La sensibilidad emocional es una de las características que poseen los artistas. Los más grandes expositores del arte se ven a menudo afectados por cualquier cosa, son víctimas de tremendas depresiones y sufren más que ningún otro ser humano. Pero contradictoriamente, esta sensibilidad que bien podría calificarse como una debilidad, los convierte en grandes guerreros que luchan por sus ideales en contra de quien sea, plasmando así en su obra su pensamiento y sentir.

Dmitri Shostakovich es quizás el mayorejemplo de esto.  Nació el 25 de septiembre de 1906 en San Petersburgo, cuando apenas cumplió sus 11 años de edad, estalló la Revolución de los Bolcheviques, que instauró un nuevo modelo de producción en ese país. Este acontecimiento histórico que marcó  un nuevo rumbo en el mundo, dejó su huella en la mente de este compositor, específicamente durante la dictadura presidida por Josef Stalin.

Shostakovich fue víctima de todos los abusos por parte de este régimen. Desde prohibir la reproducción de su música, persecuciones constantes, hasta la desaparición de amigos, colegas y familiares. Todo esto lo llevo a crear un mundo trágico, nervioso y de rechazo que está en un primer plano en su obra. Sobretodo en sus sinfonías, especialmente en las que van desde la cuarta hasta la novena -excluyendo la sexta- en donde se retrata el horror vivido por el pueblo ruso.

Ganó respeto y se dio a conocer con el estreno, el 12 de mayo de 1926, de su Primera Sinfoníaen Fa menorOp.10. Sólo contaba con 19 años de edad y en ese momento las autoridades culturales oficiales pensaron que habían encontrado el primer gran autor musical de la nueva Rusia Soviética. El éxito de esta sinfonía le valió para que le comisionaran las próximas dos. La Segunda sinfonía, en Si mayor Op.14, titulada “A octubre”, compuesta para conmemorar los diez años de la revolución de octubre. Fue estrenada el 5 de noviembre del 1927. La Tercerasinfonía, en Mi bemol mayor Op.20, fue estrenada cuatro años más tarde el 6 de noviembre, bajo el título de “Primero de mayo”.

El 22 de enero del año 1934 fue estrenada la ópera “Lady Macbeth del distrito Mtsens”. Pese a su éxito, en enero del 1936, salió publicado en el editorial de Pravda la denuncia de formalismo del compositor y fue prohibida la música de éste. A raíz de esto, en un acto de precaución, Shostakovich retira su Cuarta Sinfoníaen Do menor Op.43, que estaba pautada para ser estrenada en diciembre del el 1936. No fue hasta 1961 la primera audición de esta obra. La sinfonía está cargada de angustia y dolor, y describe la vida del pueblo ruso bajo el yugo del dictador, el camarada Stalin.

El 21 de noviembre de 1937 se estrena su Quinta Sinfonía en Re menor Op.47. Al terminar la obra el público duró, según testimonios de algunos presentes en la premier, ovacionando la misma por más de media  hora. La sinfonía fue aceptada por las autoridades, hasta llegaron a decir que había vuelto a la realidad, a la luz, que se había convertido en un soviético. Pero el legendario director de orquesta, Ilya Musin afirma que: “ En realidad, con la Quinta Sinfonía, Shostakovich expresó alegóricamente todo lo que había soportado, todas las persecuciones”.

Con el éxito de su Quinta Sinfonía, adelanta que la siguiente sinfonía sería una obra en donde se elogiaría la figura de Lenin. La Sexta sinfonía en Si menor Op.54, fue compuesta en un período de la vida de Shostakovich muy particular. Tuvo que aceptar, por problemas económicos, algunos trabajos como dar clases en el Conservatorio de Leningrado y componer música para películas. El estreno de esta sinfonía fue el 5 de noviembre del 1939. Fue estrenada en el mismo lugar que se estrenó su Quinta Sinfonía y tuvo éxito, al punto de por petición del público, se repitió el tercer movimiento.

La Séptima Sinfonía en Do mayor Op.60, titulada “Leningrado”, la de más larga duración de todas, es compuesta en 1941 durante la invasión alemana a Rusia. Fue estrenada el 5 de marzo de 1942 y describe todo el horro, terror, sufrimiento y crueldad a que fue sometido el pueblo ruso en ese época. Las autoridades aceptaron y utilizaron esta obra para levantar el ánimo de todos los rusos y demostrar al mundo que nadie podía con el espíritu ruso. La obra dice el amor que sintió el compositor por su tierra y sus hermanos y lo describe con sus propias palabras: “Como cualquier otro ruso, he vivido y soportado muchas cosas, pero la guerra fue probablemente la prueba más dura. No para los compositores o poetas, no para mí personalmente, sino para el pueblo. El pueblo sufrió. Piensen cuántos murieron. Millones”.

