Juré a Dios no escribir sobre política en ésta columna que Acento me otorga con afable disposición, sin embargo hace unos días recibí en sueños una revelación del Todopoderoso en la cual se me instruía difundir el mensaje de las buenas nuevas, pero no hacia la política local (tema quemado por otros camaradas) si no hacia la política estadounidense, la que revoluciona el mundo.

Es una pena que Obama sólo agotará un último mandato, hubiésemos querido otros cuatro más, pero bueno a falta de gran maestro, buenos relevos. La simpatía de muchos, incluyendo la diáspora dominicana en territorio estadounidense, apunta a Hillary Clinton como la primera mujer en ocupar la presidencia de ese país. Algo bastante remoto, ya que podemos ver en esa posición a un negro y quizás en un futuro no muy tardío a un presidente abiertamente gay, un presidente enano, un sordomudo, un ciego, un ateo,  un indígena nativo o uno de ascendencia latina, asiática o musulmán, pero jamás uno con senos y ovarios.

¿En qué me baso para decirlo?, siendo EE.UU un país de grandes oportunidades para la ciudadanía en general, donde muchas féminas han alcanzado altas posiciones jerárquicas, como el caso de Condoleezza Rice y la misma Clinton (ambas secretarias de estado), recuerdo en mis años de universidad a mi profesor de ciencias políticas y también colega Luís Tavares decir que Estados Unidos es un país tan machista que no dejaría pasar a una mujer para que le gobierne.

Le pregunté por qué y,  como el objetivo, directo y mordaz docente sin pelos en la lengua que era, nos ilustró que no se podía, ya que desde que una mujer se casa en ese país pierde su apellido y por ello su identidad familiar, para convertirse en propiedad de su marido. En pocas palabras si una bailarina de gagá se va a New York y se casa con el heredero de una dinastía oriental, terminará convirtiéndose en una princesa de piel bronceada por el sol naciente y al carajo su apellido de raíces francesas. Lo mismo le cabe a una holandesa que se case con un hispano, su apellido sería Pérez, Martínez, Fernández o Rodríguez.

En conclusión Hillary (salvo que los santos hagan un milagro) no va para la silla, se quedará siendo la esposa del señor Bill, pues el sistema en que le tocó crecer no le pone en bandeja de plata la supremacía gubernamental por encima de la falocracia al feminismo. Eso viene desde las fraternidades masónicas que independizaron al país y colocaron a George Washington como su mandatario number one.

¿Cuál otro demócrata sería una ficha clave?, un país grande con grandes reservas de abastecimiento, sociable ante los ojos del mundo, religioso a rajatablas (más que aquí, aunque aparente todo lo contrario) y dinámico en su fluidez, es para que obtenga un presidente con la mismas características de Jesucristo y hasta ahora Bernie Sanders posee dichas cualidades, es judío y socialista como el primero.

¿Por qué debemos apostar por Sanders?, siendo un partidario de la social democracia, propugnaría por mejores estándares en la calidad de vida de muchos de sus compatriotas que pagan renta, comen en refugios y peor todavía, algunos duermen en las calles. Hace tiempo que la sociedad estadounidense necesita mayor igualdad en servicios básicos como salud, educación y empleo, sobretodo la clase obrera.

Otro factor importante es que su ascenso al poder favorecería una adecuada inclusión del partido de turno a la Internacional Socialista, fortaleciendo las relaciones con países de esa tendencia  como Cuba, Bolivia, Venezuela, Rusia, China y Corea del Norte, dando las posibilidades de crear acuerdos que aboguen por el desarme nuclear, la desarticulación del terrorismo en Oriente Medio, mejores precios y ofertas para la obtención de petróleo y la confraternidad de los derechos humanos para el bien común, alcanzando la paz mundial.

A nosotros los países del tercer mundo, nos conviene que la primera súper potencia del planeta coloque un gobierno cimentado en el socialismo, con un presidente sencillo cuyo lema sea: -“Suficiente, es suficiente. El gobierno de los Estados Unidos de América le corresponde a todos los estadounidenses y,  no a un grupo de billonarios-.” 

Nos conviene porque alguien que piense en la estabilidad y desarrollo de todas sus clases, sería más justo con la inmigración, la cual en conjunto con el proletariado pueda aportarle mano de obra al crecimiento de los recursos y servicios de esa colosal nación, dando como resultado que la pobre madre dominicana con tres muchachos a cuestas, pueda ir al consulado a obtener una visa con facilidad, a cambio de que ésta y sus vástagos sean la garantía de una labor cívica en beneficio del pueblo, así como la madre griega, la madre siria, la madre guatemalteca y la madre nigeriana.

Donald Trump, la otra cara de la moneda

En cambio sí Donald Trump llega al poder en representación de los republicanos, también sería interesante. Primero, los demócratas llevan ocho años en el poder y ya es hora de que sean reemplazados por otro partido para ver los nuevos cambios que demandamos y segundo, un tipo que aborrece la influyente proliferación de inmigrantes latinos que deforman su idioma natal infiltrando el castellano, en su afán por controlar el “mal”, se convertiría en un poderoso socio y aliado en ayudar a los hermanos países de Latinoamérica a progresar económicamente, sin necesidad de viajar.

La xenofobia de Trump es un comodín a nuestro favor, ya que ello favorece a frenar la fuga de cerebros y productividad laboral y además un gobierno intolerante con la inmigración masivamente descontrolada, nos comprendería mejor con respecto a nuestras políticas migratorias.

En conclusión, Trump no es un usurero magnate malvado ultranacionalista, es simplemente un individuo sincero y, gente franca y honesta es lo que sostiene los valores humanos del planeta.

Slogans de campaña:

-Do what has never been done … Sanders President (2016-2024)

-In Trump we trust…Y que gana el best.