Luego de un periodo de convalecencia debido a una delicada intervención quirúrgica, volvemos a nuestras actividades normales. Dando gracias por las oraciones recibidas de nuestros lectores.
El periodo de asueto nos permitió reflexionar sobre el resultado de las elecciones celebradas en los Estados Unidos, y el triunfo del candidato Donald Trump (mi tocayo),acontecimiento que aun llama la atención de la opinión pública mundial.
Nuestra reflexión viene a cuento naturalmente, desde el punto de vista del marketing y la publicidad política, ante el dilema que se nos presenta con este resultado y el alto nivel de contrasentido habido en este triunfo, luego de haber pasado mi vida profesional sosteniendo los principios de que un candidato a cualquier posición electiva debe hacer todo lo contrario a lo que ha hecho el hoy flamante Presidente electo de los Estados Unidos.
De acuerdo con los principios sostenidos hasta ahora un candidato no debe ser percibido como encolerizado, furibundo, estridente, virulento, agresivo, entre otras cualidades negativas, no obstante durante toda la campaña el señor Trump exhibió todas y una más de estas cualidades.
El dilema se presenta, por tanto, en saber si ganó los votos electorales (270) por estas razones o si perdió de Hillary el voto popular por más de (1,752.899) precisamente por las mismas razones. Una tarea para los "think tank" de la estrategia de comunicación y marketing político en el mundo.
Entretanto los norteamericanos deberán encontrar vías para justificar porque en el ejercicio de una democracia pura el voto popular mayoritario no determina quién ha de dirigir a esa nación modelo.
Lo cierto es que basado en la fortaleza de su "marca personal" Donald Trump triunfo y con esa victoria parece haber establecido nuevos parámetros en el manejo de las estrategias de marketing y publicidad para un candidato político.