¿Quién fue ese “superhombre” que en cuatro semanas y tres días pudo desplazarse tantos kilómetros, entrevistarse con decenas de personas, observar, detenerse y tratar sobre los recursos naturales, culturales y económicos de nuestra isla?
No somos dado a admirar a los superhombres, estilo rambo, a los cuales nos tiene acostumbrado la gran nación del norte, ya que este tipo de personaje lleva a la gente simple de los países del sur a creer erróneamente que ciertas naciones desarrolladas son las destinadas a “salvar” el mundo por la “superioridad” de su gente, por lo tanto se le debe brindar pleitesía.
No obstante, Dixon Porter nos sorprende por el conocimiento que tuvo de la geografía dominicana y de su pincelada cultural del dominicano, cargada de discriminación racial y otros prejuicios producto de su posición de “superhombre” y formación religiosa y, sobre todo, la de un oficial de la marina norteamericana que, comparado con la gente de su país, tuvo cualidades excepcionales.
Dixon Porter, parece ser uno de esos personajes de ficción, nacido un 8 de junio del 1813 en Chester, Pensilvania, hijo del oficial David Porter, experimentado en las conquistas de las aguas del Golfo de México y parte de del mar Caribe, entre Cuba y México, jugando en este último un papel fundacional en la modernización de la Armada Mexicana; además fue un hostigador, con el apoyo indirecto del naciente imperio del norte, de la presencia del reino español en las aguas del Golfo de México y mares cubanos.
Los Mexicanos, al parecer trazaron la estrategia militar de debilitar a su antigua metrópolis hostigándola por los mares cubanos, pero sus capacidades físicas y materiales marítimas no se comparaba con su capacidad de lucha terrestre, como lo demostraron con la lucha librada durante su guerra de independencia contra España entre los años 1810 y 1821, por lo que no era suficiente para enfrentar el poderío naval español.
El hecho fue que para el 1826, México se hace representar por el marino David Porter, padre de David Dixon Porter, como general de la marina o Comodoro, con todos los poderes para crear una moderna Armada con embarcaciones adquiridas en Estados Unidos por el propio David padre, quien también supervisó la construcción en Nueva York de El Guerrero, un bergantín o embarcación de combate, que comandó su sobrino, el también marino David Henry Porter, para hostigar al imperio español, como se puede leer en Síntesis de la Historia de la Armada Mexicana 1841-1940, elaborado por la Unidad de Historia y Cultura Naval, publicado en 2016 (http://semar.gob.mx › unhicun › libros › Sintesis), donde se le dedica un apartado al papel que jugó esa familia en la defensa naval de México contra España.
Para los sectores monárquicos se trataban de piratas los ocupantes de El Guerrero, la embarcación de combate de México que el viejo David Porter padre adquirió en Estados Unidos, ya que lo describen como “…un bergantín pirata de bandera mexicana, comandado por un mercenario yanqui”, (https://periodicolaesperanza.com › Opinión) al referirse al enfrentamiento del Mariel, Cuba, en 1828, en el que también estuvo Dixon Porter siendo adolescente.
En la Síntesis de Historia de las Armada Mexicana se puede leer lo siguiente:
“El 10 de febrero, el Guerrero avistó a los bergantines españoles Marte y Amelia, que custodiaban a 25 barcos mercantes que se dirigían a La Habana; la Escuadra mexicana inició su persecución hasta el puerto de Banes con lo que provocó que se dispersaran y se refugiaran en las cercanías del puerto de Mariel. Ese mismo día, el Subdelegado de Banes avisó a las autoridades españolas, en La Habana, quienes enviaron a la fragata Lealtad armada con 54 cañones y 300 hombres para cazar al bergantín Guerrero, cuya tripulación consistía únicamente en 195 hombres, incluido su Comandante.
“El encuentro con la fragata se dio y ante la evidente superioridad, el Capitán Porter (David Henry) trató de evadirla tomando rumbo a Cayo Hueso, sin éxito,… su tripulación disminuyó a 40 elementos” (Ob.ci.t pág. 6. Paréntesis, pt).
El capitán David Henry Porter acordó la rendición, muriendo en el acto y quedando prisionero en Cuba su primo, el adolescente Dixon Porter, quien luego fue deportado a Estados Unidos.
David Porter, el padre de Dixon, se puso al frente de los hostigamientos a España, ya que ésta no desistía en la reconquistar a México o Nueva España, la que fuera una de las colonias más importante y basta del imperio español en América.
México, posterior a su independencia, aprovechó las contradicciones imperiales entre Inglaterra, Francia, España y Estados Unidos en el Caribe, para fortalecerse y poder mantenerse como un nuevo imperio.
En medio de esos hostigamientos creció Dixon Porter.
Ya como marine, muchos años antes de pisar República Dominicana, el joven David Dixon Porter, se embarcó en el “Estados Unidos”, emblemático buque de la armada norteamericana, donde conoció a la hija del Comodoro Todd Patterson con quien casó, según se puede apreciar en la introducción que hace Juan T, Taváres en el Diario de una Misión Secreta a Santo Domingo 1846, para la publicación hecha por la Sociedad Dominicana de Bibliófilo en 1978.
A los 18 años de la Batalla del Mariel, regresó a esta recién nacida República en busca de conocer sobre sus recursos naturales e informar a su superior en el Departamento de Estado de Estados Unidos, sobre todo el potencial de recursos naturales, en especial la minería de esta media isla.