ese paro y al final tendrán que ceder en algo para ajustar los salarios; el gobierno se debilitaría fiscalmente cuando ya acumula un déficit importante al mes abril y; los trabajadores perderían más puestos de trabajo del necesario en caso de negociar sin huelga.

Nuestra exhortación al Comité Nacional de Salarios es que resuelvan eso rápido porque las consecuencias de no hacerlo serán mucho peor para todos.

Una vez superado este escollo hay que tener a mano una propuesta viable, que sea aceptable para el FMI, a fin de reactivar el acuerdo Stand By antes del 15 de junio. De lo contrario, podríamos caer en un default en el pago de la deuda externa y eso si nos acabaría de enterrar. No es posible manejar la economía, con un presupuesto que depende en un 35% del endeudamiento, donde una parte importante del mismo solo se obtendría con ese acuerdo.

Y no hablamos de los RD$25 mil millones de bonos internos que se aprobaran en el Congreso, cuya adquisición implica un alto riesgo sin completar las negociaciones con el FMI. Nos referimos a los recursos que provendrían de los propios organismos multilaterales y que están sujetos a la renovación del acuerdo, como lo está también la colocación de un bono soberano en los mercados internacionales, ambos equivalentes a unos US$1,300 millones.

Ojala el gobierno nos sorprenda dentro de sus misteriosas ambigüedades y anuncie que ya todo se resolvió, con una nueva carta de intención que iría al Directorio del FMI en junio.

Pero hay otro problema y es que todo parece indicar que el Gobierno está llevando el tema del FMI a un punto donde la única salida sea una nueva reforma tributaria. Actúan como si nada estuviera pasando y siguen aumentando los gastos corrientes y con el ello el déficit fiscal, de una manera irresponsable y muy peligrosa. Al mes de abril ese déficit supera los RD$11 mil millones, donde partidas como las remuneraciones, siguen aumentando de manera inexplicable.

Si el déficit fiscal que se fijó con el FMI para el 2011 es de RD$33 mil millones (1.4% del PIB), como van las cosas, antes de agosto ya estaremos en ese nivel y en diciembre muy cerca de los RD$60 mil millones, como ha sucedido en los últimos 3 años.

Por eso, no hay día de la semana que no salga a relucir las pérdidas para el fisco que provocan las exenciones fiscales amparadas en la ley 392-07 de competitividad y que supuestamente no generan beneficios para la economía.  Hablan de la caída de la presión fiscal calculadas con un PIB sobrestimado, que no se corresponde ni con los ingresos fiscales ni con otros variables de la economía. Y también barajan eliminar el ITBIs a ciertos productos y aumentar el impuesto a los bienes suntuarios.

O sea, el gobierno quiere pescar RD$20 mil millones en un lago que está seco. Donde las empresas están al borde de la quiebra, la gente al borde de la desesperación y el país al borde del desastre. 

Por eso mucha gente se pregunta ¿DONDE ESTAMOS?