Esta vez quiero expresar algunos sentimientos sobre doña Dedé Mirabal.

Hace tan solo unos días que ella ha partido. Particularmente, ni siquiera he podido dar el pésame a sus amados hijos y sobrinos, a quienes siempre he apreciado.

He sentido mucho la muerte de esta gran mujer. Era la última de las mariposas vivas que nos quedaba. Ella representaba un ícono y un recuerdo viviente de sus tres heroínas hermanas.

Siempre he tenido una especial admiración por doña Dedé. Amén de todo el sufrimiento que soportó en la vida y de la carga profunda sobre sus espaldas para sostener los hijos de sus hermanas asesinadas y la memoria viva de cada una de ellas, fue una mujer altamente creativa, innovadora y sobre todo positiva y alegre.

Todos admiramos su recto proceder y su vida sencilla y noble.

Pocas personas, luego de una desgracia familiar tan desgarradora como la que ella vivió, pueden sobreponerse a tanto dolor, asumir con grandeza tantas responsabilidades y hacer de los hijos de sus hijos y de los hijos e hijas de sus hermanas, hombres y mujeres buenos y sanos para la sociedad; representar la familia completa en todos los detalles de la muerte y post muerte de sus hermanas; ser la hija que se ocupó de sus padres y guardar con filigrana, la memoria de sus hermanas fallecidas, y de Manolo.

Ella no se desencantó del país. Ella no se fue de la República Dominicana. Ella se quedó con su dolor y su impotencia, a dar el frente a todo.

Siempre que tuve el privilegio de estar cerca de ella, me transmitió alegría y positividad. Continuamente detallista, cálida, amable, distinguida, elegante, fina y educada.

Cultivaba flores y las cuidaba con profundo amor. Recuerdo que hablaba de ellas como si fueran personas; las tocaba y al tiempo hablaba de los méritos de una y de otra.

Para mí fue muy grato y sobre todo un gran honor, conocer a una mujer como ella. De verdad que cuando pienso en doña Dedé siento ánimo y fuerzas para vivir.

Cuántos ejemplos nobles nos legaron las Hermanas Mirabal. Qué detalles tan especiales tuvieron don Enrique y doña Chea cuando formaron a esas muchachas tan excepcionales?

!Qué privilegio tan grande para los dominicanos, haber tenido como compatriotas a Minerva, Patria, María Teresa y Dedé!

Arrancó su vuelo una nueva mariposa, no una mariposa cualquiera, una de las de Ojo de Agua, Salcedo, una de las heroínas, y siente una que con su partida, se va un poco de nuestras vidas.

Su ausencia eterna nos enlutece. Su despedida nos entristece. Doña Dedé es una ciudadana imprescindible, muy difícil de ser sustituida. Hará falta. Todos sabemos que sí y quien lo dice habla desde las gradas. Imagino cómo se sentirán Jaime David, Minou y su otro hijo, sus sobrinos e hijos de crianza y sus nietos. Para ellos, mis más sentidas condolencias.

Paz a los restos de nuestra querida y admirada doña Dedé.

¡Descanse en paz!

La extrañaremos por siempre. Créanme que sí. Uds. también, aún no seamos su familia de sangre.