Don Domingo Acevedo por más de cuarenta y cinco años regenteó un negocio de relojerías y joyerías en la ciudad de Puerto Plata, convirtiéndolo el mismo en uno de los negocios en sus géneros más importantes y cotizados de la región norte del país.

Hombre que aprendió y se perfeccionó en los campos de las relojerías y las joyerías de manera autodidacta. Fue un ejemplo a imitar en ambos oficios como técnico.

Llegó a ser uno de los técnicos más calificado y experimentado en esos quehaceres.

Era un hombre afable, sencillo, serio, honesto, de una sola palabra y que jamás engañó a un cliente. Nunca hubo quejas de clientes algunos en su trabajo. De poco hablar, pero cuando hablaba lo hacía de manera enjundiosa y amena.

Cuando terminaba su faena de trabajo, se le veía descansado en la galería de su hogar en compañía de su esposa e hijos.

Tuvo varios vehículos (carros) que lo mantuvo en excelentes y buenas condiciones.

Proveniente de una humilde familia. A los pocos años de nacido quedó huérfano de padre y su madre tuvo que afrontar su crianza y educación.

Domingo Antonio Acevedo Mendoza nació en la ciudad de Puerto Plata, el 20 de febrero de 1937, hijo de los señores: José Acevedo y Teofila Mendoza, ambos fallecidos.

Hizo sus estudios primarios y parte de los secundarios en su ciudad natal de Puerto Plata. No pudo continuar sus estudios debidos a los exiguos recursos económicos de su madre. Se lanzó a temprana edad a los trabajos.

Desde temprana edad se vio precisado a tener que trabajar para ayudar a su querida y adorada madre doña Teofila Mendoza.

Tuvo una hermana de padre y madre de nombre: Enriqueta Acevedo Mendoza. Así, como también, un hermano de madre: el médico Dr. Miguel Ángel Martínez Mendoza.

Sus familiares, amigos y allegados lo apodaban como Dominguito, por su baja estatura y poca libra que tenía. Pero de un espíritu grande y noble.

Dominguito Acevedo trabajó por muchos años desde la Era de Trujillo como mensajero de la Gobernación Provincial de Puerto Plata. Allí se ganó el respeto y la admiración de los distintos gobernadores que fueron sus jefes. Hizo una gran amistad con el Secretario de esa institución gubernamental, señor don Luís Escoto.

Aprendió el oficio de relojero y joyero por sí mismo, desalmando su propio reloj y joya. En esos menesteres no tuvo profesor. Era un autodidacta y consagrado estudioso de ambos oficios.

Su negocio de relojerías y joyerías fue creciendo día a día y se convirtió en uno de los negocios más grandes y prósperos en sus géneros.

Don Domingo Antonio Acevedo Mendoza estuvo casado con su fiel y atenta esposa señora Irene Núñez Grullón de Acevedo.

Procreó once hijos: Patricia (muerta, quien fuera una estudiante brillante. Pintora y estudiante de término de Arquitectura), Alicia (licenciado en mercadotecnia), Gabriela, Elena, Rosaura, Lucía, Isabel (educadora), Minerva, Iris, Domingo y Fernando Acevedo.

Don Dominguito Acevedo quiso muchísimo a todos sus hijos y se preocupó en darle una buena educación a los mismos. Amó intensamente a su inseparable y compañera esposa.

Integró a todos sus hijos en su negocio y a su esposa. Les inculcó el buen trato a los clientes.

La relojería y joyería Acevedo, propiedad de Domingo Antonio Acevedo Mendoza sirvió a la comunidad de Puerto Plata por más de cuarenta y cinco años de manera interrumpida con esmero y gentileza a sus clientes.

Don Acevedo convirtió a su negocio en un verdadero emporio en sus géneros. Siguió siendo el hombre sencillo, afable y amable hacia los demás.

Algunos de sus hijos aprendieron a arreglar relojes y joyas y a hacer estas últimas. Les dio confianza y responsabilidad. Todos sus hijos sentían orgullo y simpatía hacia su padre.

Se les consideró una persona seria y honesta en su negocio. De ahí el gran éxito y crecimiento de su negocio. No hubo queja de nadie nunca en su trabajo.

Vivió una vida modesta y apegada a su familia. Su gran preocupación fue siempre la educación de sus hijos.

Don Domingo Acevedo en los campos de la relojería y la joyería deberá de ocupar un sitiar preponderante en la historia de Puerto Plata. Se ganó a buena lid dicho lugar.

Murió en la ciudad de Santiago de los Caballeros el sábado 22 de diciembre de 2007, el reconocido relojero y joyero puertoplateño, don Domingo Antonio Acevedo (a) Dominguito, a la edad de 70 años. Su cadáver fue trasladado, velado y enterrado en el cementerio municipal de Puerto Plata al otro día.

Su nombre deberá de figurar al lado de los grandes relojeros y joyeros que ha tenido la República Dominicana a través de su historia.

¡Paz a sus restos!