En nuestra historia, cinco presidentes de la República, se ocuparon por atraer inmigrantes al país, que fueron ellos: Gregorio Luperón (1839—1897), Buenaventura Báez Méndez (1812—1884),  y José María Cabral (1816–1899)  y Ulises Francisco Espaillat (1823—1878) y el dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina (1891—1961).

Puerto Plata sin lugar a dudas fue la más cosmopolita de las ciudades del país. En ella se establecieron familias extranjeras de diferentes naciones en los siglos XIX y XX. Los primeros italianos en instalarse en Puerto Plata, fueron: los hermanos José Antonio, Francisco y Fortunato Pappaterra. A partir de ahí, siguieron llegando, como: Pedro Russo, José Di Vanni, los hermanos Carlos y Juan Grisolía, Juan Sangiovanni y esposa Josefa Russo, Vicente Ancelotti y otros.

Puerto Plata recibió la mayor cantidad de inmigrantes italianos por ser el puerto comercial más importante del país. Allí establecieron familias italianos, como fueron: Grisolía, Pappaterra, Rainiere, Oliva, Conte, Villari, Criaco, Sanelli, Rossi, Nardi, Nicodemu,  Vineli, Micheli, Saco, Dipino, Sangiovanni, Ancelotti, Di Franco, Capobianco, Cantizano, Divanna, Russo, y otros tantos.

Don Blas Di Franco, fue un digno representante de las inmigraciones italianas que se establecieron en República Dominicana, en Puerto Plata, Santo Domingo, Santiago, La Vega, etc., en los siglos XIX y XX.

Hombre que se dedicó toda su vida al comercio de provisiones, formó familia y adquirió un sólido prestigio por su honestidad y entrega total al trabajo productivo. Vivió apartado de la política partidista. Triunfo en los negocios. Su muerte fue muy sentida por sus familiares y allegados. Murió tranquilo, como fue en vida. Nunca estuvo enojado. Buen educado. Padre amante. Esposo excelente y ejemplar. Crió a sus hijos muy bien educados. Amantes de la música y tocaba dos instrumentos.

En vida recibió homenajes y reconocimientos de diferentes instituciones culturales, comerciales y de servicios locales y nacionales.

Fue un antitrujillista y siempre manifestó su oposición a aquel régimen oprobioso.

En Puerto Plata en las décadas del 40, 50 y 60 solamente existían tres colmados de los más surtidos y equipados en provisiones comerciales nacionales y extranjeras de los comerciantes italianos: Pedro Nardi, (John F. Kennedy esquina José del Carmen Ariza) Silverio Capobianco (calle Duarte esquina San Felipe) y Blas Di Franco (calle 12 de julio esquina Padre Castellanos).

Vino al país con apenas 13 años de edad por el puerto de Puerto Plata en un pequeño barco francés de carga, después de un mes de travesía, llegó el 5 de mayo de 1908, traído por su tío don Domingo Francisco Russo. Russo era Proveniente de Santa Domenica, Talao, provincia de Cosenza, Italia, hijo de Carmelo Russo y María Teresa Depuglia. Llegó al país a finales del siglo XIX y se estableció en Santiago y se dedicó al comercio. Contrajo matrimonio con Josefa Victoria Guzmán, quien fuera sobrina del ex presidente de la República, Eladio Victoria.

Al día siguiente de su arribo a Puerto Plata, Blas Di Franco partió junto a don Domingo Russo a la ciudad de Santiago, donde residía éste último y regenteaba uno de los principales establecimientos comerciales más importantes, para de esa forma su sobrino le ayudará en sus labores comerciales y siguiera sus estudios escolares. Permaneció con éste trabajando durante nueve largos años. Llegó a ser administrador de dicho megocio.

Blas Di Franco nació en Santa Domenica, Italia, el 8 de mayo 1896, hijo de los señores Carmeni Di Franco y Anma Russo de Di Franco. El matrimonio Di Franco—Russo, además procrearon los hijos: Domingo, Pedro, María, Oreste, Giuseppe, Adelina, Octavio y Eduardo.

