Mientras un equipo de gurús de gabinete asesora al gobierno sobre políticas y estrategias para la reducción de la pobreza y eliminación de su forma extrema, la abuelita del habitante #10,000,000 de la República Dominicana sentencia con aplomo que “donde come uno, comen dos y tres”.*
La abuelita de 36 años es madre soltera con tres hijos, y un nieto. Ella, y sus ahora cuatro dependientes- incluyendo una hija adolescente con serias afecciones cardíacas que requiere medicación constante- subsisten de la chiripa (lavar, planchar y limpiar en casas de vecinos y conocidos, ocasionalmente).
Pues la madre de la por Fortuna celebrada criatura #10,000,000 tiene 16 años, es soltera, desempleada, y estudiante de segundo año de bachillerato en tanda nocturna. Para contribuir con alguito, por las mañanas Dulce Carolina Lebrón ayuda al tío que le ha cedido su habitación para que pueda estar con su hijo (donde viven dos, viven cuatro), mientras la madre soltera clama por un empleo para tener con qué criar en la precariedad a su vástago, Edward Emmanuel.
Pues según relata Doris Pantaleón en el Listín Diario (Familia de niño número 10 millones vive en la pobreza**), el padre de Edward Emmanuel “es un joven de 22 años, trabaja como dependiente en una compraventa, y no vive con la madre del niño, de acuerdo a la versión familiar, y hasta ayer desconocían si asumiría su manutención.” Por eso el citado artículo lleva por subtítulo, ABUELA PIDE TECHO PARA HIJA Y TRABAJO PARA ELLA SEGUIR APORTANDO. Según otra versión periodística, “el padre del vástago está feliz, pero no ha dicho si se hará cargo de la criatura.”*** En realidad nadie cuenta con el prometido apoyo del padre, que en otro contexto sería condenado por seducir y tener relaciones sexuales con una menor de edad. En nuestro medio su comportamiento irresponsable es juzgado normal y hasta inevitable.
En el tercer piso del Hospital Universitario Maternidad Nuestra Señora de la Altagracia- en plena capital dominicana y en el siglo XXI- Dulce es solo una de una docena de madres adolescentes en la sala #305. Cada una de las parturientas en la sala de adolescentes tiene un drama particular, que hoy no vamos a contar, pero aseguramos que cada una de sus vidas es igual de precaria y dolorosa que la de Dulce. Sin duda, “sus rostros reflejan la inocencia, pero su hablar denota que en temas de educación sexual su escuela fue la calle”.*** ¡Y a qué costo para ellas y para la Patria!
Si el anterior panorama es sombrío, verdadero espanto provocan los datos aportados por la subdirectora clínica de la Maternidad, Guadalupe Citronnelle, en entrevista concedida a Dayana Acosta de El Día:
“En este hospital de enero agosto de este año han parido 194 niñas en edad comprendida entre los 13 y 14 años. Y otras 2,685 en edad entre los 15 y 19 ya son madres, para un total de 2,879 casos.”
Dayana Acosta de El Día además recoge el parecer de la ginecóloga-obstetra del centro de que “tenemos que aceptar que nuestros hijos e hijas están teniendo relaciones sexuales en épocas precoces. Eso lo tenemos que aceptar. Lo que no queremos es que paren de estudiar, que se compliquen con un embarazo”. Y también sostiene que desde que les llega una niña embarazada a la Maternidad, ya está pensando en complicaciones, como una preclamsia o quizás una anemia, por lo que desearía que esta población de adolescentes que aún no está preparada físicamente ni mentalmente no quede embarazada.
Y para poner la tapa al pomo, la doctora Citronelle “agrega que antes de cumplir el año muchas de esas chicas vuelven a quedar embarazadas, a pesar de brindarles una asistencia integral. En algunos casos siguen asistiendo, en otros no regresan.” Aunque ella no lo dice, muchas retornan embarazadas de un segundo o tercer hombre, raras veces del mismo que engendró el primer hijo. A pesar de sus buenas intenciones y grandes esfuerzos, pocas madres solteras logran terminar los estudios e integrarse al mercado laboral formal para romper las cadenas del círculo vicioso de la pobreza. ¡Y a qué costo para ellas y para la Patria!
No solo abundan las madres adolescentes, pues en la semana recién transcurrida vivimos el lamentable caso del joven de 17 años ajusticiado por supuestamente haber intentado robar una motocicleta. El adolescente acribillado e incendiado clamaba insistentemente a sus esbirros por clemencia, diciendo: “Yo tengo un niño”. Hermes Jiménez Martínez fue criado por su abuela de 75 años, al ser abandonado por su madre desde pequeño. Hoy su hijo es huérfano de padre. La tragedia se reproduce en el círculo vicioso de la pobreza y la ignorancia.****
Si no actuamos con sentido de urgencia y recia voluntad, seguiremos echando agua al sancocho y compartiendo la cama con los que llegan– clamando con los dedos cruzados para que la abuelita de 36 no devenga en bisabuela a los 52 años– y los niños nacidos en estas circunstancias no terminen como Hermes, el joven padre “ajusticiado”.
¿Continuaremos reproduciendo la pobreza por dejar que nuestros jóvenes adquieran sus conocimientos sobre la sexualidad en la calle, ignorando o negando que sí hay una salida inteligente sin tener que abandonar nuestra característica solidaridad y nuestros más preciados valores?
¿Y a qué costo para ellos, y para la Patria?
N.B.: A los gurús Bernardo Klisberg, Irene Novacovsky, Daniel Olesker, Giovanni Carrasco, Temístocles Montas et al, orfebres del diseño del programa para erradicar la pobreza*****, recomendamos considerar, como eje transversal de su propuesta, la necesidad de fomentar la paternidad responsable y de proveer a la población en riesgo las herramientas necesarias para ser padres y madres responsables. Quizás la doctora Citronelle tenga algunas recomendaciones prácticas y pertinentes para enriquecer su importante trabajo.
***Ver http://eldia.com.do/nino-10-millones-nacio-en-sala-repleta-de-adolescentes/