Lleva 20 años casada con su agresor. Un hombre inseguro, arbitrario, que hace uso de maltratos verbales y físicos para disfrazar sus deficiencias de carácter. Los hijos han crecido en un ambiente de gritería, amenazas; siendo testigos de cómo el padre siempre está humillando y manipulando a la madre. Vicioso círculo este! A pesar de todo, la mujer posee una personalidad dulce. De hermosa apariencia, ella y sus hijas no requieren mucho para verse elegantes y atractivas. Sin embargo, se les puede leer la tristeza impregnada en la expresión que se impone al maquillaje en el rostro.
Hace unos años atrás, bajo los efectos del alcohol, el hombre llega a la casa y como de costumbre, busca ejercitar su abuso contra su víctima favorita. Así, sin provocación previa, echa a la mujer del cuarto matrimonial, arrojándole fuera también sus ropas. De este modo, termina convirtiéndose en rutina, el que la madre duerma en el cuarto de las hijas. Pasan así varios años, en los que no hay encuentro sexual, más sí acusaciones. El mismo tipo que la echa ahora le acusa de ser una prostituta. El argumento no tiene otro fundamento que no sea otro de los demonios que se manifiestan en esa atormentada y abusiva mente.
Mientras tanto, a pesar de que el tipo vende carros, la mujer tiene que hacerse del suyo por otros medios. Tiene que trabajar, para que pueda proveerse sus necesidades. Yo pago esta casa, grita el agresor con frecuencia, dejando ver que eso le da derecho a portarse como un animal en torno a ellos.
Para nadie es un secreto, que mientras los hombres entienden afecto en lo físico, las mujeres necesitamos ser valoradas y la mejor forma de lograrlo es a través de las emociones. Una mujer maltratada gime por un poco de atención, apoyo y ayuda.
No la juzgo. Desde hace 20 años le están diciendo que ella no sirve, que es una puta, que es idiota, que no vale para nada, que no sirve para nada, que es una basura, que es la peor de las mujeres, le tiran la ropa a la calle, le amenazan con dejarla sin casa, sin hijos, no le dan dinero, le restringen hasta el ir a la iglesia
Ella lo busca en Dios, en oraciones pidiendo un cambio. Buscó apoyo en un grupo de oración, pero aun esto se lo limitan. Por tanto esta mujer está sola, muy sola y su alma dolida, llorando contantemente en amargura. Entonces las cosas toman un giro hacia lo peor, cuando al marido se le daña el celular. Manda a arreglar el aparato, y mientras, decide usar uno que encuentra en la casa, el cual es un modelo más antiguo. El aparato pertenecía a la mujer. Tras activarlo, la aplicación de mensajes rescata los que estaban en la memoria dando aviso al nuevo usuario. Cuando el contenido es leído, el cachorro de león es ahora un dragón enfurecido en celos, que echa fuego por la boca.
Llegó a la casa a proferir golpes, acusaciones, vituperios y amenazas de muerte. Clavó el cuchillo en la pared a solo milímetros del cuello de ella. Lo sacaba y volvía a clavar amenazándola de que la próxima estocada iba a hacérsela a ella.
La serie de mensajes provenían de un hombre que le manifestaba estar atraído hacia ella, pero que sabía ella era casada. Le hacía saber que era hermosa y que cualquier hombre se sentiría orgulloso de portarla como corona. Ninguno de los textos habló de encuentros sexuales, pero sí de la idea de que si ella fuera libre, él haría lo que fuera por conquistarla.
Ahora esta mujer se encuentra entre el divorcio y la muerte. La policía ha ido varias veces a la casa, llamados por las hijas. Cuando el agresor ve venir el peligro, manipula a su víctima para que no le acuse. Así el ciclo se repite y repite, y los maltratos se incrementan. Los que queremos ayudarle hemos orado, hablado, aconsejado ya de mil maneras, pero a la fe hay que añadirle hechos. Ella tiene que dar el paso, y decidirse a salir de debajo del pie pateador de este hombre abusivo. Pues cuando sabes que la vida de alguien está en peligro ya no sufren sólo ellos, sino todo el que les aprecia y que no quiere que les pase lo peor.
Esta mujer está atada, acostumbrada tras 20 años y aún tiene la fe de que el tipo va a cambiar. Yo soy una mujer de fe, pero oraría de lejos no permanecería allí ni un minuto más. De hecho, eso hice, salirme de las garras de un manipulador que hundió la familia en una elaborada trama de ruina y desaciertos. Por tanto, me da pena y coraje con ella, por ser tan ciega. Me da miedo y compasión, por eso oro intercediendo. A la vez, me resulta lógico entender por qué se enganchó en conversaciones de texto con ese hombre a pesar de estar casada. No la juzgo. Desde hace 20 años le están diciendo que ella no sirve, que es una puta, que es idiota, que no vale para nada, que no sirve para nada, que es una basura, que es la peor de las mujeres, le tiran la ropa a la calle, le amenazan con dejarla sin casa, sin hijos, no le dan dinero, le restringen hasta el ir a la iglesia, su hijo varón le da la razón al padre, sus hijas le reprochan su falta de valentía… y en medio de todo esto, de la oscuridad de este infierno emocional y físico, surge un hombre, que le dijo un día, por texto que ella era hermosa.
Tal y como dijo Jesús, el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra contra ella. Y el que tenga en sus manos poder para hacer justicia, que cante sentencia sobre el que por 20 años ha hecho lo malo, sin recibir castigo. La ley de la siembra y la cosecha dicta que si siembras espinos no esperes buenos frutos. El agresor ahora la acusa a ella de ser una adúltera que ha destruido la familia. ¡Wao, qué perla!
1 Pedro 3:7Y vosotros, maridos, igualmente, convivid de manera comprensiva con vuestras mujeres,como con un vaso más frágil, puesto que es mujer, dándole honor como a coheredera de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no sean estorbadas.
Malaquías 2:14Y vosotros decís: "¿Por qué? Porque el SEÑOR ha sido testigo entre tú y la mujer de tu juventud, contra la cual has obrado deslealmente, aunque ella es tu compañera y la mujer de tu pacto.
Jeremías 8:12¿Se han avergonzado de la abominación que han cometido? Ciertamente no se han avergonzado, tampoco han sabido ruborizarse; por tanto caerán entre los que caigan, en la hora de su castigo serán derribados'–dice el SEÑOR.
Juan 8:10-11Enderezándose Jesús, le dijo: Mujer, ¿dónde están ellos? ¿Ninguno te ha condenado?Y ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.
Si estás en una situación similar, o sabes de alguien, hay sólo una solución: Sal corriendo!!! Huye por tu vida (y la de tus hijos). Lo demás no importa, Dios te dará la solución y salida.
Bendiciones!