Con una llegada que pretendió ser “visita sorpresa” a mitad del mitin en el Palacio de los Deportes Virgilio Travieso Soto, la tarde del jueves 3 de octubre de 2019, el presidente Danilo Medina reconfirmó lo sabido: su apoyo a “mi querido Gonzalo”. Pero se esforzó por precisar que su “delfín” no lo necesita para ganar, aunque –intencional o no- su argumentación resultó un retruécano contradictorio que se presta a una lectura implícita con matiz más noticioso que la misma verbalización.     

“Hace dos meses que mi querido Gonzalo estaba 30 puntos por debajo de su rival y hace 30 días que los compañeros del equipo nuestro que compitieron con él por la candidatura presidencial declinaron y ese día ya Gonzalo se había colocado a cuatro puntos de su rival. 10 días después ya Gonzalo le había pasado con cuatro puntos. Y hace 20 días que Gonzalo se mantiene alante entre seis y hasta 15 puntos porcentuales por encima de su rival”, describió en tono alto ante unos 7 mil asistentes que aplaudieron y gritaron en el acto celebrado en la víspera de las primarias del 6 de octubre. La “Media Naranja” tiene capacidad para 8,380 personas. https://hoy.com.do/presidente-danilo-medina-dice-gonzalo-castillo-no-lo-necesita-para-ganar-dice-es-sangre-nueva-y-esta-por-encima-de-leonel/.

Desde temprano en la mañana, la seguridad del mandatario se apersonó al local ubicado en el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte,  centro del Distrito Nacional, para adoptar las medidas de protección correspondientes. Su presencia en la tarde, como la de ministros, administradores de bancos y directores generales de instituciones estatales, al servicio de la precandidatura, estaba planificada mucho antes. Y allí estuvieron casi todos. 

Lo novedoso fue la presencia del parsimonioso ministro de la Presidencia, Gustavo Montalvo, por su notoria ausencia  en actos anteriores, y la inasistencia del inquieto ministro administrativo de la Presidencia, José Ramón Peralta, uno de los agitadores más visibles del proyecto.     

LA OTRA LECTURA

En el trasfondo de la arenga del mandatario discurre la intención de delimitar responsabilidades respecto de los resultados que serán emitidos por la Junta Central Electoral. Le respalda plenamente, votará por él, pero él es el precandidato y tiene vida propia, precisó.

Así, de ganar el domingo, la gran cuota del pastel, si no todo, recaerá en el presidente y el Gobierno; pero, si pierde, será única culpa del repentino precandidato por no haber capitalizado la incondicionalidad del gran poder económico y político volcado hacia él.

Medina jugaría en esta ocasión a ganar comoquiera, aunque su delfín, Gonzalo, se ahogue en su propio mar.

Al cerrar la precampaña, el presidente ha enarbolado resultados de encuestadoras con largos historiales de desaciertos en sondeos de opinión electoral, como SigmaDos y Cid Latinoamericana. Sin embargo, ni en ésas, ni en otras publicadas, se ha visto una diferencia de 15 puntos porcentuales  encima del expresidente y presidente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Leonel Fernández, como proclamó ante el auditorio.

CAMBIO A ÚLTIMA HORA

La insistencia del presidente Medina, el jueves, por atribuirle méritos propios a Castillo sí es una salida sorpresa de último minuto.

Los estrategas del proyecto palaciego habían recorrido todo el proceso, hasta el día de la concentración, afirmando que Gonzalo no es Castillo, sino Medina, y la confrontación es Leonel-Medina. Con ese discurso, tratarían de compensar las acentuadas debilidades conceptuales de su ficha frente a un contendor con larga trayectoria política, formación intelectual, ejecutorias innegables durante sus tres períodos como presidente y marcando cerca de 60% de la intención de votos en encuestas realizadas por empresas con buen historial de aciertos como Asisa, Berland y otras, cuando faltan horas para el “Día D”.

Si no hay un vuelco violento y surte efecto el creciente malestar de un segmento de la sociedad con el Gobierno, Leonel Fernández ganaría con buen margen las primarias de este domingo. Y si así sucede, a Castillo le caería bien la canción que, en los ochenta, popularizó el español Emilio José: “Ni contigo, ni sin ti, tienen mis males remedio”. La parafernalia del poder le habría servido de nada.