Vino al país cuando apenas tenía 13 años de edad. Ese primer viaje en barco fue inolvidable para él y duró la travesía un mes de Europa a Puerto Plata. Siempre recordó las vicisitudes y los incidentes de dicho viaje.

Los primeros nueve años de su estadía en el país, en Santiago lo trabajó con su tío Domingo Russo como dependiente del colmado de éste y posteriormente de administrador.

Mientras trabajaba en el día, hacía sus estudios en horas de la noche en una escuela privada, bajo la conducción del profesor Telésforo Rosario. Aprendió con éste el idioma español.

Asimismo, estudio en la escuela nocturna que regenteaba la Sociedad Alianza Cibaeña, de Santiago, dirigida por el profesor José Antonio Hungría, sintió por éste admiración y veneración. Figuró como uno de los estudiantes más aprovechado, junto a los hermanos Epaminondas y César Persia.

Hizo sus estudios normales en la Escuela de Artesanos, bajo la dirección del profesor puertorriqueño José Montserrate Camacho.

Tuvo como profesor a Oscar Cucurullo en curso de Teneduría de libros.

Recibió clase de solfeo con su condiscípulo Epaminondas Persia. También aprendió a tocar la mandolina.

Junto a su tío Russo adquirió experiencia como comerciante y los estudios realizados en Teneduría de libros.

Momentáneamente entró en disgusto con Domingo Russo y se trasladó a La Vega donde unos primos Antonio y José Russo, quienes también eran comerciantes. Regresó de nuevo al poco tiempo a Santiago.

El 1de mayo de 1917, en plena Ocupación Norteamericana, Blas Di Franco decidió radicarse definitivamente en Puerto Plata. Allí trabajó como dependiente y luego como cobrador de la tienda de Ciriaco Di Vanna. Fue administrador y socio de la compañía Di Vanna, Grisolía & Co., que se dedicaba a la exportación de tabaco a Europa e importaba mercancías de toda clase en dicho continente.

Además, trabajó en la compañía Schultse & Lembke como fiscalizador de los embarques de tabaco, hacía ésta.

Vivió muchos años en Boca Nuevo, Montellano, Puerto Plata. Allí administro la bodega de dicho ingenio, que se encontraba en la quiebra y la sacó a flote.

Contrajo primeras nupcias en Puerto Plata, el 29 de mayo de 1924 con la italiana Inmaculada Sangiovanni (1906—1949) y procrearon los hijos: Ana, María Josefa, Carlos, Gilda (fallecida), Silvía y Olga Di Franco Sangiovanni. A la muerte de su primera esposa, el 30 de marzo de 1949, casó en segundas nupcias con Zaída Bentz y tuvieron un hijo: Augusto Di Franco Bentz.

Volvió de nuevo en dos ocasiones más a su país de origen. Se mantuvo en contacto permanente con sus descendientes y ascendientes en Italia.

Todos sus hijos son ejemplos a imitar y de una conducta intachable y honorable.

Don Blas Di Franco tuvo un magnífico privilegio de tener una buena memoria, para recordar hechos e historia del pasado.

Sus hijos, nietos y biznietos, tiene el orgullo de haber tenido un pariente de la calidad humana y morales de don Blas Di Franco.

Desde hacía muchos años se había retirado del comercio, dándole paso a su hija doña Anita Di Franco de Martínez. En los últimos años de dedicaba al cuidado de su jardin de su hogar en Puerto Plata.

Murió en la ciudad de Puerto Plata, el 11 de agosto del año 2000, el conocido comerciante don Blas Di Franco, a la edad de 104 años y era el italiano de mayor edad que residía en el país. Admirado y respetado en el pueblo de Puerto Plata.

Don Blas Di Franco, supo sembrar y cosechar en tierras dominicanas. Es merecedor que una calle de Puerto Plata lleve su nombre, en recordación a tan insigne comerciante y ciudadano íntegro.