La Octava Sinfonía en Do menor Op.65, seguiría los pasos temáticos de la que le precedió. Se estrenó el 4 de noviembre de 1943 y describe todas las calamidades que se sufre en un régimen totalitarista. Shostakovich dijo: “Sufro por todos los que son torturados y mueren de hambre, independientemente de que mueran por culpa de Hitler o Stalin. Siento un dolor eterno por cada una de las víctimas. Mis sinfonías son lápidas”. Para algunos estudiosos ésta es la mejor de todas sus sinfonías. Fue declarada por parte de las autoridades como una obra “contrarrevolucionaria” y “antisoviética”.

La Novena Sinfonía en Mi bemol Op.70, la más corta de todas, es estrenada el 3 de noviembre de 1945. El compositor había adelantado su interés de componer una obra para coro, solista y gran orquesta. Al ganar la guerra contra Hitler, el orgullo y grandeza de Stalin no tenían límite. Así que por propias palabras del compositor, Stalin esperaba una sinfonía majestuosa, con una oda a su victoria. Desde la misma génesis de la composición de esta obra, Shostakovich se burló del “camarada Stalin”, más que bethoveniana, podría situarse como una sinfonía de Haydn. Esta sinfonía es una sátira al régimen stalinista, no como muchos piensan que es una burla a las “novenas sinfonías” de otros compositores. La obra fue mal vista y en 1948, la unión  de compositores soviéticos, presentó un listado con los nombres de los compositores prohibidos, entre los cuales se encontraban Shostakovich.

Después de la muerte de Stalin, se le levantó el veto a Shostakovich. Siguió con sus trabajos sinfónicos. Se estrenó su Décima Sinfonía en Mi menor Op.93, el 17 de diciembre de 1953. En ésta se presenta el dominio de la técnica y genialidad por parte del compositor, combinando la estructura y composición del sinfonismo tradicional, con la utilización de códigos y referencias contextuales.

Sus siguientes sinfonías fueron de carácter histórico. La sinfonía 11ºen Sol menor Op.103, titulada “El año 1905”, por motivo a la revuelta popular de ese año, fue estrenada el 30 de octubre de 1957. La número 12 en Re menor Op.112, fue estrenada bajo el título de “El año 1917” el primero de octubre de 1961, conmemorando la victoria de los Bolcheviques.

Para los musicólogos, sus últimas tres sinfonías muestran ya un Shostakovich en la cima orquestal. La Sinfonía Nº 13 en Si bemol menor, Op.113, fue estrenada el 18 de diciembre de 1962, con el nombre de “Babi Yar”, inspirada en la obra de Yevgeni Yevtushénko, en donde trata la olvidada masacre de judíos ocurrida en Kiev en el año 1941. La Sinfonía Nº 14, Op.135, fue estrenada el 29 de septiembre de 1969. Ya en esta época Shostakovich era una figura de alcance mundial y no tenía problemas con las autoridades políticas y tenía cierta libertad para componer sin que fuera objeto de investigaciones, el tema de esta sinfonía es la muerte. La Decimoquinta Sinfonía Op.141, fue estrenada el 8 de enero de 1972.

Gran parte de la vida de Dmitri Shostakovich la dedicó a denunciar, protestar y rechazar las injusticias vividas por el pueblo ruso. Quizás no al modelo instaurado en 1917, sino a la forma de gobierno de Stalin, un régimen totalitario. No importa dónde se presente, ya sea en un país, empresa o incluso en la familia, un dictador es un dictador. Los dictadores son personas egoístas, que practican el culto al yo, y privilegian injustamente a personas que lo adulan, y a las personas que están en desacuerdo, las eliminan.

Es fácil hacer y ser oposición de una causa desde lejos, lo difícil es hacerla desde dentro. Más difícil es no abandonar sus principios, sin dejarse arrastra por los males que trae consigo algunas posiciones, sufriendo en muchos casos una metamorfosis y convirtiéndose en uno de los corruptos, abusadores e injustos. Shostakovich mostró su valentía al nunca abandonar sus principios e ideales.

Todo texto tiene su contexto, y hay que conocerlo para entenderlo y disfrutarlo. La obra de Shostakovich no es alegre pero mucho  menos optimista, aunque guarde de manera personal una esperanza de salir de lo que él consideraba el infierno. El discurso sinfónico de Dmitri Shostakovich está cargado de tragedia, dolor, tristeza, horror, y sobretodo Cargado de un mensaje político. El tratamiento de estos elementos por parte de Shostakovich es lo bello de sus sinfonías. Shostakovich murió el 9 de agosto de 1975 en Moscú.