Cuando los romanos conquistaban Italia, no eran numerosos, por ello no siempre se tenía que pelear con todos porque esto hubiese significado la desaparición. No imitaron a Esparta quienes sometían a los vencidos siempre. Si Roma hubiese actuado igual, con rigor, los sojuzgados habrían considerado a estos como enemigos hereditarios y las rebeliones serían continuas. Así que para impedirles un frente común, firmaron con cada ciudad en particular y no con el pueblo en conjunto. En estas firmas individuales imponían acuerdos con diferentes condiciones para cada pueblo: unos, adquirían todos los derechos civiles romanos y otros, sólo algunos; se les concedía autonomía municipal completa; a otras parcial o ninguna. De esta manera, los romanos despertaban entre los sometidos una especie de envidia mutua, muy ventajosa para sus fines, ya que lidiaban entre ellos para alcanzar los acuerdos ajenos.

Por esto los romanos dijeron: “DIVIDÈ ET IMPERA” es decir:

¡DIVIDE Y VENCERAS!

Esta clase de principio lo comenzamos a ver con Joaquín Balaguer; al tener este poder omnímodo en su país comenzó a sembrar esta división en su propio partido. A unos les dio, a otros le quito, a otro le enseño a soñar. Claro., fue un alumno aventajado. Mientras algunos dentro y fuera hablaban  bullshit entre ellos, había otro que aguzaba su oído entre Balaguer y Bosch, lo aprendió y lo ejerció.

Dividió, y venció….

Durante 12 años nos los está diciendo a todos y recogiendo milenarias épocas nos los dice como si fuera tan actual hoy como antes…

“Divide y Vencerás”