“Yo no elegí nacer en República Dominicana, simplemente tuve suerte” (Autor desconocido).

Durante mucho tiempo y como si mi identidad fuera algo muy asumido por todos o bastante mimetizado con el medio, el hecho de ser dominicano no me ha supuesto en España “ni un sí ni un no”. Mi familia de sangre, algunos dominicanos y otros españoles, me han hecho ver el mix que formamos como algo natural; luego mi familia política, es decir, la familia de mi mujer española (y mitad inglesa), me han facilitado un ambiente muy acogedor, aún siendo leoneses los unos e ingleses otros. Encima de todo esto, hasta mis vecinos octogenarios me tienen como el chico extranjero muy simpático del bajo izquierdo.

Incluso en los lugares en que estoy o he estado habitualmente, la universidad y otros espacios docentes, despachos/estudios de arquitectura,etc, me han resultado siempre muy amables, afables, receptivos. Dicen que Madrid tiene eso, que el que llega se siente bien recibido y como un madrileño más. Esto último se podría atribuir al hecho de que Madrid se ha formado por ciudadanos de muchos otros lugares, que han convertido a esta ciudad en su hogar y en el hogar de los que hemos venido llegando luego. Como anécdota, que nada tiene que ver con esta historia, y que más bien suena a anécdota barata, recuerdo como en meses pasados, en la fachada del Ayuntamiento de esta ciudad, colgaba una gran pancarta que decía Refugees welcome. 

Ahora el pero…

Pero como toda historia tiene un “pero” aquí viene el mío, que como el lector habrá notado, lo he escrito en primera persona.

Partiendo del hecho de que he tenido la suerte de haber entrado por una puerta privilegiada a España, esto quiere decir, la puerta académica (como alumno, como colaborador, como docente, como investigador), y que esto se ha convertido para mí en una especie de burbuja intelectual; aún así, y como digo, partiendo de este hecho, para desarrollar el otro aspecto del ejercicio de mi profesión, debo salir al espacio secular, “ a la calle del medio”, dejando la seguridad del espacio docente, de la biblioteca, del laboratorio, y buscarme los “chelitos” o lo que es lo mismo, los euros.

Es en este momento, cuando entro en contacto con el electricista de turno, el fontanero de turno, el albañil de turno, la portera de turno; y son estos personajes, de la cotidianidad del trabajo de la calle, los que me recuerdan que “esto es España y que yo no soy de por aquí”. A veces esto sucede con gestos sutiles, con frases tímidas, para no ofender al jefe (o sea yo), inclusive con gestos de condescendencia que en el fondo denotan otra cosa.

Ciertamente yo no soy de por aquí, soy dominicano; aunque el que no me conoce y me ve por primera vez,  no pueda saber bien de donde soy, aunque a veces hasta los dominicanos del locutorio me confundan con cubano o canario, sigo siendo dominicano. Aunque la universidad me envíe como delegado suyo a alguna actividad en el exterior, pensando que soy español, ellos no saben que en mi billetera aún conservo mi cédula de identidad y electoral serie palito.

Soy un producto de la UASD, la arquitectura que aprendí, con la que básicamente me he defendido aquí durante años,  la aprendí entre la Correa y Cidrón y la José Contreras, y que para llegar tomaba la ruta Benito/Parque Independencia/derecho. También aprendí buena arquitectura junto a grandes ingenieros dominicanos, como González, Pilarte, Inoa Bisonó…

Pero lo cierto también es que llegué a España como un individuo en formación, de hecho vine a estudiar. Tuve la buena suerte de que con mi llegada se aprobó el CTE (Código Técnico de Edificación) y que para ser sinceros es el único que puedo decir que conozco en mi corta carrera profesional, en el ejercicio de mi oficio. Siendo dominicano, producto de la UASD, España me recibió con afecto y me formó, me sigue formando, y he pasado más años, entre estudio y trabajo, en la UPM (Universidad Politécnica de Madrid), que en mi propia universidad de origen….cosas de la vida.

Dicho todo esto, ¿será posible ser un producto dominicano, hecho a España?…Yo lo estoy haciendo, como miles de otros extranjeros que lo hacen todos los días…

Soy dominicano, y “si vuelvo a nacer, vuelvo a ser dominicano”(*)….y por si se me fuera a olvidar, tengo a algún buen electricista que me lo recordará cuando haga falta…

(*) Merengue de Jhonny Ventura con letras de Huchi Lora.